En la época soviética se intentó domesticar a los alces salvajes de la taiga. Uno de los lugares donde los científicos estudiaron a los alces y acabaron domesticándolos con éxito fue la Reserva Natural de Pechoro-Ílich, situada en los Urales septentrionales de la República de Komi (a unos 1.300 km al noreste de Moscú). La granja local de alces tiene ya más de 90 años, pero aunque hoy sirve sobre todo para dar a conocer al público los alces y otros tesoros naturales de la región, los bosques de taiga vecinos son muy apreciados para la caza del alce, que está permitida desde octubre hasta el 10 de enero.
Cuando la nieve cubre el paisaje, los cazadores aprovechan la oportunidad para rastrear a esta escurridiza presa. El alce, con su majestuosa cornamenta y sus pezuñas, no es sólo un trofeo, sino una fuente de muchos kilos de carne. Esta carne, que antaño se criaba en abundancia, tiene una historia azarosa. En la época soviética, por ejemplo, se exportaba a Europa para fabricar alimentos dietéticos para bebés.
Sin embargo, encontrar carne de alce, ya sea en la taiga o en la tienda de alimentación, es sólo la mitad de la aventura. El verdadero reto tiene lugar en la cocina, donde exige un enfoque serio para transformarla en un plato delicioso. Si no se prepara con cuidado, la carne de alce puede resultar dura y sosa. Hay varias formas de utilizar el alce: como relleno de albóndigas, bliní, pimientos, etc., pero hoy vamos a probar a mezclar la carne con bayas ácidas: arándanos rojos.
Marinada en zumo de bayas, este plato de carne de alce enciende una sinfonía de sabores. Como la carne es magra, añadiremos manteca de cerdo. La carne de alce requiere un día entero de marinado y unas cuatro horas de cocción, pero el resultado final merece la pena.
Ingredientes para 4 raciones:
Para la carne de alce
- 1-1,5 kg de carne de alce (parte blanda sin huesos)
- 500 g de arándanos rojos
- 50-100 g de manteca de cerdo
- Sal y pimienta al gusto
Para la guarnición
- 500 g de patatas
- 50-70 g de aceite vegetal
- Sal, especias al gusto (eneldo seco y perejil)
Preparación:
La primera parte del proceso se dedica a marinar la carne. Utilizar una batidora para triturar los arándanos rojos hasta conseguir una consistencia suave.
Frotar la carne de alce con un poco de pimienta (excluir la sal en esta fase).
Verter el puré de arándanos rojos sobre la carne y refrigerar a presión durante un día.
Al día siguiente, sacar la carne del adobo (pero conservar el adobo) y rellenarla con manteca de cerdo.
Hacer incisiones en la carne e introducir pequeños trozos de manteca. Salar la carne generosamente.
Envolver la carne en papel de aluminio y colocarla en una fuente de horno. Hornéala a 160-170℃ durante tres horas. Asegúrate de que hay una pequeña cantidad de agua en el molde durante la cocción (añada según sea necesario).
Mientras se hornea la carne, prepara las patatas.
Pele y corte las patatas en rodajas, luego enjuágalas bien con agua fría. Cocer al fuego sin añadir sal.
Cuando el agua hierva, esperar dos minutos y retirar del fuego. Escurrir el caldo con ayuda de un colador.
Mezclar el aceite vegetal con las hierbas secas (eneldo y perejil).
Verter la mezcla sobre las patatas y remover.
Reparte las rodajas en una fuente, luego sálalas y hornéalas durante 20-30 minutos a 180-200℃. Sabrás que las patatas están listas cuando tengan una corteza dorada.
Unta la carne de alce horneada con el puré de arándanos rojos de la marinada y hornea media hora más a 180-200℃. Esto creará un delicioso glaseado de arándanos rojos.
Una vez hecha, corta la carne de alce en lonchas finas y sírvela con las patatas doradas rebozadas.
¡Que aproveche!
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