1. Si recibes la nómina
Por regla general, el hombre soviético no tenía dinero extra. Esto estaba probablemente relacionado con el hecho de que en la economía de mercado actual había un gran número de analfabetos financieros: simplemente la gente no sabía cómo manejar el dinero. Así que si la gente recibía un sueldo o un bonus, muchos lo gastaban para emborracharse el mismo día... Sólo se vive una vez. (El resto se repartía entre deudas).
2. Viernes y sábado
La llegada del fin de semana es una excusa sagrada para beber. El viernes por la noche era el momento más concurrido, cuando había más cola en el puesto de cerveza. Con la sensación de haber cumplido con su deber, la gente podía tomar una copa sin ningún remordimiento y también sin preocuparte por la resaca; al fin y al cabo, ¡mañana es festivo!
3. Miércoles
No te lo esperabas, ¿verdad? Al miércoles se le sigue llamando el “miniviernes”, lo que significa que puedes “ensayar” la fiesta del viernes y animarte un poco, ya que el ánimo se ve afectado solo con pensar que aún tienes dos días por delante de trabajo En realidad, se podía encontrar una razón para beber no sólo cualquier día de la semana, sino también cualquier día del año. Incluso había tebeos llamados 365 razones para beber en los que se enumeraban las ocasiones “especiales” para cada día: el Día del Contable o el Día de la Bastilla.
4. El fin de la jornada laboral
“He tenido un día duro”: ¡qué esposa soviética no habrá escuchado eso! La frase significaba realmente “déjame en paz”. En la URSS, la gente tenía pocas opciones de entretenimiento después del trabajo, o no tenía suficiente dinero para estas. Así que para mucha gente sólo había una forma de relajarse después de un duro día en la fábrica: con una bebida, por ejemplo. Y muchos eran incluso comprensivos con esto.
5. Si te encuentras con un amigo
Beber solo no se consideraba apropiado; incluso los grandes bebedores decían: “¿Soy un alcohólico para beber solo? Pero si te encuentras con un amigo, sobre todo si es un encuentro casual y si no os habéis visto en mucho tiempo... Es otra ocasión sagrada. Además, los que se negaban a beber con un amigo -aunque fuera por una buena razón- podían incluso ser avergonzados. “¿No tienes respeto por mí?” - era la frase favorita de los borrachos soviéticos, inmortalizada en la obra del director soviético Leonid Gaidái Brilliántovaia Ruká (Brazo de diamante).
6. Si tienes un rublo en el bolsillo
“Beber una botella entre tres“ es una frase que conlleva toda una serie de códigos culturales e históricos. En primer lugar, reafirma que no se debe beber solo. En segundo lugar, remite a la campaña antialcohol de Nikita Jrushchov de los años 60. Antes era posible tomarse cien gramos de vodka y un bocadillo en un pub con el presupuesto de la ciudad. Tras las reformas, los establecimientos de hostelería dejaron de vender licores fuertes. Había que comprar una botella entera de vodka y, por supuesto, era imposible acabarla para un hombre solo. Por eso se buscaba a dos “compañeros de copas”, a veces incluso se invitaba a gente que acababas de conocer. Una botella de vodka costaba 2 rublos 87 kopeks, así que se ponía un rublo cada uno y se usaba el cambio para comprar algo sencillo para picar (queso fundido, por ejemplo). Se bebía la botella en jardines públicos, en bancos o en la puerta de la tienda donde se había adquirido. (Este hábito lo siguen manteniendo muchas personas hasta el día de hoy, a pesar de las prohibiciones gubernamentales de beber en lugares públicos).
7. Un viaje en el tren de cercanías
“Y bebió inmediatamente” es una frase del escritor experto en beber en los trenes de cercanías, Venedikt Yeroféiev que se ha convertido en un auténtico meme. Su obra posmoderna Moscú-Petushkí es una verdadera odisea de un héroe que viaja para ver a la mujer que ama y bebe con las personas que acababa de conocer. El tren era una forma cómoda de tomar algo: después del trabajo, hacía calor y había muchos compañeros para beber. En general, una botella de vodka podía “desaparecer” antes de que el tren se moviera.
8. El cumpleaños de un colega o familiar
En el trabajo podías empezar a brindar por la salud de un compañero desde la mañana. Los jefes a menudo hacían la vista gorda, ya que en la URSS no existía otro tipo de trabajo en equipo. A menudo había dinero para un regalo de cumpleaños y el cumpleañero podía gastarlo generosamente en bebidas para sus colegas. También era una costumbre beber para celebrar el cumpleaños o el nacimiento de un hijo.
Y en la familia servir una copa para un pariente era una ocasión sagrada. Los cumpleaños se solían celebrar en casa y no en cafeterías o restaurantes, por lo que era fácil tumbarse en el sofá y relajarse. Es más, un velatorio era muy parecido a una fiesta de cumpleaños. Todos se reunían alrededor de la mesa, bebían y picaban de la misma manera, pero sin brindar. Al final de la velada estaban igual de alegres, recordando divertidas anécdotas de los fallecidos.
9. Brindar por una nueva adquisición
Otra razón para beber era comprar algo nuevo, especialmente algo caro: un piso o un coche. Tenías que presumir y de alguna forma compartir tu felicidad con los demás (y justificar que tenías dinero extra para hacer esta compra, para que los demás no se ofendieran). Además, este “bautizo” se consideraba un buen augurio, un símbolo de que el objeto serviría durante mucho tiempo y que haría feliz al nuevo propietario.
10. El Año Nuevo y otras fiestas
Es difícil encontrar en una razón mejor para beber que las fiestas. El Día del Defensor de la Patria hay que brindar por la salud de los hombres que sirvieron en el ejército, y el 8 de marzo hay que brindar por las bellas damas. Pero la ocasión favorita para beber era la Nochevieja: la película soviética La ironía del destino, que sigue siendo una de las favoritas de los rusos, trata sobre las borracheras de ese día.