Siberia es tan grande que no todos los rusos saben dónde se acaba exactamente. Su territorio es superior al de Canadá, el segundo país más grande del mundo. Y cuando pensamos en Siberia, se nos ocurren imágenes de la taiga intransitable y el frío extremo.
Es así, pero no del todo. Siberia cuenta con 19 ciudades que tienen más de 100 mil habitantes, y tres ciudades que tienen un millón de habitantes. El centro administrativo se encuentra en Novosibirsk (a 3.360 km al este de Moscú). Precisamente, los siberianos representan perfectamente los estereotipos sobre Rusia.
Lo más probable es que tenga rasgos un poco asiáticos. Siberia es el territorio del norte de Asia, fronterizo con Mongolia, así que la sangre asiática está presente aquí en diferentes proporciones. Al mismo tiempo, muchos tienen aspecto europeo: en la época zarista y soviética, Siberia era un lugar tradicional de exilio de los rusos. La gente era enviada hacia allí desde todas partes.
Se puede ver a la gente siberiana envuelta en pieles. El gorro de piel de castor, que mide más que tu cabeza, no es un capricho sino una necesidad básica. En invierno, las temperaturas en esta región se mantienen entre -20ºC y -40ºC.
“Recuerdo que me preparaban para ir al colegio como si me mandaran a una expedición ártica: untis, abrigo de piel, manoplas de piel de perro, gorro de conejo, mi morro quedaba metido dentro de la bufanda, solo dejaban un espacio abierto para los ojos, y fuera había -38ºC”, así recuerda los inviernos un habitante de Lesosibirsk, una ciudad a orillas del río Yeniséi, a 256 km de Krasnoyarsk.
El caluroso verano siberiano normalmente dura solo un mes. En septiembre la gente ya lleva gorros. Probablemente, por eso el número de las personas que sufren depresiones en Siberia es superior que en el resto del país. Aunque es poco probable que oiga a un siberiano quejarse de su destino con Readiohead sonando de de fondo. No os hablará de sus penas. El carácter siberiano implica firmeza, así que los habitantes de aquí esconden sus tribulaciones a una gran profundidad dentro del alma.
«Somos una familia grande, y todos somos diferentes. Uno de mis hermanos es el siberiano típico… No va a explicar los “por qué” ni “cómo”. Los más probable es que te dé una torta”, dice Bronik. Se cree que los siberianos son sinceros, directos, pero pasan muy rápidamente de las preguntas a las respuestas. Así que es mejor no entrar en conflictos con ellos.
La vida no se para en Siberia ni siquiera a -40ºC. Todo sigue su ritmo con normalidad. En su tiempo libre los siberianos se dedican a la pesca invernal o van de visita a casa de sus amigos o familiares, ven juntos la tele y toman piñones como aperitivo.
“Cuando viajas en avión dos horas sobrevolando la región piensas que en el mismo tiempo podrías cruzar varios países”, cuentan los habitantes de Irkutsk. Las distancias en Siberia se miden en cientos de kilómetros: normalmente hay entre 240 y 600 km entre una localidad y la otra, y todos están acostumbrados a esto. ¿Ir de visita a 300 kilómetros? “¡No es nada!”.
Muchos siberianos nunca han estado en Moscú. Tardarían entre 4 y 6 horas en llegar en avión. Lo mismo que tardan en llegar a China o Tailandia. Cuando se trata de elegir el lugar para las vacaciones, los siberianos eligen Asia. En cambio, disfrutar de unas vacaciones en Europa para un siberiano típico es un sueño que pocas veces se hace realidad.
Por cierto, el estereotipo de los osos en las calles aquí se confirma con frecuencia. Muchas veces los siberianos piensan que van a la tienda, cuando en realidad van a encontrarse con un oso.
En Siberia todo el mundo espera el verano, pero pasa la vida preparándose para el invierno. “Incluso cuando un siberiano está tumbado en una playa del río Yeniséi piensa cómo será el próximo invierno. ¿Hasta qué profundidad se congelará la tierra? ¿Comprar 4 toneladas del carbón o 5 para estar más seguro?”, cuenta Alekséi, un habitante de Krasnoyarsk (a 4.144 km de Moscú), donde muchas casa se calientan con carbón.
Cada año los siberianos se ríen cuando oyen que Moscú se ha quedado bloqueada y los niños no van al cole porque la temperatura ha bajado hasta -10ºC. A los siberianos no les gusta el frío pero hablan de él con orgullo. La principal diferencia entre un siberiano y el resto de los rusos consiste en que éste habla sin parar de un clima duro pero nunca lo abandonará. Simplemente porque esta “es su tierra”.
Es más, un habitante típico de Siberia siempre se pregunta: ¿Por qué la capital no se traslada a Siberia? Esto les parece lógico desde el punto de vista geográfico: todos tardarían lo mismo en llegar al centro de Rusia. Además, Siberia es la fuente de los recursos naturales de Rusia, es decir, una provincia de petróleo y gas.
Y una cosa más: un siberiano típico considera que los supersoldados siberianos ganaron la Segunda Guerra Mundial. El mito de un siberiano invencible sigue vivo hasta el día de hoy. Los investigadores que han estudiado el carácter siberiano afirman: “Como recordaban los veteranos, habitualmente en estas tropas no había más de un 10% de los siberianos, pero a todos se les decía: ‘Has ingresado en una división siberiana, aquí están acostumbrados a ir hasta el final’”.
Haz click aquí si quieres suscribirte a nuestros boletines semanales.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: