Las Revoluciones. Mural de Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada en México.
WikipediaVladímir Kibálchich, conocido en México como Vlady, nació en Petrogrado (actualmente San Petersburgo) en 1920. Su padre fue un escritor revolucionario, que colaboraba activamente con los comunistas y escribía exclusivamente en francés firmando sus obras como Víctor Serge. El pequeño Vladímir, inspirado por su padre, desde pequeño se interesó por las ideas revolucionarias. Sin embargo, su adolescencia no fue nada sencilla.
Cuando Vlady tenía solo 14 años, su padre fue acusado de pertenecer a la “oposición de izquierda” (una fracción informal dentro del Partido Comunista de la URSS encabezada por León Trotsky) y exiliado junto con su hijo a Orenburgo (a 1.500 km de Moscú). Allí pasaron dos años. La madre, al no aguantar la persecución de la familia, enfermó gravemente y se quedó en Petrogrado.
Los compañeros de Víctor Serge en Europa hacían un gran esfuerzo para sacar a su amigo de la URSS. En 1935 en el Congreso de escritores en defensa de la cultura que se celebró en París, muchos se manifestaron a favor de la salida de los Kibálchich de la URSS. El escritor france´s Romain Rolland habló en su defensa durante su histórico encuentro con Stalin. Finalmente, en 1936 la familia Kibálchich consiguió salir de la URSS.
Primero, los Kibálchich llegaron a Bélgica y después a Francia. El pequeño Vlady dibujaba desde pequeño, y en Europa empezó a dar clases de arte en los talleres de los famosos pintores y escultores franceses de la época. Sin embargo, viendo la expansión de las tropas de Hitler, en 1940 la familia Kibálchich se fue de Europa en busca del refugio al otro lado del Atlántico. Después de pasar largos meses en los países caribeños, Vlady y su padre por fin se asentaron en México.
A partir de 1945 Vlady empezó a participar en diferentes exposiciones tanto individuales, como colectivas. Sus obras reunían elementos de tres culturas: la europea, la rusa y la latinoamericana.
Vlady, que había estudiado el arte en Europa durante dos décadas y trabajó en Holanda, Bélgica, España, Italia, Francia y otros países, al llegar a México, se quedó impresionado por el muralismo revolucionario y, sobre todo, por la figura de Diego Rivera.
El nombre de Vlady se hizo conocido cuando el gobierno mexicano adquirió una serie de sus obras dedicadas a León Trotsky. Los enormes cuadros Casa, Momento, Magiografía del bolchevismo y otros se conservaban en la casa-museo de Trotsky en México, pero más tarde pasaron a formar parte del Museo de arte moderno de México.
Sin embargo, en los años 50 Vlady se puso a la cabeza de una nueva generación de artistas que se hicieron conocer como “la generación de la ruptura” y se opusieron al “realismo socialista” de los muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y Siqueiros. El pintor ruso se destacó especialmente con un fresco de más de 2000 metros cuadrados que creó en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, obra monumental de la historia de las revoluciones.
Las Revoluciones. Mural de Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada en México. / Wikipedia
El mural Las Revoluciones de la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada del Ministerio de Finanzas fue encargado a Vlady por el presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez en 1971. Vlady trabajó en esta obra de 1972 a 1982. La mayoría de los frescos han sido pintados directamente sobre la pared, empleando la piedra como elemento pictórico. En los arcos de las puertas se han colocado varios lienzos gigantes. Los murales de Vlady fueron inaugurados en 1982 por el presidente José López Portillo.
Vlady también se hizo conocer en Nicaragua, cuando en 1985 el muralista canadiense-mexicano Arnold Belkin, le retó a que pintara un fresco en este país centroamericano.
Dicen que cuando Vlady llegó a Nicaragua, el ministro de Cultura, Ernesto Cardenal, le preguntó qué es lo que iba a pintar. Según algunos testimonios, Vlady le respondió: “Qué bueno que me preguntas, Ernesto. Porque te prometo que no tengo la menor intención de pintar o lisonjear al sandinismo. No voy a pintar la revolución nicaragüense, ni la de otro pueblo, cualquiera sea. Haré un trabajo sincero, pero un panfleto nunca.”
Fue así como en 1987 pintó la obra El Arte es Herejía que adorna la entrada principal del Palacio Nacional de la Cultura en Managua.
Vlady murió en julio de 2005, en México. Además de las murallas, dejó más de 4000 pinturas, unos 15.000 dibujos y 7.000 grabados.
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