La batalla de Kulikovo, de importancia mayúscula en la historia de Rusia, tuvo lugar el 8 de septiembre de 1380 y enfrentó a las fuerzas rusas contra los tártaros y mongoles de la Horda de Oro.
En la actualidad, el campo de Kulikovo, a 300 km de Moscú, alberga un complejo museístico que incluye una columna de 28 metros de altura en la Colina Roja y una iglesia conmemorativa en honor de Sergio de Rádonezh. Allí se puede visitar el Museo del Campo de Kulikovo.
Además, hay una iglesia de piedra en el cercano asentamiento de Monastírshchino donde, según una leyenda, los soldados rusos caídos fueron enterrados después de la batalla.
Situados en pleno centro de la ciudad de Moscú, estas impresionantes instalaciones permiten al visitante sentir la guerra casi en persona. Pasando por las salas, verás casas vacías en llamas, oirás gritos de los invasores franceses, soldados que arrastran su botín, voces alarmadas de los ciudadanos, el ruido de los caballos…
En la actualidad el museo está cerrado debido a los trabajos de renovación, abrirá a finales de 2019.
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Se trata de uno de los complejos histórico-militares más famosos de Moscú. En él puedes ver armas raras del Ejército Imperial Ruso y del Ejército de Napoleón, armaduras de la antigua Rusia, espadas kazajas, sables de Alejandro II y mucho más.
Primer museo del país dedicado por entero a la Primera Guerra Mundial, se encuentra en Tsárskoe Seló, no muy lejos de San Petersburgo. Sus fondos incluyen gran cantidad de uniformes militares, fotografías, armas, objetos de uso militar y todo tipo de documentos.
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Si alguna vez visitas el Lejano Oriente de Rusia, no te puedes perder este museo, situado en Jabárovsk. Está dedicado a una batalla clave de la guerra civil, cuando un ejército de la prosoviética República del Lejano Oriente aplastó al opositor Ejército Blanco en febrero de 1921. Esta victoria abrió el camino para que los rojos tomaran Jabárovsk y Vladivostok, y contribuyó en gran medida a la derrota final del Movimiento Blanco en el Lejano Oriente.
El parque abarca en su territorio un enorme complejo conmemorativo que consta de 300 muestras de vehículos de combate y artillería pesada de la URSS y sus aliados, así como de la Alemania nazi y otros miembros del Eje. El T-34, que fue el tanque más importante de la Segunda Guerra Mundial, cazas de combate, cañones, obuses, antiaéreos… Todas estas piezas están “dispersas” en la colina Poklónnaia (Poklónnaia gorá), y distancias nada desdeñables entre sí. Para ver la exposición es necesario caminar por lo menos 8 km. Si te cansas rápido andando, hazte con una bicicleta o un scooter.
Situado en Volgogrado, estádedicado a la famosa batalla en la que el Ejército Rojo dio el primer paso decisivo para hacerse con la iniciativa en la guerra. El enorme complejo incluye el monumento “A los héroes de la batalla de Stalingrado”, así como varios museos temáticos incluyendo uno panorámico en 3D.
El museo panorámico 3D más reciente de Rusia, fue inaugurado en enero de 2018 y está dedicado a la Operación Ískra (Chispa), que rompió el asedio de Leningrado.
El panorama, situado en el distrito peterburgués de Kirovski, muestra un momento clave de esta operación, cuando el 18 de enero de 1943, la 123ª y la 372ª División de Fusileros rompieron las defensas alemanas y se unieron cerca de la ciudad de Shlisselburg. Este es el día en que el sitio de Leningrado fue oficialmente levantado.
Los visitantes pueden entrar en las trincheras, ver tanques, equipo militar y docenas de réplicas de soldados.
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El museo más visitado de Bélgorod (en el sureste de Rusia) sin duda, es este. Alberga el diorama más grande de Rusia, centrado en la batalla de tanques que tuvo lugar en el pueblo de Prójorov. El enorme lienzo sin costuras, dedicado al ya citado punto de inflexión de la batalla de Kursk, tiene una superficie de 1.005 metros cuadrados. En la misma sala hay un plano, en relieve, que muestra la situación de las fuerzas enfrentadas en el día de la batalla.
Ubicado en Moscú, te ayudará a conocer más de cerca el conflicto que enfrentó a la URSS y a EE UU durante casi medio siglo. Situado a más de 65 m de profundidad, ocupa un espacio de 7.000 metros cuadrados.
La construcción de la base secreta de submarinos de Balaklava, en Crimea, comenzó en 1957, cuando la Guerra Fría entre la URSS y Estados Unidos estaba en todo su apogeo. Hoy en día, la impresionante base está abierta a aquellos que desean visitar y explorar esta instalación secreta soviética.
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