El té llegó a Rusia en el siglo XVII: en 1638 se lo regalaron al zar Mijaíl Fiódorovich. En el siglo XIX, el té se había convertido en la bebida número uno no sólo de aristócratas y comerciantes, sino también de la gente corriente. Era difícil encontrar una casa que no tuviera un samovar y una tetera grande. A menudo lo bebían de una forma especial: con un bocado. Te contamos lo que significa esta expresión.
Las hojas secas de ultramar se han utilizado durante mucho tiempo como medicina. Esta bebida no estaba al alcance de todo el mundo, sino sólo de gente muy adinerada: por una libra de té (algo más de 450 gramos) se pedían de dos a seis rublos, mientras que 16 kilogramos de harina de centeno costaban sólo 35 kopeks. Pero con el tiempo, el té se convirtió en una bebida verdaderamente popular.
Se servía con mermeladas, distintos dulces, frutos secos y bollería. Y, por supuesto, con azúcar. Este era bastante caro, así que a los rusos se les ocurrió una forma original de hacer que el azúcar durase más tiempo. Bebían el té con un trozo de azúcar apretado entre los dientes, es decir, como un bocado. Así, daba para disfrutar de varias tazas de té. En cambio, la forma más “derrochadora” de tomar el té, cuando el azúcar se añadía a la taza y se removía, se llamaba “a lo caro”. Los más emprendedores, sin embargo, tomaban el té con azúcar “para después”. Colocaban un trozo de azúcar sobre un trozo de pan y desplazaban el azúcar poco a poco, dejándolo para más tarde. Cuando terminaban con el pan, el trozo de azúcar se guardaba para la siguiente ceremonia de té.
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