"En 1960, el regimiento que protegía al Kremlin creó una división especial, conocida como ‘cazadores de cuervos’”, nos cuenta Kiril Voronin, ornitólogo jefe del Kremlin (enlace en ruso). "Los soldados de este escuadrón... expulsaban a los cuervos de los áticos de los edificios del Kremlin, cerraban las aberturas y las ventanas, impidiendo que los cuervos penetraran y anidaran dentro de los áticos. ¡Fue una dura lucha!"
Palomas, grajos pero principalmente cuervos, que son tan abundantes en Moscú, pueden ser un dolor de cabeza para las personas que mantienen el Kremlin. Las aves se llevan flores y semillas de los jardines del Kremlin y también transmiten enfermedades. Otro problema es su producción de excrementos: las torres del Kremlin tienen intrincadas decoraciones arquitectónicas, altas cúpulas empinadas cubiertas de azulejos y estrellas rojas. Limpiar todo esto es un gran trabajo, que se vuelve más fácil si antes consigues alejar a los cuervos. Es por eso que en la década de 1980, un grupo de halcones fueron reclutados para proteger el Kremlin. Muy apropiado, porque desde los días prerrevolucionarios en Rusia, las aves de presa eran asociadas con el Kremlin y sus habitantes.
'Tiempo para el trabajo, una hora para divertirse'
"Debe haber tiempo para el trabajo, y una hora para divertirse", escribió el zar Alexis de Rusia en 1656 en un manual que ideó para los cetreros de su corte. Al decir esto, el joven zar subrayó que tanto el trabajo como la diversión eran importantes para un noble. Para Alexis, el deporte principal era la caza con halcones. La cetrería era de hecho un lugar común para los reyes europeos de la Edad Media. También fue popular en Rusia desde el siglo XV; Iván el Terrible también cazaba con halcones.
El zar Alexis gastaba unos asombrosos 120.000 rublos anuales en su afición. En aquellos dias construirse una casa humilde en Moscú costaba solo 10 rublos, mientras que un noble de alto rango, dueño de ciudades y pueblos, podía recaudar unos 10.000 rublos al año en impuestos, alquileres y comercio.
El zar empleó a cazadores profesionales de halcones, a quienes se les pagaba muy bien y pertenecían a la nobleza; poseía aviarios de halcones y muy a menudo salía a cazar a los bosques de Moscú. Cada año, más de 100 nuevas rapaces eran compradas para las necesidades cinegéticas del zar.
En Moscú, todavía hay dos topónimos asociados con los halcones ("sókol", en ruso): el barrio de Sokólniki, donde hace mucho tiempo se encontraban los cotos de caza favoritos de Alexis, y Sokolínaia gorá (montaña de los halcones'), donde estaba uno de los aviarios del zar. Pero en aquellos tiempos, los halcones no realizaban tareas de guardia: eran muy caros y se consideraban un regalo real.
Azores y halcones
Inicialmente, los responsables de proteger el Kremlin probaron con mantener a raya a los cuervos con gritos pregrabados de halcones, pero el ornitólogo Voronin asegura que los carroñeros emplumados rápidamente se acostumbraron al sonido, por lo que solo el empleo de aves de verdad resultó efectivo. Al principio, usaron halcones, pero estos fueron reemplazados por azores.
Cuando un halcón está cazando, sube alto y luego se lanza sobre su presa, matándolo con sus garras. Si falla, repetirá sus intentos. En condiciones urbanas, esto puede llevar a perder un ave. Un halcón puede fallar y estrellarse contra los edificios o el suelo, o puede perderse en la ciudad: el Kremlin se encuentra en el bullicioso centro de la ciudad, hay ruidos fuertes que pueden asustar al ave. Además, los halcones son más complicados de mantener en cautiverio y son caros: un buen halcón puede costar decenas de miles de dólares.
Ahora, el Kremlin está custodiado por azores del norte, y para ellos, los cuervos son presas naturales, mientras que los halcones principalmente cazan roedores. A diferencia de los halcones, los azores cazan desde un escondite en la copa de un árbol, a la espera de la presa y, entonces, hacen un salto muy rápido de unos 20-30 metros, algo más efectivo en el espacio limitado del interior de las murallas del Kremlin. Las azores son más fáciles de cuidar, los cuidadores trabajan mejor con ellos y son menos costosos (15-20.000 rublos / 170- 260 dólares).
Arruinar plumas de cuervo día y noche
"Patrullando el territorio del Kremlin, cuando vemos a los cuervos en grupo, ese es el momento en el que sacamos a nuestros azores", dice Voronin. "Cuando un halcón atrapa a un cuervo, le premiamos con algo más sabroso, como carne de codorniz". Los cuervos pueden transmitir enfermedades que son peligrosas para los halcones, por lo que es importante asegurarse de que el cazador no se coma a su presa.
La salud de las aves del Kremlin es monitoreada. Tienen rastreadores GPS sujetos a sus plumas de cola, así como pequeñas campanas en sus patas. Estas están pensadas para los cuervos, que se comunican por sonido, así que cuando escuchan la campanilla, saben que un ave de presa controla el territorio, por lo que emigran. El objetivo principal del escuadrón de halcones no es cazar cuervos, sino mantenerlos alejados del Kremlin.
Un halcón de caza es entrenado durante seis meses antes de que se decida si es capaz de ser reclutado. En cautiverio, están bien alimentados, cuidados y sin pasar frío. Por lo general, los halcones "trabajan" durante 10 a 15 años, mientras pueden cazar con eficacia y luego se retiran. El halcón femenino más antiguo del Kremlin, llamado Alfa, ha estado en servicio durante más de 20 años. "Las aves también cambian con la edad", dice Voronin. "Alfa a veces tiene dificultad para respirar, pero a pesar de ello sigue atrapando cuervos. Quizás no sea gracias a la velocidad, sino a su experiencia".
Además de halcones, el Kremlin tiene un búho real. Es un enemigo natural de los cuervos, y su presencia los ahuyenta, pero también caza durante las horas de oscuridad, evitando que los cuervos pasen la noche en la fortaleza de Moscú.
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