Primeras lecciones duras
Llevado al Imperio Ruso por los británicos a finales del siglo XIX, el fútbol se extendió gradualmente por todo el país. A principios del siglo XX, se establecieron varias ligas de fútbol, con las más fuertes en San Petersburgo y Moscú.
Los primeros partidos internacionales no oficiales en los que participaron equipos rusos se celebraron a principios de la década de 1910. Los equipos, formados por los mejores jugadores de San Petersburgo y Moscú, compitieron contra el "Slavia" de Praga, que jugaba bajo el nombre de "Corintios". Era una práctica común en aquellos días que los clubes adoptaran nombres diferentes a los suyos durante las giras no oficiales.
Los checos fueron derrotados dos veces: 5-4 en San Petersburgo y 1-0 en Moscú. Desafortunadamente, estas fueron las últimas victorias internacionales en la historia del fútbol prerrevolucionario ruso.
La euforia inicial se convirtió en una ducha de agua fría al año siguiente, cuando los jugadores ingleses visitaron San Petersburgo. Los "padres del fútbol", que jugaban bajo el nombre de "Vagabundos Ingleses", aplastaron por completo al equipo de San Petersburgo en tres partidos con un marcador agregado de 32-0 (14-0, 7-0 y 11-0).
¿Dos selecciones nacionales en lugar de una?
En 1912, Rusia se preparaba para los Juegos Olímpicos de Suecia. La pregunta principal era quién representaría a la selección nacional de fútbol del Imperio Ruso. Dejando a un lado todas las ligas rurales, San Petersburgo y Moscú decidieron entre ellos qué jugadores irían a Suecia.
Las tensiones fueron de tal grado que la Unión Rusa de Fútbol hizo un llamamiento a la FIFA para que permitiera la participación de dos selecciones rusas en la competición. Sin embargo, la solicitud fue rechazada.
El conflicto entre Moscú y San Petersburgo tuvo que ser resuelto en un partido, que se celebró el 13 de marzo de 1921, un mes antes del comienzo de los Juegos Olímpicos. Ninguno de los dos equipos podía tolerar la derrota, y el partido terminó 2-2. Al final, se acordó que el equipo nacional del Imperio Ruso estaría formado por jugadores de ambas ciudades.
Juegos Olímpicos de 1912
El sorteo de la competición en aquellos días se hacía de tal forma que varios equipos podían pasar de la primera ronda directamente a los cuartos de final sin necesidad de jugar ningún partido. Entre los afortunados estuvo el equipo del Imperio Ruso.
En cuartos de final, la selección rusa se enfrentó a Finlandia. A pesar de que este último país formaba todavía parte del Imperio Ruso, tenía su propia liga de fútbol y el derecho de organizar su propia selección nacional. El equipo ruso perdió el partido por 2-1 y abandonó el torneo.
Los equipos que perdieron en la competición principal pudieron participar en el llamado "torneo de consolación", organizado dentro de los Juegos Olímpicos. El equipo ruso se enfrentó a Alemania y perdió 16-0.
Hasta el día de hoy, este partido sigue siendo la derrota más grande y humillante en la historia del fútbol ruso. Fue apodado un "Tsushima deportivo", una referencia a la destrucción de la Armada Rusa en 1905 durante la guerra contra Japón.
Los Juegos Olímpicos de 1912 no acabaron con la mala racha del fútbol ruso. Fue aplastado por Hungría en dos partidos amistosos 9-0 y 12-0 y por Suecia (5-1 y 4-1). El último partido de la selección nacional del Imperio Ruso fue contra Noruega (1-1) el 12 de julio de 1914, unas semanas antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Después del colapso
El fútbol prerrevolucionario ruso murió junto con el Imperio Ruso. Todos los clubes, las ligas y la selección nacional quedaron relegados al olvido. En cuanto a los jugadores, su destino fue muy diferente.
Algunos de ellos resultaron muertos en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, y muchos perecieron en el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. También hubo casos bastante distintos.
Por ejemplo, el portero Lev Favorski, que recibió 16 goles en el partido contra Alemania, cambió por completo su actividad profesional tras una lesión en un partido contra Hungría en 1912. Obtuvo un doctorado en química, y dirigió proyectos de investigación además de dedicarse a la enseñanza.
Después de la Revolución de 1917, el defensa Piotr Sokolov emigró a Finlandia, donde trabajó para la inteligencia británica y la propaganda finlandesa durante la Guerra de Invierno (1939-1940) y la Segunda Guerra Mundial.
Cuando pasaron los horrores de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil, el fútbol en Rusia comenzó a recuperarse, y en 1923 se creó la selección soviética. Mucho más fuerte que su predecesora, pronto se ganó la reputación de ser uno de los mejores equipos de fútbol del mundo.
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