¿Cómo destruyen Rusia y EE UU su arsenal nuclear?

Misil ruso Topol-M.

Misil ruso Topol-M.

AP
Rusos y estadounidenses vigilan la evolución del arsenal nuclear del otro y llevan un meticuloso recuento las ojivas.

Según el START III, que entró en vigor en 2011, ni Rusia ni EE UU pueden tener más de 1.550 ojivas nucleares y 700 armas nucleares hasta 2021.

Dicho esto, ambas partes actualizan constantemente su arsenal nuclear, lo que también implica el desmantelamiento del armamento obsoleto. Por ejemplo, en 2018 Rusia desarrolló el misil balístico intercontinental Sarmat, capaz de alcanzar objetivos a una distancia de 17.000 km. Por su parte, EE UU está elaborando un programa para modernizar y actualizar sus fuerzas nucleares y en líneas generales está satisfecho con los misiles que ya tiene, al menos por el momento.

¿Cómo se deshacen de los misiles y cómo se controlan mutuamente?

Equipos de expertos visitan las bases donde se encuentran los monstruos atómicos y se les permite revisar lo que ellos elijan.

“La comisión va a una base militar, retira los carenados de un misil intercontinental e inspecciona el número de ojivas nucleares que contiene. En un solo misil puede haber hasta ocho”, dijo a Russia Beyond Alexéi Arbátov, director del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales.

El experto habló de cómo se controla el número de misiles en los submarinos estadounidenses Trident. La Armada de EE UU cuenta actualmente con 14 submarinos de esta clase, en los que se instalaron 24 misiles antes del START III. Cada uno tiene ocho ojivas nucleares, de modo que hay 192 bombas nucleares en cada submarino. Después de la firma del tratado de reducción de armas ofensivas, los estadounidenses retiraron manualmente una serie de ojivas de los misiles, reduciendo el total de cada una a tres.

“Esto es fácilmente verificable en el lugar. La comisión selecciona un submarino, retira un misil y lo envía a la sala de reparaciones, donde se retira el carenado de la última etapa del misil (las propias ojivas están cubiertas para no revelar su diseño), y el inspector cuenta el número de explosivos nucleares en cada misil”, explica Arbátov.

La situación es algo diferente con los bombarderos nucleares. Algunos siguen en servicio, pero con fines no nucleares. Esto implica retirar las torres para grandes y pesados misiles de crucero, así como los equipos para armas nucleares. Después de estos procedimientos la aeronave es desmantelada del servicio nuclear y pasa al convencional.

Las ojivas se envían directamente a una instalación de almacenamiento, donde se tratan como es debido. No existen procedimientos con respecto a las ojivas ni a las cargas nucleares; solo se desmantelan las etapas de los misiles y los lanzadores.

“Rusia y EE UU intercambian informes sobre el progreso del reciclaje y la eliminación de misiles nucleares. Esto incluye la ubicación de cada uno de los misiles, la ubicación exacta de la estación de reciclaje y las fechas de eliminación. Es más, todo el proceso es rastreado vía satélite”, explicó el analista militar de TASS, Víktor Litovkin, a Russia Beyond.

Cada paso es fotografiado y filmado, dice. Estos datos son suficientes para decodificar con precisión qué tipo de objeto es así como para obtener su especificación táctica y técnica completa.

En las instalaciones de reciclaje los misiles son partidos en pedazos y colocados en frente a la planta. “Es importante mostrar fragmentos de misiles al otro lado”.

Pero para las ojivas nucleares que se retiran de un misil antes de su desmantelamiento, la situación es más complicada.

El arte de la destrucción

Algunas ojivas y misiles se destruyen de la manera más sencilla posible, lanzándolas sin ojivas nucleares en su interior.

Si esto no puede hacerse (porque la electrónica o el motor no funcionan, por ejemplo), los misiles se desmantelan en instalaciones especiales, donde se reducen a chatarra para que los escombros no se puedan utilizar para construir nuevos misiles. Al mismo tiempo, el mecanismo de lanzamiento en su interior se comprime, se corta y se funde.

Así concluye la parte más sencilla (en términos relativos) de la operación.

En la etapa final el arma nuclear se entierra, ya que no se ha encontrado todavía una solución más eficaz al problema. Las ojivas nucleares se fabrican a partir del combustible gastado de los reactores nucleares. La tarea principal de los trabajadores industriales es garantizar la seguridad radiológica en todas las fases de la manipulación de los materiales. Para ello Rusia y EE UU han creado unas cápsulas herméticas especiales que evitan que los residuos nucleares entren en contacto con el mundo exterior.

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