1. Desembarco en la costa sueca (1719)
En 1719, el resultado de la Gran Guerra del Norte era claro tanto para Suecia como para Rusia. La única cuestión pendiente era cuántos territorios perderían los suecos. Viendo que la comandancia sueca era reacia a concluir la paz, los líderes rusos decidieron hacer un ataque final que sirviese como “motivación”.
Más de 26.000 soldados rusos a bordo de 132 galeras, 21 buques de guerra y 100 embarcaciones desembarcaron en el territorio continental sueco y en las islas cercanas a Estocolmo y comenzaron a saquear el territorio. Las tropas no planeaban atacar la capital enemiga. También se le ordenó no matar a la población local ni quemar iglesias. El plan no era desatar la ira entre los suecos, sino forzarlos a concluir una paz.
Debido a un contraataque de la flota sueca, los grupos de desembarco rusos se vieron obligados a retirarse. A pesar de esto, lograron saquear y quemar 8 ciudades, 140 haciendas, 21 talleres, 1.363 asentamientos, 21 molinos y 26 almacenes militares.
Los desembarcos de las tropas continuaron en 1720 y en 1721, hasta que Suecia se rindió finalmente.
2. Operación de desembarco aéreo en Kerch-Feodosia (1941)
Aunque la mayoría de las operaciones militares y contraataques soviéticos de 1941 acabaron en desastres catastróficos, la operación de Kerch-Feodosia fue una excepción. Al menos, al principio.
A finales de 1941, toda la península de Crimea, a excepción de la asediada Sebastopol, fue ocupada por la Wehrmacht. Para recuperar el control sobre el territorio perdido, el 26 de diciembre el Ejército Rojo lanzó importantes operaciones de desembarco en diferentes partes de la región oriental de Crimea: la península de Kerch.
En Kerch, los soldados saltaban de la lancha de desembarco directamente al agua fría invernal y se movían por la orilla totalmente empapados. Esto provocó enormes bajas debido a la congelación. La fuerte helada de los días siguientes congeló el estrecho de Kerch y permitió que otras tropas, incluso tanques ligeros, avanzasen sobre las aguas heladas.
En menos de una semana el Ejército Rojo aplastó la resistencia enemiga y liberó toda la península de Kerch. Perdió más de 40.000 hombres, mientras que las bajas alemanas se estiman en 10.000.
A pesar del éxito del desembarco, las tropas soviéticas perdieron la iniciativa y en mayo de 1942 fueron expulsadas de nuevo de la península de Kerch. El 4 de julio del mismo año, Sebastopol se rindió y toda Crimea cayó en manos alemanas.
3. Operación aerotransportada Viazma (1942)
Después de la exitosa contraofensiva del Ejército Rojo cerca de Moscú en diciembre de 1941, el ataque alemán a la capital soviética, apodado Operación Tifón, se vino abajo. El enemigo fue empujado hacia el oeste entre 145 y 400 kilómetros.
El mando soviético decidió que había llegado el momento de tomar la iniciativa en la guerra. En enero de 1942 se lanzó una ofensiva generalizada contra el Grupo Central del Ejército Alemán, y los despliegues aerotransportados iban a ser una parte importante de la misma.
En enero-febrero de 1942, varios grupos de tropas aerotransportadas aterrizaron en la retaguardia enemiga cerca de Viazma. En total, más de 10.000 soldados soviéticos, armados con 320 morteros, 541 ametralladoras y 300 rifles antitanque, lucharon contra la Wehrmacht tras las líneas enemigas. Cortando las líneas de suministro alemanas y atacándolas por la espalda, se suponía que los grupos de desembarco se moverían en dirección hacia las tropas soviéticas en avanzada.
Sin embargo, la operación no salió como estaba previsto. La mayor ofensiva soviética se debilitó y el Ejército Rojo sufrió grandes pérdidas. En lugar de varios días, las tropas aerotransportadas quedaron atrapadas en la retaguardia enemiga durante casi cinco meses. Allí fueron reforzados por el 1er Cuerpo de Caballería de la Guardia, que se abrió paso a través de las posiciones enemigas.
Estas fuerzas conjuntas cruzaron el territorio ocupado por el enemigo a lo largo de más de 500 kilómetros, evitando los cercos, defendiendo y contraatacando, organizando misiones de saboteadores y emboscadas. Cinco divisiones alemanas se vieron inmovilizadas por sus acciones.
Antes de que los paracaidistas y los jinetes pudieran reunirse con las principales tropas soviéticas en junio, habían matado a más de 15.000 soldados enemigos.
4. Operación Danubio (1968)
En 1968 uno de los miembros clave del Bloque Soviético, Checoslovaquia, decidió tomar su propio camino. Un período de democratización y liberalización en el país, iniciado por el gobierno de Alexander Dubček y ampliamente conocido como la Primavera de Praga, amenazó con desgajar por completo al país de la esfera de influencia soviética.
No había ninguna posibilidad de que la URSS tolerara esto. Junto con otros aliados del Pacto de Varsovia, los soviéticos lanzaron la Operación Danubio: una invasión militar del país para cambiar el régimen a uno que se adaptase mejor a las demandas de Moscú.
A las 2 de la madrugada del 21 de agosto, un An-12 “civil” solicitó permiso para aterrizar en el aeropuerto de Praga Ruzyně (hoy conocido como Aeropuerto Václav Havel) debido a un fallo técnico. Después del aterrizaje, cientos de soldados salieron corriendo del avión. Eran paracaidistas de la 7ª División Aerotransportada de la 7ª Guardia Soviética.
Rápidamente tomaron el aeropuerto bajo control y aseguraron el aterrizaje de innumerables aviones con otras tropas y equipos de innumerables aviones, llegando a Praga cada minuto. Simultáneamente, importantes columnas de tropas del Pacto de Varsovia entraron en Checoslovaquia desde diferentes direcciones. Más de medio millón de soldados participaron en la operación.
Además de Ruzyně, las tropas aerotransportadas aterrizaron en otros aeropuertos clave de todo el país. Así, en Brno saltaron de los aviones de aterrizaje antes de detenerse por completo. Los paracaidistas llevaban nuevos cascos de color azul, recientemente adoptados por las Tropas Aerotransportadas Soviéticas, lo que llevó a los lugareños a confundirlos inicialmente con las tropas de la OTAN.
A las 4:30 de la madrugada, paracaidistas soviéticos atacaron edificios del gobierno, hicieron a Dubček y sus ministros prisioneros y los detuvieron durante varias horas antes de entregarlos al KGB. La Primavera de Praga fue totalmente aplastada.
5. Operación Trampa (1986)
Este fue uno de los mayores éxitos soviéticos durante la guerra de Afganistán. Como resultado de la Operación Trampa, las tropas soviéticas capturaron una importante base fortificada de suministros muyahidines en Kokari-Sharshari, en la frontera con Irán.
Sin embargo, no empezó tan bien como terminó. El 18 de agosto de 1986, los soldados del 345º Regimiento Aerotransportado Independiente de la Guardia planearon un aterrizaje encubierto en alturas dominantes no muy lejos de la base muyahidín. Pero, como tantas veces durante esa guerra, los muyahidines eran perfectamente conscientes de la hora y el lugar del desembarco.
Los paracaidistas se vieron obligados a aterrizar desde helicópteros bajo fuerte fuego enemigos, sufriendo un gran número de bajas, especialmente de morteros enemigos. Los helicópteros Mi-8 trabajaron incesantemente para evacuar a los heridos y llevar refuerzos al campo de batalla.
Después de que finalmente superaron la resistencia, los paracaidistas aseguraron el desembarco de las tropas principales y rápidamente marcharon hacia la base enemiga, bloqueándola desde diferentes direcciones.
Con el apoyo de ataques aéreos de Su-25 y fuego de artillería, el 25 de agosto las tropas soviéticas tomaron la base, capturando 26 depósitos de municiones, 25 casas fortificadas y 32 refugios en cuevas. El clave “Grupo Unido Occidental” de los guerrilleros fue eliminado en el proceso, aunque su líder, Ismail Jan, uno de los comandantes afganos más importantes, logró huir al vecino Irán.
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