Mientras que Moscú fue reconstruida muchas veces y sigue cambiando, el centro de la capital del norte es una joya que ha permanecido más o menos desde la época zarista. Los numerosos palacios de la ciudad se construyeron en los siglos XVIII y XIX, mientras que la calle principal, Nevski Prospekt, sigue teniendo casi el mismo aspecto que a principios del siglo XX. Los terraplenes de los ríos y canales evidencian la historia e incluso las “ligeras vallas de hierro fundido” elogiadas por Alexander Pushkin en el poema El jinete de bronce siguen siendo las mismas.
Esta ciudad, uno de los destinos turísticos más populares, es una perla de la ruta del Anillo de Oro. En realidad, toda la ruta se compone de ciudades antiguas con centros antiguos. Súzdal es una ciudad muy acogedora con verdadero espíritu ruso, pequeñas casas de madera, iglesias, monasterios y restaurantes que sirven cocina tradicional (a menudo con un pequeño giro moderno). Probablemente lo más extraño de esta ciudad sea una plaza de la época soviética y el monumento a Vladímir Lenin que se tuvo que erigir en todas partes de la URSS en el turbulento siglo XX.
Se trata de una ciudad antigua bastante grande situada lo largo de la Ruta Dorada que vivó una gran cantidad de acontecimientos históricos y que, en 2010, cumplió mil años desde su fundación. Todo el centro histórico de Yaroslavl es patrimonio de la UNESCO como ejemplo de la planificación urbana de Catalina la Grande. La organización del núcleo urbano se asemeja a un abanico, con una plaza semicircular y la Iglesia de Elías el Profeta, en el centro, y varias calles largas y rectas que parten como rayos de la plaza.
Esta ciudad de la región de Lípetsk fue fundada en 1146, un año antes que Moscú. Fue una rica ciudad mercantil con muchos edificios antiguos de ladrillo rojo. Esta pequeña ciudad de cuento de hadas no es ahora un importante centro económico, pero sigue siendo famosa por su producción de encajes y por sus nalichniki, bellamente decoradas, que rodean las ventanas de las casas de madera.
En los siglos XVI y XVII, la ciudad solía ser la ciudadela más oriental de Rusia. Construida como fortaleza para el desarrollo de Siberia, se consideraba la capital siberiana y fue un importante punto de comercio entre Asia y Moscú. El principal atractivo de la ciudad es el centro histórico y su kremlin. Construido en el siglo XVII, es el único kremlin de piedra de Siberia. Junto a él se encuentra una prisión a la que fueron exiliadas muchas personas en el siglo XIX.
Esta acogedora ciudad antigua, no muy lejos de Moscú, tiene muchos monasterios e iglesias, como muchas otras ciudades rusas. Pero, la verdadera perla de Kolomna es su espléndido kremlin de ladrillo rojo con enormes muros. No es un museo tranquilo, sino que está lleno de vida, como lo era en los tiempos de los comerciantes de la época zarista. Y todavía hay una tienda en funcionamiento con la antigua comida callejera rusa: el kalachi.
La actual capital de la república rusa de Tataristán fue conquistada por el zar ruso Iván el Terrible. Es una ciudad única, que mezcla los artefactos de la Edad Media rusa con los del mundo musulmán. En el interior del Kremlin de Kazán, la catedral ortodoxa de la Anunciación es vecina de la hermosa mezquita Kul Sharif, de nueva construcción, pero que revive a la legendaria mezquita destruida por los rusos en el siglo XVI.
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