Serguéi Diághilev se hizo famoso en todo el mundo por sus Temporadas de los Ballets Rusos. Normalmente ponía en escena producciones muy vanguardistas, buscando formas nuevas y atrevidas, mostrando el ballet del futuro. Eso era lo que le pedía el público europeo.
Pero el empresario también quería mostrar el ballet clásico ruso. Así que, en contra de las expectativas europeas, decidió hacer un experimento audaz... y revivió en escena el ballet canónico "La bella durmiente" con música de Chaikovski. Y utilizó la coreografía de Marius Petipa, que en 1890 había puesto en escena el ballet en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.
"La bella durmiente" de Diághilev se estrenó en Londres en 1921, y la producción batió todos los récords de asistencia. El ballet era extremadamente pomposo: en tres actos, con un prólogo y una apoteosis, con cinco cambios de decorado y ¡trescientos trajes!
Los bocetos de los trajes fueron dibujados por el artista Leon Bakst, que recordaba así la producción: "¡Un día inolvidable! Durante tres horas viví en un sueño mágico, embriagado por hadas y princesas, lujosos palacios revestidos de oro y el encanto de los cuentos de hadas.
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