Hace un siglo era prácticamente imposible ver a una mujer rusa con el pelo corto. Tampoco era habitual que se la viera en público con el pelo suelto; habría sido comparable a lo que hoy sería presentarse en la oficina en camisón. Las mujeres de todas las edades llevaban el pelo largo y con trenzas.
Las trenzas como símbolo de estatus
Uno de los peinados aparentemente más sencillos, consistente en una larga trenza, era un rasgo de gran importancia para las mujeres de la antigua Rusia. En primer lugar, era una forma de saber si una mujer estaba soltera o tenía una relación. Las solteras llevaban una sola trenza y, cuando conseguían un prometido, enroscaban una cinta brillante en ella.
Dos cintas significaban que los padres de la chica ya habían dado su consentimiento al matrimonio.
Las mujeres casadas solo podían llevar dos trenzas. En Rusia existía la antigua costumbre de deshacer la trenza en la víspera de la boda, como símbolo de despedida de la vida de soltera. En algunas regiones participaba en la ceremonia el hermano de la futura novia, en otras el propio novio y en otras las amigas de la novia.
Como su estado civil obligaba a la mujer a llevar la cabeza siempre cubierta, se hacía un intrincado peinado con las dos trenzas que se ajustaba al tocado. Nadie fuera de su familia podía verle pelo. Si una mujer no se casaba llevaba una sola trenza hasta la vejez.
La trenza de una mujer era como la barba de un hombre
La trenza de una mujer se consideraba un símbolo de honor, al igual que la barba masculina. Tirar de una trenza se consideraba un grave insulto. En la Rusia antigua, se le podía cortar la trenza a una mujer campesina como castigo por faltas graves, como la fornicación. Y el castigo lo imponía un tribunal campesino.
Al mismo tiempo, una muchacha podía cortarse la trenza en señal de luto por la muerte de su prometido. Era su forma de decir al mundo exterior que no quería casarse. En algunas regiones se mantenía la costumbre de regalar la trenza de la chica: se la confiaba a su futuro marido como si pusiera su vida en sus manos. Si los enemigos atacaban la aldea, el marido podía llevar la trenza de su mujer a la batalla como talismán.
La fuerza estaba en el pelo de una persona
Los eslavos tenían muchas supersticiones relacionadas con el cabello. En general, se creía que el cabello era el depositario de la fuerza vital de una persona y, por lo tanto, debía tratarse con cuidado.
A los niños pequeños no se les cortaba el pelo hasta que llegaban a una determinada edad (en algunos lugares a los tres años, y en otros incluso a los cinco) y se evitaba peinarlos. Y la ceremonia del primer corte de pelo era uno de los principales acontecimientos en la vida de un joven eslavo.
Las niñas aprendían a cuidar su cabello desde pequeñas y solo permitían que las personas más cercanas a ellas las peinaran y les hicieran sus trenzas. Cuanto más gruesa fuera la trenza (mejor si llegaba hasta la cintura y era gruesa como un brazo), más casadera se consideraba a la chica. Las muchachas se peinaban minuciosamente por la noche para recuperar la energía perdida durante el día. Cuando se hacían las trenzas se decían en alto antiguas frases para atraer la buena suerte y también para alejar el mal de ojo.
Una sola trenza transmitía su fuerza vital a una chica, mientras que dos trenzas simbolizaban la vida tanto de su dueña como de sus futuros hijos. De la antigüedad se conserva la superstición de que las mujeres embarazadas no deben cortarse el pelo. Pero esto no significa que en la antigua Rusia la gente no se cortara el pelo en absoluto.
Para que el pelo creciera más rápido y ganara en grosor, las chicas se cortaban las puntas del cabello a partir de los 16 años, pero solo podía hacerse durante la luna creciente. El pelo cortado no podía tirarse a la basura porque eso expondría a su dueña al riesgo de que le lanzaran un hechizo. En su lugar, se quemaba. Por cierto, en Rusia las chicas siguen consultando con frecuencia el calendario lunar a la hora de elegir un día para cortarse el pelo.
Llevar el pelo suelto no solo era indecoroso, sino también peligroso, ya que una chica podía caer bajo la influencia negativa de fuerzas malignas. Al mismo tiempo, para la fiesta pagana de Iván Kupala se permitía a las chicas dejarse el pelo suelto, pero se hacía precisamente con el fin de facilitar el “contacto” con el mundo de los espíritus.
Los eslavos también representaban a las brujas con el pelo suelto, desde las sirenas hasta Baba Yaga.
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