1. Intervención estadounidense en Rusia (1918-1920)
Como otras naciones aliadas, Estados Unidos envió tropas a la Rusia devastada por la guerra civil para apoyar a las fuerzas blancas antibolcheviques. El objetivo no reconocido detrás de esto era aprovechar la debilidad de Rusia y ampliar la influencia de Estados Unidos en su territorio.
En septiembre de 1918, más de 5.000 soldados estadounidenses desembarcaron en el puerto de Arcángel, en el norte de Rusia. Esta operación, conocida como la Expedición Oso Polar, se cobró la vida de más de 200 soldados de EE UU, que perecieron durante los enfrentamientos contra los bolcheviques o murieron congelados en el duro invierno de 1919.
Los soldados estadounidenses que operaban en el Lejano Oriente ruso y Siberia tenían objetivos completamente diferentes a los de sus camaradas en Arcángel. Una fuerza expedicionaria “siberiana” de 9.000 efectivos fue enviada allí para evitar la creciente influencia del Imperio del Japón en la región. Al tomar parte del ferrocarril transiberiano bajo su control, los estadounidenses perdieron la prisa por apoyar a los blancos en su lucha contra los rojos.
Por el contrario, hicieron la vista gorda ante la proliferación de unidades comunistas partisanas en el Lejano Oriente ruso, pues estas luchaban contra las tropas japonesas y el líder del movimiento blanco, atamán Grigori Semiónov, apoyado por Japón.
Con el colapso del movimiento de los blancos en Rusia, la intervención de los aliados en Rusia terminó. En marzo de 1920, no quedaban soldados estadounidenses en el país.
2. Batalla aérea sobre Niš (1944)
Esta batalla, de haberse hecho pública, habría sido música para los oídos de los nazis. El 7 de noviembre de 1944, un grupo de cazas P-38 Lightning de EE UU atacaron una columna de tropas soviéticas cerca de la ciudad de Niš en Yugoslavia, matando a 27 personas, entre ellas un general.
Los soldados empezaron a correr, agitando sus manos y banderas rojas, tratando desesperadamente de mostrar a los pilotos que cometían un error. Como los estadounidenses no se dieron cuenta de que estaba disparando a sus aliados, las unidades de defensa antiaérea soviéticas y su aviación se vieron obligados a responder.
Como resultado de la llamada batalla aérea sobre Niš, los soviéticos perdieron cuatro cazas Yak, mientras que tres P-38 fueron derribados. Sólo cuando el capitán Koldunov, arriesgándose a ser derribado, se acercó de cerca al avión líder americano y le hizo visibles las escarapelas de su aeronave, los estadounidenses identificaron a sus oponentes.
Tras una investigación en profundidad, los dos países decidieron ocultar el incidente para no hacer un regalo a la maquinaria propagandística de Hitler, justo en el momento en el que la victoria aliada se vislumbraba en el horizonte.
3. Guerra de Corea (1950-1953)
A principios de la década de 1950, la península de Corea se convirtió en un campo de entrenamiento para los primeros duelos aéreos entre aviones de caza. El papel clave fue desempeñado por pilotos soviéticos y estadounidenses.
La Unión Soviética envió a su 64º Cuerpo de Aviación de Caza a luchar (extraoficialmente) por Corea en octubre de 1950, cuando el avance de las tropas surcoreanas y de la ONU había llevado a Corea del Norte al borde del colapso. Se trataba de pilotos soviéticos a los mandos de aviones MiG-15, además de cientos de miles de “voluntarios” chinos que ayudaban a los norcoreanos a contraatacar con éxito.
Los pilotos soviéticos Nikolái Sutiaguin, con 22 victorias aéreas, y Evgueni Pepeliáiev, con 19, se convirtieron en los mejores ases de la guerra de Corea. Los mejores pilotos estadounidenses en el conflicto fueron Joseph C. McConnell (16 victorias) y James Jabara, a quien se atribuyen los 15 aviones enemigos derribados.
La guerra de Corea también es conocida por un episodio en el que la Fuerza Aérea de Estados Unidos bombardeó territorio soviético. El 8 de octubre de 1950, dos aviones de combate americanos Lockheed P-80 Shooting Star atacaron el aeródromo de Sujaia Rechka en el Lejano Oriente, confundiéndolo con uno de Corea del Norte.
El ataque estadounidense causó daños a seis cazas soviéticos en el suelo y uno de ellos se quemó hasta quedar carbonizado. Irónicamente, los aviones estadounidenses atacaban a los aviones de combate Bell P-63 Kingcobra de origen norteamericano, pues habían sido entregados a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial como parte del acuerdo de préstamo y arriendo entre los dos países.
Cuando la Unión Soviética presentó una queja ante la ONU sobre el incidente, el presidente estadounidense, Harry Truman, admitió su culpabilidad y declaró que el ataque al territorio de la Unión Soviética fue “el resultado de un error de navegación y de un cálculo deficiente”.
4. Proyecto Dark Gene (1973)
En la actualidad, resulta difícil creer que hubo un tiempo en que Estados Unidos e Irán eran amigos y aliados cercanos. En la década de 1960 y 1970, llevaron a cabo operaciones conjuntas de reconocimiento aéreo en las regiones meridionales de la URSS.
Durante la operación, denominada Proyecto Dark Gene, pilotos estadounidenses e iraníes en aparatos del país persa cruzaron regularmente la frontera soviética para detectar agujeros en las defensas antiaéreas locales y para comprobar la eficacia de la reacción de los interceptores soviéticos ante los intrusos.
El 23 de noviembre de 1973, un MiG-21SM pilotado por Guennadi Yeliséiev fue enviado para interceptar un F-4 Phantom II iraní, que había violado la frontera soviética en la llanura de Mugan. Después de que todos los misiles no alcanzasen su objetivo, Yeliséiev golpeó la cola del Phantom con el ala de su propio avión.
El primer choque aéreo a reacción de la historia provocó el choque del F-4, con sus pilotos, el mayor iraní Shokouhnia y el coronel de la USAF John Saunders, que se catapultaron y fueron capturados. En cuanto a Yeliséiev, corrió peor suerte: su MiG chocó contra una montaña, muriendo instantáneamente.
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