¿Por qué los mongoles-tártaros no convirtieron la antigua Rusia al islam?

Historia
GUEÓRGUI MANÁEV
Sorprendentemente, los mongoles comprendieron que algo así podría haber tenido consecuencias nefastas. Finalmente, la iglesia ortodoxa rusa incluso se benefició de la invasión mongola.

La invasión mongol-tártara de las tierras rusas que ocurrió en 1237-1241 fue una catástrofe total. Las fuerzas poco organizadas de los príncipes rusos no pudieron realmente oponerse al aguerrido ejército mongol-tártaro que había llegado desde el otro lado del mundo conocido.

Los invasores quemaron iglesias y monasterios rusos, al igual que quemaron ciudades y pueblos rusos. “Muchas iglesias sagradas fueron quemadas y los monasterios y [sus] aldeas fueron incendiados y se les quitaron sus propiedades”, dice la Crónica Rusa. “Los monjes y las monjas y el sacerdote fueron capturados y atravesados con espadas y algunos de ellos disparados con flechas y quemados vivos”. Para los mongoles-tártaros, era una táctica habitual de guerra total. En aquella época, la Horda de Oro era mayoritariamente pagana y dentro del territorio mongol-tártaro se profesaban diferentes religiones. Así que, en las tierras de la Rus, los mongoles no llevaron a cabo ninguna guerra religiosa.

Pronto, los mongoles se dieron cuenta de que era mejor evitar dañar las instituciones religiosas rusas, ya que los rusos tenían un gran respeto por su ortodoxia. En 1239, a los dos años de la invasión, cerca de Chernigov, “perdonaron a un obispo, lo llevaron a Glujov (una ciudad cercana - ed.) y lo dejaron ir”. Al finalizar la invasión, los mongoles tomaron un rumbo político para comunicarse con la iglesia ortodoxa rusa.

Medios para terminar la guerra

En 1259, cuando los mongoles-tártaros hicieron que las tierras de Nóvgorod y Pskov les pagaran tributos, perdonaron los impuestos a todo el clero y los monasterios ortodoxos de la región. Dos años después, en 1261, la Iglesia rusa envió un enviado permanente a la Horda de Oro.

En 1267, el metropolita Kiril II de Kiev viajó a la Horda de Oro para recibir un jarlig, un documento que probaba su autoridad como metropolita de la iglesia rusa. Lo recibió de manos de Mengu-Timur, que mantenía una estrecha correspondencia con Kiril II y era su ayudante político. Bajo la invasión mongola, los príncipes rusos, así como los metropolitanos, estaban obligados a recibir credenciales de jarlig.

Sin embargo, el metropolitano tenía aún más derechos que cualquiera de los príncipes: podía, por ejemplo, ponerse en contacto con Constantinopla sin consentimiento con la administración mongola. A finales del siglo XIII, la iglesia rusa recuperó todas sus tierras y aldeas de los mongoles. La iglesia rusa, por lo tanto, se convirtió en un poder casi autónomo y una estructura administrativa en las tierras rusas.

¿Quería el Jan Uzbeg convertir a la Rus'?

Tuda Mengu fue el Jan de la Horda de Oro en 1280-1287 y el primero en convertirse al islam. Los dos siguientes gobernantes todavía profesaban algunas creencias tradicionales. El Jan Öz Beg (Uzbeg) comenzó su reinado en 1313 y, en 1320, se convirtió al islam.

Dentro de la Horda de Oro, el Jan Uzbeg intentó hacer del islam la religión oficial (contra la oposición de la élite de la Horda). Pero aparentemente no tenía ninguna intención de convertir a los rusos al islam. Incluso hizo que su hermana Konchaka se casara con Yuri Danilovich de Moscú, un príncipe ruso. Posteriormente, Konchaka resultó muerta en una guerra entre Yuri y otro príncipe ruso, Mijaíl. Todos ellos fueron posteriormente ejecutados en la Horda por orden de Uzbeg. Mientras tanto, la iglesia rusa no sufrió ninguna pérdida.

En 1313, el metropolita Pedro de Kiev viajó a la Horda de Oro, donde fue recibido calurosa y respetuosamente y emitió un jarlig que confirmaba los privilegios de la iglesia ortodoxa, es decir, el hecho de que todos los impuestos y los tributos fueran recaudados por ella. Era obvio que para los rusos religiosos, incluida su élite principesca, la seguridad y el bienestar de su iglesia significaban mucho y, al parecer, el Jan Uzbeg lo entendía muy bien.

Irónicamente para los janes mongoles, fueron las ideas ortodoxas rusas las que inspiraron la lucha contra la invasión mongola. En Tver, en 1327, un alto funcionario mongol, Choljan, primo de Uzbeg, y sus guardias fueron atacados por “persecución de cristianos” y muchos otros tártaros mongoles, como comerciantes y jinetes, fueron asesinados en toda la ciudad de Tver. Corrió el rumor de que Choljan había llegado para convertir a los habitantes de Tver al islam, lo que enfureció aún más a la población.

Choljan fue finalmente quemado vivo, encerrado en un palacio. Los disturbios de Tver fueron ferozmente reprimidos por los tártaros mongoles, ayudados por el príncipe Iván Kalita de Moscú. Pero estos sucesos claramente antiislámicos y xenófobos de los disturbios de Tver hicieron replantearse finalmente al Jan Uzbeg su idea de convertir a los rusos al islam, si es que le quedaban ganas de ello.

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