Cuando visité uno de los rincones más controvertidos de Rusia... y me dejó boquiabierto (Fotos)

Archivo personal
Esta república está situada en el sur de Siberia, un lugar donde ni siquiera hay muchos rusos étnicos. El turista estadounidense Michael Cline visitó este paradójico lugar tres veces: Es una mezcla de religiones, idiomas (el ruso se estudia como lengua extranjera), estilos arquitectónicos y épocas. Nos cuenta sus aventuras allí.

“Aquí había un pastor atendiendo a sus animales. Hacía exactamente el mismo tipo de trabajo que sus antepasados habían hecho durante generaciones y llevaba la misma ropa que probablemente llevaban ellos. La única diferencia era que de vez en cuando sacaba su smartphone de un bolsillo para hacerse un selfie que probablemente subiría después a su cuenta de Instagram. Tuvá siguió mostrándome la contradicción que es", escribe Michael Cline en su libro Mi aventura en Tuvá.

Michael nació en Estados Unidos y vivió durante mucho tiempo en Nueva York, antes de trasladarse a Barcelona en 2020. Durante los últimos diez años, trabajó como conductor de Uber. Luego se convirtió en uno de esos raros extranjeros que emprenden repetidamente viajes a uno de los rincones más remotos y singulares de Rusia: la República de Tuvá, en la frontera con Mongolia.

“Sabía que una parte de la población era nómada y pude ver en los vídeos que es un lugar ciertamente hermoso. Pero lo que me imaginaba que era y lo que realmente es son dos cosas totalmente diferentes”, dice.

Está literalmente en medio de la nada

“En 1999, me topé con la película Genghis Blues (1999), un documental sobre un cantante de blues ciego que descubre la música de Tuvá. Encontré esta película en el momento justo de mi vida, ya que había pasado por momentos oscuros”.

Después de haber sido totalmente ajeno al lugar, Michael quedó completamente encantado con la música de Tuvá, concretamente con el canto de la garganta. Empezó a frecuentar los espectáculos de las bandas Tuvanas que estaban de gira en EE.UU. “Nunca me perdía un concierto y viajaba hasta ocho horas en coche para verlos”, recuerda.

Pronto se formó una amistad entre Michael y los músicos -en concreto, el conjunto “Alash” y le invitaron a Tuvá para que la conociera por sí mismo. Hasta entonces nunca había estado en Rusia.

“Como conductor de Uber en la zona de Nueva York, había llevado a muchos rusos. Cuando les decía que había visitado su país, generalmente me preguntaban si había ido a Moscú o a San Petersburgo. Cuando les decía que había estado en Siberia, en la República de Tuvá, algunos no habían oído hablar de ella, mientras que otros decían: ‘¿Por qué iba a querer ir alguien allí?’”.

La capital de Tuvá, Kizil, está a unos 4.658 kilómetros al este de Moscú. Allí no hay grandes megapolis ni tampoco centros de negocios o turismo activo. Alrededor del 80% de la república está ocupado por montañas, y el resto de la superficie es predominantemente estepa. El territorio es cuatro veces mayor que Suiza, pero sólo está habitado por unos 332.500 habitantes.

“Mi primera impresión fue que está literalmente en medio de la nada y que es muy difícil llegar. Hoy en día, se puede tomar un vuelo directo desde Moscú a Kizil, pero no había vuelos de este tipo cuando volé allí en tres ocasiones. Son nueve o diez horas de vuelo de Nueva York a Moscú, y luego una larga escala hasta el siguiente vuelo a Abakan, en Jakasia. Desde allí, hay unas seis horas de taxi hasta Kizil”, recuerda Michael.

En el norte y el este de Tuvá se encuentran los grandes montes Sayan. “Una vez que estuve al otro lado de los Sayanes, el paisaje cambió de verdad. Y, una vez que llegas a la frontera con Tuvá, todo parece surrealista. La interminable estepa es realmente más hermosa de lo que se puede imaginar”.

Kizil es uno de los grandes centros geográficos del continente asiático, hecho que está marcado por un alto obelisco en el malecón de la capital. Es la ciudad más poblada de la república, y la primera en superar las expectativas de los visitantes: “Al llegar a la capital, me sorprendió ver que no todo eran yurtas y hombres a caballo. Lo digo en broma, pero una pequeña parte de mí seguía creyendo que vivían en el pasado, como si no hubiera Internet y todo el mundo llevara sólo ropa tradicional. Kizil es una ciudad bastante moderna. De hecho, tuve mejor servicio de telefonía móvil en toda Tuvá que en algunas partes de Estados Unidos”.

Rusia se encuentra con Asia

Al mismo tiempo, Kizil (y Tuvá en general), así como sus habitantes, no parecen decididamente rusos o asiáticos, cree Michael: “Los tuvanos, en mi opinión, no son ni asiáticos ni rusos. Tienen rasgos mongoles, pero son una raza propia, muy diferente de los mongoles. Sólo hay aproximadamente 300.000 tuvanos en el planeta. Son un grupo de gente muy pequeño, lo que creo que los hace increíblemente únicos”.

Lo que más llama la atención de la república es el escaso número de rusos que viven allí: sólo un 16% de la población, según el censo de 2010. Un 82% son tuvanos étnicos, que prefieren hablar tuvano. El ruso, por su parte, se enseña en las escuelas como lengua extranjera.

“Según mi experiencia, el tuvano es la lengua predominante, pero la mayoría domina el ruso, sólo que no se oye hablar mucho en ruso. No conocí a muchos rusos étnicos, pero los hay. A veces, entraba en una tienda y me sorprendía ver a una persona rusa detrás del mostrador”, dice Michael. Se siente afortunado de haber estado siempre acompañado por conocidos tuvanos. Los tuvanos, en general, no hablan inglés.

También hay restos de un pasado soviético esparcidos por Tuvá. “Parecen un poco fuera de lugar, pero son un buen recordatorio de que estás en la Federación Rusa”.

El recuerdo más evidente es un gigantesco monumento a Vladímir Lenin en Arat, la plaza principal de la ciudad. Pero el recuerdo soviético más interesante, según Michael, es otro: “En todos los lugares de la república que visité, no dejé de ver monumentos a la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patria. El pueblo tuvano luchó contra los nazis junto al ejército ruso, algo que, como estadounidense, nunca pensé que hubiese sucedido. En casi todos los pueblos que visité, había un monumento con los nombres de los lugareños que murieron en la guerra. Me pareció muy interesante”.

Entonces, ¿por qué alguien iría allí?

El primer viaje de Michael a Tuvá tuvo lugar en 2016 y duró 15 días. Volvería dentro de un año. Su amigo tuvano le dijo una vez: “Una vez que respiras el aire de Tuvá, siempre te llamará para que vuelvas”. “Puedo asegurar que eso es cierto”, asiente.

La segunda vez, acudió al festival internacional de canto de garganta “Höömei en el Centro de Asia”, donde, para su sorpresa, le concedieron el título de embajador de la cultura tuvana en EE.UU. Y un año después, asistió al simposio Khöömei, donde los científicos hicieron un informe sobre el canto de garganta Tuvá. Hubiera ido en 2020, dice Michael, pero las restricciones de por la Covid se interpusieron. Sin embargo, no fue sólo por este motivo.

“El paisaje y el escenario. Es absolutamente hermoso. Las fotos y los vídeos no pueden captar lo increíble que es. No importa dónde esté, siempre veo montañas. Y hay montañas de todos los colores, formas y tamaños. Hay una belleza en la sencillez y, si te fijas bien, hay mucho más que ver que la simple tierra plana. En 2018, un grupo de amigos me llevó a un lugar llamado ‘Chaa Jol’. Fue tan sorprendente que no podía dejar de reír. Mis amigos me preguntaron qué pasaba y lo único que pude decir fue: “Nada en la tierra puede ser tan hermoso, ¡deben haberlo retocado!”.

“Otra cosa que realmente me impresionó fue la amabilidad de la gente que conocí. Fui a parar a pequeños pueblos mientras visitaba a las familias de algunos de mis amigos y siempre me dieron más comida de la que podía comer y siempre tuve una cama para dormir. Me trataron bastante bien, aunque no habláramos el mismo idioma. Todo lo que necesitaba, me lo daban. Fue una experiencia que realmente enseñaba los que es la humildas. La mayoría estaba muy impresionada de que hubiera hecho el largo viaje para ver su tierra y aprender sus costumbres”, dice Michael.

Muchos conocen Tuvá como un lugar donde se combinan el budismo y el chamanismo y es difícil no sentirlo, incluso para alguien que no es excesivamente religioso, confiesa Michael. En 2016, un amigo le llevó a una aventura salvaje en el oeste de la región. Su hijo había ganado un caballo en un concurso de canto de garganta y le esperaba un largo viaje hasta el distrito de Bay-Taiginski, para reclamar el premio a una familia nómada y montarlo de vuelta. En el camino de vuelta, a menudo se detenían en lugares sagrados del budismo y ataban banderas con mantras de colores a los árboles.

“En nuestro viaje de vuelta, nos detuvimos en un templo budista cerca del pueblo de Chadan, un lugar muy sagrado. No sé si se debió a la emoción de estar tan adentrados en la campiña tuvana o si realmente sentí algo, pero rompí a llorar y a sollozar. No puedo ni empezar a describir lo que sentí allí, algún tipo de energía, algo que las fotos, los vídeos e incluso las palabras no pueden captar”.

Más tarde sintió algo parecido en otro lugar sagrado: “La huella de Buda”. Los tuvanos creen que es allí donde Buda hizo su ascenso a los cielos. “Es uno de mis lugares favoritos y es increíblemente hermoso. Allí sentí energías similares”, dice Michael.

Un lugar que pocas personas podrán experimentar

Francamente, Tuvá no goza de la mejor reputación. Kizil fue nombrada la ciudad más peligrosa, con la mayor tasa de asesinatos per cápita de Rusia, y Tuvá también fue nombrada la más pobre y con el nivel de vida más bajo del país. Michael lo sabía, pero no se amilanó.

“Todos los lugares tienen partes malas en sus ciudades y gente mala, y son bastante visibles si sabes qué buscar. Yo no tuve ningún problema en ninguno de mis viajes a Tuvá, pero tampoco salí sola por la noche y evité entrar en los bares. Para ser sincero, me sentí bastante seguro allí”.

Hablando de Tuvá, expresa su certeza de que no es un lugar para todo el mundo. La gente que viaja allí suele estar interesada en el canto de la garganta y en el chamanismo; estas dos cosas se consideran el mayor atractivo de la región, según él.

“No hay que tener miedo de viajar allí, pero hay que saber que no es un lugar muy turístico. No lo digo en el mal sentido, pero no esperen que sea lo mismo que reservar un vuelo a San Petersburgo y luego encontrar fácilmente un guía turístico. Hay guías turísticos en Tuvá, pero a la mayoría los encontrarás por el boca a boca una vez que estés allí”.

Michael tiene un grupo en Facebook, “TUVÁN MUSIC”, que hasta ahora cuenta con 5.000 miembros. Algunos ya han visitado Tuvá y no dudan en recomendarla a otros.

“He viajado bastante por Europa, Centroamérica o Sudamérica, pero nunca he estado en un lugar tan hermoso como Tuvá. Una vez que llegas, definitivamente sabes que estás en un lugar especial, un lugar que poca gente experimentará jamás”, concluye Michael.

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