“El jueves, día del pescado” es una frase que muchos rusos conocen desde la infancia. En la URSS, el día del pescado se introdujo dos veces, y le costó ponerse de moda.
En 1932, el Comisario del Pueblo para los Suministros y futuro ministro de la Industria Alimentaria, Anastas Mikoián, estaba muy preocupado por la escasez de carne. La colectivización y los agresivos impuestos sobre los alimentos del campesinado habían provocado una crisis en la cría de cerdos, una reducción del ganado y, en última instancia, una hambruna masiva en 1930-33.
Control del pescado, 1931
Mijaíl Smódor/Kostromskáia starináEsto llevó a Mikoián a emitir una orden sobre la “introducción de un día de pescado en los establecimientos públicos de comida”. No tenía por qué ser el jueves, pero a partir de ese momento, las fábricas y otros comedores comenzaron a servir pescado un día a la semana en diversas formas: en filetes, croquetas, frito o en sopa. El pescado es rico en proteínas de fácil digestión, fósforo, yodo y muchas otras vitaminas y nutrientes beneficiosos.
"Es hora de que todo el mundo sepa lo sabroso y tierno que es el cangrejo en conserva".
ArchivoLa propaganda soviética se puso en marcha, anunciando los productos de pescado en todas partes, desde carteles exteriores hasta expositores. Apareció un eslogan popular que resonaba en todas las cantinas: “¡Siempre hay sitio en el menú para el pescado! Los platos de pescado hacen que las comidas sean más variadas”.
En los albores del Estado soviético, se creó la Dirección Principal de Pesca (conocida como Glavryba), dependiente del Comisariado del Pueblo para los Suministros. En 1939, se decidió asignar un lugar especial a la pesca y crear un Comisariado del Pueblo para la Pesca, que estaría dirigido por Polina Zhemchuzhina, esposa del ministro de Asuntos Exteriores, Viacheslav Mólotov.
Una de sus principales tareas era desarrollar la industria conservera. Por aquel entonces, la industria conservera era la única forma rápida de hacer llegar el pescado a todas las mesas del vasto imperio soviético. Saurio, salmón, espadín... gracias a los esfuerzos de Zhemchuzhina, aparecieron más de 50 tipos de conservas en abundancia en todas las tiendas.
Las amas de casa soviéticas idearon numerosas recetas que siguen siendo populares hoy en día, como los sándwiches con espadines y las ensaladas festivas, como el “arenque bajo un abrigo de piel” y la mimosa con salmón rosado.
Salmón, sevruga: conservas naturales.
ArchivoAdemás, hasta la muerte de Stalin, el caviar negro y rojo era muy barato y accesible. Criado activamente en el mar Caspio, era una de las principales exportaciones del país. Pero mientras que en la época zarista el caviar se consumía de buen grado, el pueblo soviético no lo entendía. Algunos carteles incluso exhortaban: “Oblíguese a comer caviar”.
“Oblíguese a comer caviar”.
ArchivoEn los años 50 surgió la producción masiva de conservas baratas y populares, como el “espadín en tomate”. Según la leyenda, el Secretario General Nikita Jrushchov dijo tras probarlo que era imposible imaginar un plato mejor. El “espadín en tomate” se convirtió en el favorito de estudiantes, excursionistas y bebedores que buscaban un sabroso tentempié.
En la década de 1960, la URSS decidió dominar la alta mar, convirtiéndose en una de las principales naciones pesqueras del océano. El pescado fresco era poco común, ya que sólo llegaba al consumidor en forma congelada, además de que nadie sabía cómo cocinarlo adecuadamente.
“El arenque es un aperitivo indispensable”.
ArchivoTras otra escasez de carne en 1976, el Comité Central del Partido Comunista decidió introducir un día específico para el pescado, fijando el jueves.
"Ahorrar tiempo: comprar productos de pescado".
ArchivoLa razón oficial aducida fue que el jueves sería el mejor día para la venta de pescado. Otra opinión sostiene que se eligió el jueves como un toque de atención a los creyentes ortodoxos, ya que sus días de ayuno son tradicionalmente el miércoles y el viernes (la doctrina oficial hacía todo lo posible por fomentar el ateísmo).
A los trabajadores no les gustaba este día: los platos de pescado en la cantina no solían ser sabrosos. Por ello, se creía que el día del pescado podía afectar negativamente a la productividad, por lo que se fijó más tarde en la semana.
Inspector de calidad en el taller de enlatado de la fábrica de pescado de Yamalo-Nenets, 1972.
Vladímir Voitenko/TASS“No soportaba los jueves. ¡El olor y la vista de ese pescado del comedor! Intentaba llevar un bocadillo de salchichas o simplemente me saltaba el almuerzo ese día”, recuerda el moscovita Serguéi acerca de su juventud a finales de los años 70.
Los rusos tenían muchos chistes sobre el día del pescado: por ejemplo, se decía que los jueves los burdeles nadaban con sirenas.
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