Pushkin (1799-1837) está considerado el padre fundador de la literatura moderna rusa. Rechazó el canon clásico en el predominaban las odas al zar y rompió la barrera entre el lenguaje altisonante y el cotidiano. Escribió con un lenguaje que todavía se utiliza en Rusia para la comunicación oral y escrita.
La obra de Puskin abarca géneros muy diferentes. Escribió odas clásicas, poemas románticos, versos políticos y de amor, novelas en verso, dramas históricos, prosa realista, novelas cortas, relatos, leyendas y diarios de viajes. Y esto no es más que una mirada general, nada exhaustiva.
Pushkin identificó los principales temas que luego interesarían a los escritores a lo largo del siglo XIX y buena parte del siglo XX: el sufrimiento de una persona humilde, la confrontación entre un carácter excepcional y la sociedad, el difícil dilema entre la obligación y la felicidad personal, la rebelión de un individuo contra el sistema. Pushkin fue el primero en tratar todos estos temas que luego se convertirían en centrales para grandes clásicos como Dostoievski, Tolstói, Chéjov o Bunin, primer ruso en recibir el Premio Nobel de Literatura, en 1933.
Una de las principales obras de Pushkin es Eugenio Oneguin. Un destacado crítico de la época lo llamó "enciclopedia de la vida rusa", ya que abarcaba gran cantidad de aspectos culturales y de vida cotidiana del tiempo en el que fue escrito.
Una ópera, un ballet y numerosas adaptaciones dramáticas de la obra confirman esta idea y han consolidado su reputación a nivel internacional. Eugenio Oneguin se escribió a lo largo de casi una década (entre 1823 y 1831), y cambió y se transformó junto con el autor y su tiempo.
Autorretrado pintado en 1829
Vostock-PhotoUna razón importante para que Pushkin se haya mantenido tan popular es que sus obras son aparentemente sencillas. El uso del lenguaje cotidiano crea la ilusión de espontaneidad, aunque tan solo hace falta ojear las notas del propio Pushkin para descubrir cuánto tiempo invertía en cada línea. Tenía la habilidad para crear vívidas imágenes con tan solo dos o tres palabras.
Después de su muerte Pushkin ocupó un lugar especial en la cultura rusa. Sin embargo, durante su vida estaba lejos de la imagen de poeta serio y casi profético que adquirió posteriormente. Tenía un agudo sentido del humor y escribió versos epigramáticos insultando a diferentes personas, entre los que había algunos altos oficiales. De modo que tuvo varios duelos y problemas con las autoridades. Su trágica muerte tras un duelo por disputas amorosas es una triste prueba del estilo de vida que tenía.
Pushkin pasó varios años en el exilió por su Oda a la libertad, que no gustó al zar Alejandro I. Al principio lo enviaron al sur de Rusia y luego estuvo en arresto domiciliario en su finca de Mijáilovskoe, en la región de Pskov. Pushkin era amigo de muchos decembristas, revolucionarios que pedía una constitución y más libertad, y lo más probable es que si no hubiera sido por el exilio había participado en el levantamiento decembrista de 1825 en San Petersburgo.
Pushkin nunca abogó por echar al zar pero siempre defendió los derechos individuales a la libertad y a tener un espacio privado, además de luchar contra la censura. "No hay felicidad en este mundo, solo paz y libertad", escribió en uno de sus poemas, que resume una de las aspiraciones del pueblo ruso.
Dibujo del liceo en Tsárkoe Seló donde estudió el poeta.
Vostock-PhotoPushkin conocía y admiraba la belleza femenina. Tuvo una reputación de Don Juan y escribió algunos de los versos de amor más famosos de toda la literatura rusa: "Te amé, y quizá el amor, todavía no se haya extinguido en mi corazón...". Además, en Evgueni Oneguin formuló la principal regla del cortejo en Rusia: "Cuando menos la amas cuando la persigues, más se atrae a la mujer".
Numerosos autores reconocían la grandeza de Pushkin. En un encuentro escritores en 1880, Dostoievski pronunció un largo discurso sobre el poeta. "Nunca ha habido un poeta que haya atraído tanta simpatía como Pushkin. No solo se trata de simpatía sino de una increíble profundidad, la reencarnación de su espíritu en el espíritu de las naciones extranjeras, es casi una reencarnación perfecta", dijo el gran escritor.
Durante la inauguración del monumento a Pushkin en Moscú, Iván Turguéniev, autor de la novela Padres e hijos declaró: "En esencia, en toda su poesía tañen las formas y las esencias de nuestra gente".
Durante la época soviética hubo un auténtico culto a Pushkin. En todas las aulas de literatura del país y en muchos pisos había copias de los dos retratos más famosos del poeta, obra de Tropinin y Kiprenski. En 1937 hubo celebraciones a gran escala en recuerdo del centenario de su muerte y la celebración de los 150 años de su nacimiento fueron igualmente pomposas. Se fabricaron numerosos objetos con su nombre o figura: cigarrillos, cerillas, sellos, vajillas, jabón, perfume y otros muchos objetos. Pushkin se convirtió en un auténtico símbolo estatal.
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