“Dicen que en Siberia los osos deambulan por las carreteras... ¡Qué tontería! En Siberia no hay carreteras!”. Los lugareños dicen que este chiste sobre Siberia se basa en un “prejuicio” porque en esta enorme región hay carreteras. Sin embargo, muchos turistas se lo toman en serio.
Lo cierto es que hay muchas personas, incluso en Rusia, que creen que es imposible querer vivir en Siberia. Si has oído algo sobre esta zona lo más probable es que tenga que ver con los osos en las calles, los duros inviernos y la interminable taiga… Incluso es posible que no tengas ni idea de dónde se encuentra Siberia...
La realidad es que 36 millones de personas viven allí, en un área más grande que EE UU. Hubo momentos en que los buscadores de oro se dirigían a Siberia y más tarde fue el lugar elegido para enviar a los exiliados. Ya se han dejado atrás esos tiempos, pero la gente sigue viviendo en Siberia. ¿Por qué no se han ido?
Es lo primero que te dirá la gente que vive en Siberia. En ocasiones parece que este argumento compensa todos los inconvenientes, como el clima hostil. Siberia cuenta con una naturaleza virgen y kilómetros de bosques, valles y cordilleras. Cada estación está claramente definida: el verano es caluroso y soleado mientras que en otoño el bosque se vuelve amarillo y rojo, hermoso. Para los que han nacido y vivido aquí la naturaleza es algo importante.
“Hay muy pocos lugares en el planeta en los que se pueda subir al coche, conducir 200 km fuera de la ciudad y beber agua directamente de un arroyo en un bosque... Este es nuestro activo”, dice Konstantín Ponomariov, profesor de la Universidad Estatal de Novosibirsk.
Siberia todavía tiene mucha tierra disponible, incluso para los 36 millones de personas que viven allí. La densidad de la población es inferior a tres personas por kilómetro cuadrado. A menudo las aldeas están separadas por grandes extensiones despobladas, que van de 50 a 100 km. Es barato comprar un terreno o una casa aquí.
“Por ejemplo, un apartamento de dos dormitorios en Bratsk (ciudad de la región de Irkutsk, a 4.800 km al este de Moscú) cuesta entre 1,2 y 2,5 millones de rublos (entre 18.500 y 37.700 dólares). Una casa de dos dormitorios en un pueblo a las afueras de Bratsk cuesta entre 300.000 y un millón de rublos (4.650 - 15.500 dólares). En Moscú, un apartamento similar de dos dormitorios costaría entre siete y 50 millones de rublos (entre 109.000 y 775.000 dólares). En Tula, una ciudad no lejos de Moscú, costaría entre tres y siete millones de rublos, o entre 46.500 y 109.000 dólares”, explica Mila Lana, que vive en Bratsk.
De modo que muchas personas prefieren tener su propia casa con jardín, una huerta de verduras y una plaza de aparcamiento en el exterior, en lugar de un apartamento pequeño en el centro de Rusia.
Al mismo tiempo, Siberia tiene ciudades densamente pobladas y desarrolladas, así como sus propios centros científicos e institutos de investigación, Internet de alta velocidad y hospitales. De hecho, hay tres ciudades con una población de más de un millón de habitantes y 19 con más de 100.000. Novosibirsk, Omsk, Krasnoyarsk, Barnaúl e Irkutsk son las cinco ciudades siberianas más pobladas.
“Me mudé a Novosibirsk hace casi siete años después de una gran aventura amorosa. La aventura terminó pero me he quedado. En comparación con la ciudad en la que vivía antes, en Novosibirsk hay de todo y es muy interesante”, dijo Alexandra Sérchenko a Russia Beyond. Viene de Kaliningrado, una ciudad del oeste de Rusia, a 1.260 km de Moscú y a 4.630 km de Novosibirsk.
“Novosibirsk es una ciudad de ‘recién llegados’ que quieren mejorar sus vidas y ganar más. En mi círculo todo el mundo trabaja mucho, estudia y planifica sin parar cosas nuevas”, dice. Según Alexandra, la ciudad goza de un buen desarrollo de servicios, entretenimiento y restaurantes. De hecho, los lugareños ya se han cansado de muchas cosas y formatos. “La gente está consentida en lo que respecta a la elección de los eventos. Trabajo en el sector y tengo que ser creativa todo el tiempo para atraer clientes”.
Mucha gente dice que Siberia es un lugar seguro. “No hay ataques terroristas ni cataclismos y la contaminación del aire es mucho menor (excepto en algunas ciudades y pueblos industriales) que en la parte occidental de Rusia y en muchos otros países”, declara Dmitri Vésler, que vive en Siberia oriental, en Quora.
En cuanto al tiempo, te acostumbras rápidamente. Para un siberiano típico, la dureza del clima parece ser el último argumento para abandonar el lugar. Los que no han vivido aquí toda la vida sienten lo mismo después de un tiempo: “Estoy bastante contento con el tiempo. La nieve cae y se asienta y no tienes que preocuparte por la nieve o la lluvia en Año Nuevo, como en un pueblo junto al mar. Lo más importante es vestirse adecuadamente y eso es todo. No es difícil”, dice Alexandra Sérchenko. “Debido al largo invierno, empiezas a apreciar el verano y la vida en general”.
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