Kruglik: Un pastel de ensueño para celebrar una boda cosaca (Receta)

Cocina
OLGA BROVKINA
Este plato cosaco, el kruglik, se cocinaba en la época de Iván el Terrible. La receta se ha conservado a lo largo de los siglos y todavía se disfruta hoy en día. No dudes en preparar el kruglik y darte un festín cualquier día de la semana, incluso cuando no haya ninguna fiesta importante en el calendario.

Conocidos como los guerreros más fieros y valientes, los cosacos son una comunidad étnico-social que vive en el sur de Rusia desde hace 500 años. Celebrar un enlace matrimonial en territorio cosaco suele ser muy diferente a lo que entendemos por bodas. Tienen muchas características peculiares, sobre todo en cuanto a la comida.

Los invitados, los nuevos residentes o los transeúntes ordinarios siempre eran acogidos con entusiasmo por los cosacos; por eso eran frecuentes las fiestas y cualquier tipo de cena espontánea en el Don (su río más importante, donde construían sus casas). El ambiente especial de los cosacos se debe, en la mayoría de los casos, a sus habilidades culinarias: comida sabrosa y sustanciosa elaborada con ingredientes frescos y caseros. Los platos son sencillos, pero absolutamente auténticos.

Una de esas obras maestras es un pastel llamado “kruglik” (“krugli” significa redondo en ruso). El kruglik es un pastel de fiesta hecho de masa de levadura con varios rellenos y decoraciones coloristas. La tarta puede estar rellena de carne, manzanas, coles, requesón o mermelada.

Antiguamente, el kruglik sólo se cocinaba en ocasiones importantes, como bodas o ceremonias solemnes. El pastel simbolizaba la hospitalidad y la amabilidad, la generosidad de los propietarios, el bienestar de la familia y el respeto a las tradiciones.

Sin embargo, hay algunas reglas. Por ejemplo, si el kruglik es dulce, es preferible espolvorearlo con azúcar en polvo, y si se hace con carne hay que añadir caldo (unos 300 ml) al relleno. De este modo, resulta más jugoso y sabroso. Otro secreto del kruglik cosaco es una apetitosa corteza dorada. Para conseguirlo, hay que engrasar el pastel con yema de huevo después de 15-20 minutos en el horno. Y por último, es mejor amasar la masa con las manos, sin prisas.

En cuanto a las grandes ocasiones, el kruglik era “imprescindible” en las bodas. Las de los cosacos solían celebrarse en otoño, después de la cosecha, cuando había mucho más tiempo libre. También era beneficioso desde el punto de vista económico: los cosacos solían celebrar durante varios días a gran escala, por lo que debía haber muchos platos variados y alcohol en el banquete.

El pastel Kruglik era como una tarta de boda para nosotros hoy en día. Estaba bellamente decorado con hojas, flores y otros adornos, entrelazados con ciertos símbolos y subtextos. Así pues, hoy sugiero que cocinemos juntos este espléndido pastel, aunque no haya ninguna ocasión festiva, y ojalá dirva para dar felicidad a nuestros seres más queridos y cercanos.

Ingredientes

Para la masa:

Preparación:

Vierte la leche caliente en un recipiente hondo, añade un huevo, la sal, el azúcar y la levadura, y remueve con un batidor. Déjalo reposar durante 10 minutos.

Cuando haya pasado el tiempo, añadir la mantequilla derretida, batir y empezar a añadir poco a poco la harina, dejando sólo 100-200 g para más tarde.

Tamizar los 100-200 g restantes sobre la mesa, y transferir la masa allí también. Amasar poco a poco la masa blanda hasta que empiece a desprenderse de las manos (en 3-5 minutos). Pero presta atención a no excederte en el amasado.

Poner la masa en un bol, cubrirla con film transparente, envolver el bol en una toalla grande y caliente y dejarla subir durante 40-50 minutos.

A continuación, saca la masa del bol, estará muy flexible, elástica y caliente, y será fácil de trabajar. Poner la masa sobre la mesa espolvoreada con harina.

Enrolla un trozo de masa para formar un pastel redondo. Rellénalo con las manzanas cortadas en rodajas y vierte la mermelada por encima. Asegúrate de que la mermelada no se derrame sobre la bandeja del horno.

Enrolla otro trozo de masa y haz tiras como se muestra en la foto.

Coloca 9 tiras en vertical y espaciadas uniformemente sobre la tarta rellena. Utiliza las tiras más largas en el centro y las más cortas en los extremos.

Dobla una de cada dos tiras (5 en total) hacia atrás para que casi se caigan de la tarta. Coloca una de las 9 tiras no utilizadas perpendicularmente en la parte superior. Despliega las 5 tiras verticales hacia atrás para que queden sobre la perpendicular. Te quedan 8 tiras.

Dobla hacia atrás las otras 5 tiras verticales. Coloque una de las 8 tiras no utilizadas perpendicularmente en la parte superior. Despliega las 5 tiras verticales para que queden sobre la perpendicular. Ahora se empieza a ver el bonito dibujo tejido. Repite el proceso con las últimas, tejiendo las tiras por encima y por debajo de las otras.

Dobla el exceso de masa que queda sobre los bordes de la tarta hacia atrás y pínchalo con la masa inferior de la tarta.

Divide la masa restante en 4 bolas y extendiende cada una de ellas. Coloca el primer círculo sobre la mesa, úntalo con mantequilla caliente y espolvoréalo con azúcar. Coloca el segundo círculo encima y repite el proceso.

Divide el círculo grueso en 8 partes.

Haz un pequeño agujero dentro de cada pieza. Y saca cada la masa a través de estos pequeños agujeros. Mira la foto para comparar los resultados.

Decora la masa de la tarta enrejada con los adornos del paso anterior.

Engrasa la tarta con un huevo mezclado con un poco de leche.

Hornear la tarta durante 40 minutos a 180 grados centígrados. Retira del horno, rocía con agua con un pulverizador o con un pincel. Cubre la tarta con una toalla y déjala reposar durante 10-15 minutos. El pastel estará muy suave y tierno. 

¡Que aproveche!

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