1. La Operación Kunar (19 de mayo - 12 de junio de 1985)
La provincia de Kunar, en el este de Afganistán, fue motivo de especial preocupación tanto para el gobierno del país como para el mando del Contingente Limitado de Fuerzas Soviéticas durante toda la guerra de Afganistán. Los destacamentos de muyahidines que operaban aquí, abastecidos activamente con armas y municiones de Estados Unidos y sus aliados a través del vecino Pakistán, suponían una amenaza para Kabul, situada a sólo cien kilómetros de distancia.
El ejército soviético realizaba regularmente operaciones en Kunar, pero no empleaba suficientes recursos para resolver el problema de forma concluyente. Una emboscada de los muyahidines el 21 de abril de 1985 en el desfiladero de Maravar provocó la muerte de 31 soldados de reconocimiento del 334º Destacamento de Fuerzas Especiales, y esto resultó ser la gota que colmó el vaso.
El 19 de mayo, tras un potente bombardeo de artillería, se envió una fuerza de asalto de 12.000 soldados a los valles de los ríos Kunar y Pech. Simultáneamente, tropas blindadas soviéticas y unidades de las fuerzas gubernamentales de la República Democrática de Afganistán, con una fuerza total de hasta 5.000 hombres, avanzaron en dirección a la ciudad de Asadabad. El enemigo tenía hasta 6.000 combatientes desplegados en la región, bajo el mando de Gulbuddin Hekmatyar.
Durante la Operación Kunar, los muyahidines, que normalmente actuaban como guerrilleros, intentaron utilizar tácticas completamente fuera de lo normal. En un intento de recuperar las posiciones perdidas, lanzaron un contraataque a lo largo de todo el frente a la manera de las unidades del ejército regular. Sin embargo, la ofensiva fue aplastada por la aviación y la artillería soviéticas.
Como resultado de los combates en la provincia de Kunar en mayo-junio de 1985, la agrupación Hekmatyar, que perdió unos 4.000 combatientes, se dispersó. Además, se capturaron más de 160 depósitos de municiones, 2,5 millones de cartuchos y un centro de entrenamiento, y se reabrió la importante carretera Jalalabad-Barikot, que estaría controlada por las fuerzas soviéticas hasta el inicio de la retirada del contingente soviético en 1988.
2. Operación Trampa (18-26 de agosto de 1986)
La gran “Agrupación Unida del Oeste” bajo el mando del comandante de campo Ismail Jan aumentó significativamente su fuerza en la provincia occidental afgana de Herat en 1986. Con el apoyo activo del vecino Irán, fue capaz de crear grandes problemas tanto al gobierno de la República Democrática de Afganistán como a las tropas soviéticas en la región.
El mando del 40º Ejército soviético decidió golpear al enemigo con ataques simultáneos en el verde valle de Herat y en las zonas montañosas de la frontera con Irán, donde los muyahidines tenían su bastión fortificado de Kokari-Sharshari.
Mientras que en las llanuras el enemigo se vio abrumado por el ataque repentino y se rindió rápidamente, en las montañas los paracaidistas soviéticos encontraron una feroz resistencia. El terreno estaba repleto de minas y fue completamente arrasado por los morteros y cañones sin retroceso de los muyahidines, cuyo fuego era dirigido con precisión desde el lado iraní. Para colmo, después de varios días de lucha, los paracaidistas se quedaron atascados a temperaturas de 50° C y sin provisiones de agua.
Sólo el 25 de agosto, con el apoyo de la artillería y la aviación, la infantería motorizada y las unidades aerotransportadas pudieron superar la resistencia enemiga y capturar la zona fortificada de Kokari-Sharshari. El propio Ismail Jan consiguió huir a Irán con una parte de sus combatientes.
Como resultado de la Operación Trampa, se destruyeron 26 depósitos de armas y municiones, 25 casas de barro fortificadas adaptadas para la defensa y 32 refugios en cuevas. Apareció una división en las filas de los muyahidines de Herat: Muchos comandantes de campo y sus destacamentos depusieron las armas y algunos se pasaron al bando del gobierno afgano.
3. Operación Magistral (23 de noviembre de 1987 - 10 de enero de 1988)
La situación en la ciudad de Jost, centro de la provincia del mismo nombre en el sureste del país, fue un dolor de cabeza para Kabul durante toda la guerra afgana. Salvo algunos breves intervalos, estuvo sitiada durante casi ocho años.
Como el ejército de República Democrática de Afganistán era incapaz de eliminar la amenaza del comandante de campo Jalaluddin Haqqani, que operaba allí, el mando soviético se embarcó en una de sus mayores operaciones durante todo el conflicto, conocida como Operación Magistral.
El objetivo principal de las tropas soviéticas y afganas era levantar el asedio de Jost, restablecer el control de la carretera a Gardez que salía de allí y aplastar la zona fortificada de los muyahidines de Javara (que en pastún significa “agujero del lobo”). Ya había sido destruida en abril de 1986, pero los muyahidines la restablecieron rápidamente con ayuda de Pakistán.
La operación Magistral comenzó con un barrido de las fuerzas especiales y las unidades militares de la República Democrática de Afganistán en el paso de Satukandav. Para descubrir las posiciones de tiro ocultas del enemigo se utilizó una ingeniosa treta, el llamado “despliegue de sacos de arena”: se lanzaron desde el aire sacos de arena sujetos a paracaídas. “Los guerrilleros se quedaron boquiabiertos cuando vieron el ‘lanzamiento de tropas’”, recordó el comandante del 40º Ejército, el general Borís Gromov. “Los prisioneros describieron más tarde lo sucedido. No sabían qué hacer. Durante un minuto, o minuto y medio, hubo un silencio absoluto. Y luego, cuando se dieron cuenta, parecieron enloquecer ante nuestro descarado ataque y respondieron con todas las armas. Esto era exactamente lo que queríamos. Nuestra artillería alcanzó todas las posiciones enemigas que fueron señaladas de esta manera. Y esto aseguró que pudiéramos romper el bloqueo...”
Entonces, verdaderos paracaidistas, junto con grupos de fuerzas especiales afganas, aterrizaron en los alrededores de Jost y comenzaron a avanzar para encontrarse con las tropas soviéticas que venían de Gardez. Como resultado, los muyahidines se vieron acorralados desde dos direcciones simultáneamente y se dispersaron. A principios de enero de 1988, los convoyes de alimentos se dirigieron por carretera a la ciudad hambrienta pero ahora aliviada. La destrucción de la base de Javara y la derrota de las fuerzas de Jalaluddin Haqqani frustraron los planes de los muyahidines de establecer un estado panislámico independiente en la provincia de Jost.
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