Rusia ha prohibido numerosos cultos que considera extremistas: desde una despiadada organización terrorista de Japón hasta los seguidores de un jeque que decidió construir un pequeño ‘califato islámico’ en su dacha.
1. Aum Shinrikyo
Aum Shinrikyo, la secta japonesa del día del juicio final fundada por Shoko Asahara en 1984, es conocida en todo el mundo por un espantoso ataque con sarín llevado a cabo en el metro de Tokio en 1995 en el que murieron entre 10 y una docena de personas. Lo que es menos conocido es el hecho de que antes, Aum Shinrikyo había prosperado en Rusia y era casi tan grande como en Japón.
Rusia fue testigo del auge de la secta japonesa antes del infame atentado, a finales de los 80 y principios de los 90, cuando la secta actuaba legalmente en Japón y en todo el mundo. Aum Shinrikyo parecía una organización respetable; el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, incluso estrechó la mano de Asahara cuando visitó Moscú en 1992. Como escribió RIA Novosti, la secta tenía unos 10.000 seguidores en Rusia y compraba armas aquí para sus futuros ataques.
Después de que Aum Shinrikyo cometiera el ataque terrorista en Tokio y de que Asahara y sus secuaces fueran capturados y condenados a muerte, un tribunal ruso prohibió la secta en el país, pero no fue incluida en una lista federal de organizaciones terroristas hasta 2016.
2. Testigos de Jehová
Quizás el menos exótico de la lista. En Rusia había unos 160.000 testigos de Jehová en 2017, el año en que esta secta cristiana fue ilegalizada en el país. La prohibición sorprendió a todos: la secta no tenía antecedentes de propagar la crueldad. Sin embargo, el Tribunal Supremo ruso consideró que la organización era extremista y prohibió todas sus actividades en el país.
Los Testigos de Jehová son diferentes de la mayoría de los cristianos. No creen en la Santísima Trinidad y esperan el inminente fin del mundo y el comienzo de una batalla final entre Dios y Satanás. Viven según reglas estrictas: por ejemplo, prohíben el servicio militar o las transfusiones de sangre. Sin embargo, muchos dudan de que esta secta sea realmente extremista: entre ellos, el presidente de Rusia, Vladímir Putin. “Esto es una especie de tontería, tenemos que estudiar este asunto a fondo”, dijo en diciembre de 2018. Sin embargo, hasta ahora todos los grupos de Testigos de Jehová siguen prohibidos en Rusia.
3. La antigua iglesia rusa ynglista de los viejos creyentes ortodoxos
Junto a los cultos mundialmente conocidos con cientos de miles de creyentes, la lista de organizaciones extremistas de Rusia incluye organizaciones mucho más exóticas - entre ellas, los Ynglings. En su nombre oficial figuran “antiguos”, “ortodoxos” y “viejos creyentes”, pero no son nada de eso. Este culto neopagano fue fundado en 1992 en la ciudad de Omsk (2.700 km al este de Moscú) por Alexánder Jinevich, que solía defender la ufología.
Sin duda, Jinevich tomó mucho de su anterior afición al escribir su “Biblia”: los Vedas eslavo-arios. El libro mezcla la idea de dioses que vinieron a gobernar la Tierra desde el espacio, antiguas sagas escandinavas (por ejemplo, los partidarios de Jinevich creían que Asgard, la ciudad de los dioses, estaba situada donde ahora se encuentra Omsk), leyendas eslavas y un poco de racismo del bueno. Por ejemplo, el ynglismo prohíbe la mezcla de razas y considera que la raza blanca es superior.
Por eso al Estado no le gustaba el ynglismo y lo prohibió en 2004 por “incitación al odio”. En 2015, el Tribunal Supremo también añadió los Vedas eslavo-arios a la lista de literatura extremista. Así que parece que durante los últimos 15 años Jinevich se ha counicado más a menudo con la policía que con los dioses cósmicos.
4. Nobilis Ordo Diaboli
Esta organización (“La Noble Orden del Diablo”) era una minúscula secta satanista de Saransk (650 km al este de Moscú), cuyo fundador, Alexánder Kazakov, de 25 años, estudiaba en la universidad local, excepto cuando adoraba a Satán y seducía a las mujeres miembros de su secta. La organización contaba con entre 30 y 50 miembros y realizaba rutinas satanistas bastante ordinarios, como la firma de contratos de venta de almas con sangre y orgías masivas. Permanecieron activos hasta 2009, cuando la policía atrapó al líder y lo encarceló durante 20 meses. Así fue derrotado el diablo en Saransk.
5. El movimiento faizrajmanista
Muchos movimientos islamistas están prohibidos en Rusia por ser extremistas, pero el culto faizrajmanista destaca incluso en un contexto tan colorido. Su fundador, Faizrajman Satarov, era muftí en Tartaristán, cuando en los años 80 se creyó el Mensajero de Alá - rasul, abandonó el islam tradicional y creó una secta en una casa que compró.
Varias décadas después, había 64 personas en el movimiento faizrajmanista, incluidos 27 niños: todos vivían como una comunidad cerrada de ermitaños en un edificio con ocho habitaciones subterráneas. Este era el pequeño “califato islámico” de Faizrajman. No actuaban de forma agresiva, pero definitivamente suponían una amenaza para ellos mismos, ya que el líder prohibía a los miembros salir de casa, acceder a cualquier tipo de atención médica o educación; a los niños no se les permitía leer nada más que las obras de Satarov y el Corán.
Después de que las autoridades descubrieran la existencia de la secta en 2012, evacuaron a 19 niños que requerían asistencia médica y finalmente obligaron al resto a marcharse; cuatro personas fueron acusadas de crueldad infantil y encarceladas. En 2013, el Estado prohibió el movimiento como organización extremista.
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