Cómo un artista paralítico creó imágenes icónicas de la vida rusa del siglo XIX

Cultura
ALEXANDRA GÚZEVA
Si por casualidad os encontráis con un cuadro que muestre mujeres rechonchas y rubicundas, fiestas populares y un montón de colores, entonces es probable que estés viendo una pintura de Borís Kustódiev. Con motivo de su 140 cumpleaños, recordamos sus cuadros más interesantes.

Borís Kustódiev comenzó su carrera como retratista. Estudió en la Academia de Arte de San Petersburgo con el famoso artista, Iliá Repin, e incluso le ayudó en su pintura monumental, Sesión solemne del Consejo de Estado del Imperio ruso.

El joven Kustódiev, sin embargo, de repente se convirtió a la pintura de género y se trasladó a la ciudad de Kostromá en el río Volga en busca de personajes auténticos e imágenes rusas. Allí encontró algo que más tarde se convirtió en la temática principal de su arte: escenas de la vida mercantil, mujeres con vestidos coloridos y vida folklórica.

Durante algún tiempo incluso trabajó en varias revistas de caricatura política. Su dibujo de 1906, Zhupel (espectro) de la Revolución, muestra un esqueleto rojo gigante caminando por la ciudad y pisando casas y cadáveres. Esta imagen refleja la opinión de Kustódiev sobre la primera revolución rusa.

Kustódiev fue aclamado por la crítica y sus servicios fueron muy solicitados. Una vez fue requerido por Valentín Serov, que le ofreció el puesto de profesor de retrato en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú. Rechazó la oferta, sin embargo, porque no quería que nada interfiriese su pintura.

Junto con Roerich, Bakst, Benoir, Levitán y muchos otros, Kustódiev fue miembro del movimiento artístico Mir Iskusstva (Mundo del Arte) que es famoso por la producción de los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev. Estos artistas buscaban inspiración en la antigua cultura rusa.

Antes de Mir Iskusstva, todos los teatros tenían decoraciones y trajes estándar que se usaban para todas las obras, por lo que cambiarlos dependían del tema. Junto con los otros miembros del movimiento Mir Iskusstva, Kustódiev trabajó en diseños teatrales únicos para cada actuación. Creó decoraciones escénicas y diseños de vestuario para actuaciones modernistas como las óperas de Rimski-Kórsakov, La novia del Zar y La doncella de la nieve, así como para varias obras teatrales de Alexánder Ostrovski.

El brillo especial del arte de Kustódiev muestra la vida provincial rusa como un cuento de hadas. Curiosamente, sus primeras tentativas en este género aparecieron al dibujar retratos, como el del famoso cantante Fiódor Chaliapin y el del zar Nicolás II, así como autorretratos.

Las ilustraciones de Kustódiev para libros de literatura clásica también son significativas. Trabajó en gráficos y litografías para ilustrar historias de Nikolái Gógol, Mijaíl Lérmontov, Lev Tolstói, Nikolái Leskov y otros.

En 1909 el artista comenzó a sufrir los efectos de la aparición de un tumor en su médula espinal, y a pesar de varias cirugías terminó confinado a una silla de ruedas por el resto de sus días. A pesar de ello, durante los 15 años que le quedaron por vivir, Kustódiev continuó pintando, y sus obras más coloridas e inspiradoras datan de estos años.

Sentado en casa debido a la parálisis parcial que le afectaba, Kustódiev nunca presenció los acontecimientos revolucionarios de 1917, y en 1920 hizo su famoso cuadro, Bolchevique. Esta fue su reacción e interpretación de la Revolución. Sin embargo, la imagen de un proletario gigante dirigiendo al pueblo con una bandera roja es ambigua. Mientras que el incipiente Gobierno soviético lo veía como una afirmación de su ideología, parece que hay una fuerte similitud con el esqueleto de Zhupel.

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