Sinagoga en San Petersburgo. 1906-1910.
Colección privadaHasta la década de 1850, el Imperio ruso tenía leyes estrictas sobre la residencia de los judíos, pero el emperador Alejandro II quitó algunas restricciones, y cada vez más comerciantes, científicos, estudiantes y artesanos judíos empezaron a trasladarse a Moscú y, por supuesto, a la capital de aquellos tiempos: San Petersburgo.
Ya había pequeñas casas de oración en la ciudad, pero la creciente comunidad, que contaba con unas 10.000 personas, necesitaba una casa de oración más grande. Y en 1869 el zar concedió a los judíos de San Petersburgo el derecho a construir una sinagoga en la ciudad. En memoria del emperador, el Salón de Bodas de esta sinagoga se llamó Salón de Alejandro.
La Gran Sinagoga Coral de San Petersburgo.
xstazio/Getty ImagesEl edificio no empezó a construirse hasta 1883. Al principio, se buscó durante mucho tiempo un lugar adecuado, que finalmente se encontró en el distrito de Kolomna, no lejos del Teatro Mariinski.
Hubo problemas de financiación y finalmente el barón Horace Günzburg, uno de los hombres más ricos del imperio, aportó la mayor parte del dinero. Günzburg procedía de una dinastía de banqueros y era cónsul del Gran Ducado de Hesse y el Rin en San Petersburgo, donde se le concedió el título de barón, y Alejandro II le permitió utilizarlo en Rusia. Según los recuerdos del poeta Ósip Mandelstam, Günzburg hizo una importante contribución a la vida de la comunidad, y siempre ocupó el lugar más importante y honorable en los oficios de la sinagoga. El magnate ferroviario Samuil Poliakov también contribuyó con una cantidad de dinero considerable.
Arca de la Torá/ Gran Sinagoga Coral.
Pascal Deloche/Getty Images; Legion MediaLa sinagoga debe su aspecto al crítico de arquitectura y arte Vasili Stásov: fue él quien sugirió que se construyera en estilo morisco, como la sinagoga de Berlín. Los arquitectos Iván Sháposhnikov y Lev Bakjman ganaron el concurso. Sin embargo, el diseño de la sinagoga no fue aprobado por el emperador, que ordenó “rediseñar el proyecto en dimensiones más modestas”.
La construcción se prolongó durante 10 años y no terminó hasta 1893. Al final, el edificio sigue impresionando por su tamaño: es la sinagoga más grande de Rusia (con una sala de oración para 1.200 personas) y la segunda de Europa, después de la de Budapest. Su enorme cúpula también es visible desde lejos, y el edificio destaca en el aspecto arquitectónico de la ciudad, distinguiéndose por su color terracota, poco habitual en San Petersburgo, y su ambiente oriental.
En su interior, llama especialmente la atención el ornamentado Aron Kodesh (un arca sagrada a modo de altar), que contiene siete rollos de la Torá que fueron traídos aquí para la consagración.
Arco metálico ornamentado frente a la Gran Sinagoga Coral / Escalera en la Gran Sinagoga Coral.
Keith Levit/Design Pics/Getty ImagesTras la revolución, los practicantes del judaísmo en Rusia fueron perseguidos, al igual que los representantes de otras religiones. No obstante, la comunidad judía sobrevivió hasta el verano de 1929, cuando fue clausurada, acusada de burguesa y nacionalista. El 17 de enero de 1930, las autoridades de Leningrado cerraron la sinagoga (también por ser excesivamente burguesa), con el pretexto de que los trabajadores judíos no la visitaban. Pero entonces los judíos se quejaron ante el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia (VTsIK), uno de los órganos estatales más importantes de la URSS. Y para sorpresa de todos, dio su efecto: en junio de 1930 la sinagoga se reabrió. Aun así, se confiscaron bienes valiosos: una parte se entregó al museo antirreligioso y otra al Fondo Estatal, donde se guardaban todos los objetos de valor nacionalizados.
A principios de la década de 1940, las autoridades hicieron otro intento de cerrar la sinagoga: propusieron ceder el edificio a un cine y una sala de conciertos. Estuvieron a punto de conseguirlo, pero a causa de la guerra la sinagoga nunca llegó a cerrarse ni tampoco se convirtió en un cine. Durante el cerco de Leningrado se llevaron al patio local los cadáveres de los judíos muertos, que luego fueron enterrados en fosas comunes en el cementerio judío de Preobrazhenski.
Durante toda la época soviética, la sinagoga estuvo bajo la atenta mirada del KGB. Se dice que siempre había agentes encubiertos en todas las reuniones y servicios. Sin embargo, cuando se decidió celebrar los Juegos Olímpicos en Moscú, la sinagoga de Leningrado fue incluida sorprendentemente en la lista de los principales lugares turísticos de la antigua capital. Y dos años antes de las Olimpiadas fue reparada a expensas del presupuesto estatal. Por primera vez desde la revolución.
Después del colapso de la URSS, la sinagoga y la comunidad judía abrieron una nueva página y empezaron a desarrollarse. Para el 300º aniversario de San Petersburgo, en 2003, se llevó a cabo una restauración a gran escala del edificio. Y hoy la Gran Sinagoga Coral es un importante centro cultural para la comunidad judía local, con guarderías y escuelas, un comedor benéfico, una tienda kosher y un restaurante.
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