La calle está llena de pelusas de álamo y se mete en las sandalias de Alina, de 14 años. Tiene una cámara réflex en las manos. La distancia de su casa a la de su mejor amiga es de 50 m. Los hombres que trabajan cavando un hoyo fuera de la casa de la amiga ven a lo lejos el dobladillo revoloteante de su vestido de verano.
“Preciosa, ¿quieres aprender a besar?”, oye decir a uno de los chicos. Tiene unos 30 años. Los otros silban y se ríen. Alina, sin decir una palabra, se dirige rápidamente a la puerta de la casa de su amiga y marca el código del telefonillo. Nadie responde.
“¡Mira lo que lleva, te golpeará en la cabeza!”, dice otro tipo, apuntando a su cámara.
“Me importa un bledo, es obvio que no tiene experiencia y lo quiere”, responde el más descarado de todos y da un paso en su dirección. En ese momento se abre una puerta, de la que sale una anciana para sacar la basura. Alina entra en el edificio como un rayo.
“Pasé casi todo el día en casa de mi amiga. No fuimos al parque a tomar fotos. Mirábamos por la ventana esperando a que los hombres se fueran”, recuerda Alina.
Ahora tiene 23 años. Cuando camina por la calle por la noche, los coches que pasan a veces le tocan la bocina, pero está acostumbrada a no prestarles atención. Se ha mudado a una parte mejor de la ciudad, pero todavía recuerda el incidente con escalofríos.
“No entiendo por qué se comportaron así, como si quisieran atormentarme. Y no sé cómo habría terminado si esa abuelita no hubiera abierto la puerta de entrada”, dice.
Las mujeres se organizan ‘online’
Para poner coto a este tipo de acoso en la calle, que incluye silbidos y frases obscenas dirigidas a una mujer se ha lanzado en Twitter la campaña online #mne nuzhna glasnost [#necesito glásnost]. Bajo esa etiqueta las chicas comparten sus experiencias no solo de acoso o violación, sino también cómo se han visto afectadas.
“Llevo ropa blokey de varias tallas más grandes y un corte de pelo corto, tratando de parecer menos femenina, pero sigo temiendo que una turba de borrachos a altas horas de la noche se dé cuenta de que en realidad soy una niña y me convierta en una víctima”, dijo la usuaria @SleepyFilin.
Por su parte, @splyukrepko contó la historia de cómo un extraño intentó abrazarla en el metro. “Intenté reducirlo en el vagón pero en algún momento empezó a acariciarme descaradamente. Es extremadamente desagradable de recordar. Estoy harta de sentirme como un pedazo de carne”, escribió.
“Los hombres rusos simplemente no saben lo que significa el espacio personal”, cree @limitsyi. “Rusia es el país más asqueroso con los hombres más asquerosos [...] desconocen el significado de la palabra ‘no’ de boca de una chica. Se burlan de las víctimas de violación y las llaman zorras de una manera autoengrandecida”, escribe, comentando los resultados de la campaña.
‘Dentro de la ley’
Es verano. Una morena esbelta con un vestido de flecos rojos camina por el parque. En ese momento, un tipo que pasa sobre una bicicleta le da una palmada en el trasero. Ella no se arruga y le devuelve el golpe.
“Cuando recobré la cordura, me di cuenta de que, con una mano lo estaba sacando de la bicicleta con su mochila y, con la otra, lo golpeaba en la cara. Estaba desconcertado y trató torpemente de liberarse, pero su pie quedó atrapado en la bicicleta. Me las arreglé para pegarle tres o cuatro veces. Y todos a nuestro alrededor simplemente miraban”, dice al compartir sus recuerdos. Afirma que no se arrepiente de nada.
Otro tweet anterior de @alimaa97850758 provocó un debate entre mujeres y hombres. Mientras unos la llaman héroe, otros se preguntan por qué respondió de una manera tan dura.
“Le dio una palmada en el trasero y terminó recibiendo un puñetazo en la cara. ¿Cómo es eso equivalente? [...] Aunque el tipo estaba equivocado, espero que algún día pagues por esto”, dijo un hombre.
Además, hubo hombres que condenaron la campaña. En su opinión, una chica debería ser responsable de sus compañías, e ignorar “las palabras y los ruidos sin sentido”.
Kirill, un moscovita especialista en informática de 36 años, está de acuerdo. “Los chicos de mi escuela y universidad solían decir cosas todo el tiempo. Para ser honesto, incluso los admiraba porque nunca fui lo suficientemente valiente como para hacerlo yo mismo”, recuerda. “Hoy no me comportaría así, es horrible. Pero... los piropos en la calle ocurren. Mientras esté dentro de la ley rusa, no veo nada malo en ello”.
Según Kirill, es la chica la que debe decidir cómo responder. No se puede descartar, dice, que, si una chica responde a la búsqueda de atención, pueda terminar con “una relación perfectamente satisfactoria e interesante”.
Una cuestión sensible
Según el psicólogo Serguéi Simakov, un hombre practica el acoso verbal en la calle cuando una chica se ha convertido en un objeto de deseo para él, pero no tiene “tiempo” para atraerla con otros métodos. En ese caso utiliza automáticamente esta manera de “comunicarse”.
Este tipo de acoso es una forma de violencia, ya que un hombre invade el espacio personal de una mujer, cree Simakov. Sin embargo, en Rusia no existe ninguna ley que tipifique como delito este tipo acoso, solo la violación es punible. Además, influye en lo que las mujeres piensan de otros hombres.
“Algunas chicas no son muy sociables. Pueden ser tímidas. Un acoso de este tipo puede hacer que no quieran tener nunca relaciones con los hombres. Los especialistas describen esta situación como la aparición de un ‘punto sensible’ o ‘punto de menor resistencia’”, explica Simakov.
Según Tatiana Dmítrieva, representante feminista, se encuentra con este tipo de agresiones al menos una vez a la semana, desde hostigamiento en la calle hasta coches que tocan la bocina. Su consejo a las mujeres es ignorar los gritos o comportarse cortésmente para no provocar un comportamiento agresivo.
Sin embargo, en su opinión, este tipo de acoso o es una forma de violencia, sino su antesala, un requisito previo. “Es siempre una manifestación de falta de respeto, y la falta de respeto es con lo que comienza toda violencia”, dice Dmítrieva.
Este problema existe no solo en Rusia, sino también en Francia e Italia, según Dmítrieva. Pero Rusia es uno de los países donde las mujeres son tratadas sin respeto.
“Es cierto, en este sentido Rusia no es el país más avanzado. ¿Es un problema grave para nosotros? Sí, lo es. Pero, ¿tiene Rusia problemas más graves que las agresiones verbales en la calle? Sí, sin duda”, concluye Dmítrieva.
El feminismo es una cuestión candente en Rusia, aquí te presentamos dos opiniones sobre el tema. Una mujer que escribe por qué las rusas suelen rechazar el feminismo occidental, y otra que considera que es necesario que el movimiento gane peso en el país.