Los rusos más famosos que vivieron (y murieron) en América Latina

Lev Trotski saludando a Diego Rivera en México.

Lev Trotski saludando a Diego Rivera en México.

Getty Images
Por supuesto, Lev Trotski es uno de ellos, pero también te recordamos la historia de Juan Beliáieff, el héroe ruso de Paraguay, y la del muralista sóviético, Vlady, que huyó a Mexico.

Lev Trotski, asesinado en México

Durante la Guerra Civil, Lev Trotski (1879 - 1940), un histórico líder bolchevique y comandante talentoso que fundó el Ejército Rojo, se le llegó a considerar como el segundo hombre en el Partido (después de Vladímir Lenin).

Después de la muerte de Lenin en 1924, Stalin pretendía concentrar todo el poder en sus manos y por lo tanto decidió deshacerse de Trotski. En 1927, Trotski fue a su vez expulsado del Partido Comunista, y en 1929  exiliado de la URSS. El revolucionario se trasladó a México, después de que los países europeos le negaron la entrada.

Lev Trotski con su esposa Natalia Sedova junto al pintor mexicano Diego Rivera durante su estancia en México (1938).

En 1939 Stalin dio orden de matarlo, y al cabo de un año el agente soviético de origen español, Ramón Mercader, asesinó con un piolet a un Trotski de 60 años.

Pero antes de ser asesinado Trotski tuvo una relación con Frida Kahlo, a pesar de que llegó a México junto a su mujer, Natalia Sedova. Primero, llegaron a México como exiliados pero en 1937 Diego Rivera pidió a las autoridades mexicanas que se le permitiera a Trotski vivir en el país. El presidente mexicano puso la condición a Diego Rivera de que se encargase de encontrar un lugar seguro donde Trotski estuviera protegido. Frida Kahlo inmediatamente propuso su hogar, la “Casa Azul” en Coyoacán (México). Sin embargo, la paz tan deseada por el revolucionario ruso fue perturbada por la belleza y la atención de su anfitriona, Frida Kahlo.

Las cartas y los diarios de Kahlo y Trotski apuntan a que su relación empezó en noviembre de 1937, cuando, con motivo de su cumpleaños, Frida regaló al revolucionario su autorretrato, y éste lo colocó en su despacho.

En 1939 Diego Rivera se enteró del romance entre su invitado ruso y su mujer. Trotski se mudó a su casa en Churubusco, donde vivió tan solo un año. 

La tumba de Trotski en México.

Juan Beliáieff, el general ruso y héroe de Paraguay 

El general Iván Timoféievich Beliáiev (más conocido como Juan Beliáieff, 1875 - 1957) fue héroe de la Primera Guerra Mundial y oficial imperial ruso de la vieja escuela. Formaba parte del Ejército Blanco y cuando este perdió la guerra, en la década de 1920, Beliáieff junto con otros soldados y oficiales, zarparon de las costas de Rusia. Se mudó a Europa junto con su familia pero no se quedó allí. Decidió buscar un nuevo hogar en América Latina.

Juan Beliáieff ingresó en el servicio militar paraguayo en 1924 junto con otros 12 oficiales del Ejército Blanco. Se incorporó al Estado Mayor.

Beliáieff dirigió 13 expediciones al Gran Chaco, una vasta área en el oeste de Paraguay poblada por indígenas macás. Fascinado por los indios desde su infancia, estableció estrechos lazos con ellos, ayudándolos con suministros y ropa, estudiando su antigua cultura, abriendo escuelas e incluso teatros.

Beliáieff consideró a Paraguay como su segundo hogar y, junto con muchos oficiales rusos, lo apoyó gustosamente en la guerra del Chaco de 1932-1935, cuando la vecina Bolivia atacó a Paraguay. Herido e infectado por el paludismo, Beliáieff pudo haber muerto una docena de veces, pero sobrevivió y su equipo, aunque superado en número, prevaleció, con la ayuda de los macás, que le eran leales.

Nunca regresó a Rusia y vivió en Paraguay el resto de su larga vida. Cuando murió los macás transportaron su cuerpo a su zona y lo colocaron en un mausoleo, adorando al espíritu del “Padre Blanco” (así lo llamaron) como una deidad. 

Vlady, el muralista soviético en México

Vladímir Kibálchich, conocido en México como Vlady, nació en Petrogrado (actualmente San Petersburgo) en 1920. Su padre fue un escritor revolucionario, que colaboraba activamente con los comunistas y escribía exclusivamente en francés firmando sus obras como Víctor Serge. El pequeño Vladímir, inspirado por su padre, desde pequeño se interesó por las ideas revolucionarias. 

La familia fue perseguida por autoridades y desterrada a Orenburgo, pero gracias al apoyo de sus amigos de Europa finalmente, en 1936, consiguieron salir de la URSS. 

Al escapar de la URSS, la familia intento quedarse en Europa. Primero, los Kibálchich llegaron a Bélgica y después a Francia. El pequeño Vlady dibujaba desde pequeño, y en Europa empezó a dar clases de arte en los talleres de los famosos pintores y escultores franceses de la época. Sin embargo, ante la expansión de las tropas de Hitler, en 1940 la familia se fue de Europa en busca del refugio al otro lado del Atlántico.

Vlady en su jardín en Cuernavaca.

Después de pasar largos meses en los países caribeños, Vlady y su padre por fin se asentaron en México. Al llegar allí, se quedó impresionado por el muralismo revolucionario y, sobre todo, por la figura de Diego Rivera

El nombre de Vlady se hizo conocido cuando el gobierno mexicano adquirió una serie de sus obras dedicadas a Lev Trotski. Los enormes cuadros Casa, Momento, Magiografía del bolchevismo y otros se conservaban en la casa-museo de Trotski en México, pero más tarde pasaron a formar parte del Museo de arte moderno de México. 

Sin embargo, en los años 50 Vlady se puso a la cabeza de una nueva generación de artistas que se hicieron conocer como “la generación de la ruptura” y se opusieron al “realismo socialista” de los muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y Siqueiros. El pintor ruso destacó especialmente por un fresco de más de 2000 metros cuadrados que creó en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, obra monumental de la historia de las revoluciones

'Las Revoluciones'. Mural de Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada en México.

Vlady murió en julio de 2005, en México. Además de los murales, dejó más de 4000 pinturas, unos 15.000 dibujos y 7.000 grabados.

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