El pasado 20 de abril un ciudadano de Chechenia le pidió a Kadírov que permitiera la apertura de los salones de belleza y de las peluquerías. Kadírov respondió pidiendo paciencia a los habitantes de la región y al día siguiente se afeitó la cabeza, bajo un hashtag que decía #чистаяголова (cabeza limpia) e instó a los hombres a hacer lo mismo.
El luchador de MMA Alexánder Emelianenko siguió el ejemplo y luego lo hizo el rapero ruso Timati. En dos días, el flashmob online había reunido más de 500 mensajes de Instagram de hombres afeitándose.
Mientras tanto, a principios de abril algunas rusas ya habían comenzado a afeitarse.
“Uno de estos tweets de 'afeitado en cuarentena'... me teñí el pelo en honor a mi toalla favorita”, escribió el usuario de Twitter @myprecioussanie.
Algunas grabaron cómo se afeitaron y lo publicaron en redes sociales.
“Decidimos teñir el pelo de mi amiga en mi cumpleaños. El color no fue bueno y al final se afeitó la cabeza. Estaba feliz hasta que se dio cuenta de que ahora no puede usar auriculares para recitar poesía en la clase de literatura”, dijo un usuario de TikTok.
La calva de la verdad
La entrenadora Svetlana Bosshammer comenzó su aislamiento el 15 de marzo, antes incluso de que se cerraran todas las instalaciones de entretenimiento y ocio de Moscú. Estaba planeando cortarse a finales de mes, pero el constante goteo de noticias deprimentes minó su deseo de hacerlo.
“Entonces recordé que durante los últimos cinco años me he estado preguntando si me afeitaba o no la cabeza. Pero tenía miedo. Todos los consejos empiezan con la frase: si tienes una forma de cráneo imperfecta, ni siquiera lo pienses. No tenía ni idea de la forma de mi cráneo y todavía no sé lo que significa”, reflexiona Svetlana.
Al final, persuadida por un amigo fotógrafo, se ofreció a organizar una sesión de fotos en FaceTime.
“Le pregunté si sería una sesión de fotos de 'antes' o 'después', y ella respondió 'durante'. A mi marido le había crecido la barba, pero se la afeitó después de dos semanas. Yo ya estaba harta de todos esos chistes que dicen que quedarse en casa es más fácil si te afeitas las cejas. Básicamente, todo encajó y decidí hacerlo”, dice Bosshammer.
Admite que todavía no sabe si le gusta el resultado o no. De todos modos, los cortes de pelo radicales se han convertido en una especie de distracción para muchos.
“Es una forma de desviar la atención. Lleva al menos una semana acostumbrarse a tu nuevo look, durante el cual piensas menos en el coronavirus y en el destino del mundo. Así que no me arrepiento de nada”, resume Bosshammer.
Lilya Braynis, directora de la fundación benéfica Shalash, también decidió afeitarse la cabeza. Explica cómo sentía que se le escapaba toda su fuerza y energía debido al aislamiento. Un día comenzó a clasificar viejas fotos y vio algo de sí misma de hace una década, cuando era estudiante y, sí, tenía la cabeza rapada.
“Tuve la urgencia de hacerlo de nuevo, de devolverle la vida a esa valiente y enérgica chica. A la mañana siguiente tomé la cuchilla de mi marido y me afeité la cabeza con su ayuda. Me llevó una hora”, dice Braynis.
Al principio dice que sintió que su cabeza se enfriaba y luego se sintió abrumada por el cansancio. Pero tan pronto como se acostumbró a su brillante calva su estado de ánimo cambió drásticamente.
“Ahora me siento muy bien, por fin soy feliz”, declara.
La calvicie como protesta
Las personas en aislamiento pueden experimentar problemas psicológicos reales, dice la psicóloga Tatiana Pominova.
“[El afeitado de la cabeza] está relacionado con el deseo subconsciente de cambiar algo en el mundo cuando se está en un estado de incertidumbre. La gente quiere recuperar el control cuando todo a su alrededor es un caos. No saben cómo adaptarse a sus nuevas condiciones de vida y por eso cambian su apariencia”, explica Pominova.
Además, cualquier experimento relacionado con la apariencia apunta a un nivel positivo de defensa psicológica, afirma.
“Es mucho más preferible que la histeria o la agresión. El deseo de autotransformación siempre es bueno y este deseo debe ser fomentado, especialmente ahora”, resume la psicóloga.
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