Russian House #1, que abrió sus puertas en 2015, tiene una terraza panorámica sobre el río Ruso en California. Dos mujeres rusas, Tatiana Ginzburg y Polina Krasikova, crearon un espacio para los platos rusos y sus interpretaciones modernas, así como un lugar para discusiones francas y prácticas espirituales.
A Polina Krasikova le gustaba viajar por todo el mundo (si recuerdas cómo era eso antes de la pandemia), y tomó prestadas muchas combinaciones culinarias de Europa, India y China. Por eso los platos de Russian House #1 adquirieron sabores que difícilmente se pueden encontrar en otro lugar. Además, propone cocinar recetas rusas con ingredientes locales. El restaurante prepara alimentos con setas y verduras que los agricultores locales llevan a los chefs. Así es como ha ocurrido que los californianos puedan disfrutar de los imprescindibles rusos (borscht, pirojki, bliní, kasha y pelmeni), además de algunas especialidades con sabor eslavo.
“Así, aparecieron el trigo sarraceno con algas y cigalas, la sopa de col verde o schi con col rizada, la vinagreta con papaya, la sopa de guisantes con jengibre y cúrcuma, así como muchas otras obras maestras”, dice Tatiana Urósova, directora del restaurante.
“Polina añadió un enfoque ayurvédico a las recetas: la combinación adecuada de ingredientes y un conjunto de cinco sabores básicos. Así, se añadieron a la cocina exquisitas combinaciones de especias, hierbas y verduras, que son tan populares entre los californianos concienciados con la nutrición”, dice Tatiana.
Lo que más choca a los huéspedes que viajan desde San Francisco al histórico complejo y museo ruso, Fort Ross, por ejemplo, es que no hay menús ni precios. Antes de la pandemia, la comida se servía en forma de buffet. Los huéspedes podían elegir lo que querían y donar después. Durante la pandemia, la comida la servía el personal.
“Durante este periodo, teníamos que escribir los nombres de los platos, y palabras desconocidas como ‘solianka’ (sopa con col y carne) confundían a los huéspedes. Así que cambiamos el nombre de algunos platos. Las gachas de cebada perlada se convirtieron en risotto de cebada, la schi o sopa de col, también conocida como borscht blanco. La palabra borscht la entiende todo el mundo”, dice Tatiana.
Algunos clientes vuelven aquí una y otra vez, o incluso empiezan a ser voluntarios; así es como funciona el restaurante. Los clientes pueden cocinar sus platos favoritos con los chefs, probarlos e intercambiar consejos. Tatiana reunió todas sus recetas favoritas en el libro Cookbook : Russian House #1 Culinary Secrets: Colección bellamente ilustrada de recetas rusas de inspiración californiana que ya está disponible en inglés en amazon.
Uno de los platos más populares de su menú es el borscht vegano, dice Tatiana. Aquí publicamos la receta por si quieres probar una nueva versión de esta sopa idiomática.
Borscht vegano de ensueño de Russian House #1
Ingredientes:
Sirve para una olla grande
- 4 cuartos de agua (en sistema métrico, utiliza 4 litros)
- 3 patatas cortadas en trozos del tamaño de un bocado
- 2-3 remolachas frescas
- 1 col pequeña (o 1⁄2 grande)
- 1 taza de tomates cortados en dados (preferiblemente ecológicos)
- 1 pimiento rojo
- 2 cebollas
- 2 zanahorias
- 3 cucharadas de aceite de girasol
- 1 cucharada de sal (o al gusto)
- 1⁄2 cucharadita de pimienta negra (o al gusto)
- 1⁄2 cucharada de semillas de eneldo,
- 1 hoja de laurel grande
- 1 limón
- 1⁄2 cucharadita de pimienta roja picante (o al gusto),
- 1⁄2 cucharadita de clavos aromáticos,
- 5 -10 dientes de ajo fresco (al gusto)
- 1⁄2 - 3⁄4 taza de vinagre de sidra de manzana (al gusto)
- 1 cucharada de mantequilla, si no eres vegano pero quieres una versión más nutritiva
Adorna con:
- crema agria (1 cucharada para cada plato)
- hierbas (eneldo fresco)
Preparación:
Lo más aburrido pero básico: Prepara todas las verduras. Pide ayuda a alguien, si es posible, para pelar y cortar las patatas en cubos; pela las remolachas y las zanahorias, y rállalas gruesamente. Pica las cebollas y corta el pimiento rojo en dados. Desmenuza la col en trozos largos y finos. Pica el ajo.
La parte divertida: hervir, freír, hacer magia. Busca una olla grande y añade el agua, las patatas, la sal, la pimienta negra, el laurel, las semillas de eneldo, el cardamomo y deja que hierva para hacer el caldo de especias.
Haz la supermezcla de borscht. Añade aceite de girasol (o mantequilla) a una sartén grande, luego añade las remolachas, el vinagre de sidra de manzana (puedes sustituir el vinagre por un poco de zumo de limón si quieres), los tomates cortados en dados y los pimientos rojos cortados en cubos. El vinagre añade un sabor ácido y ayuda a mantener el color brillante, así que no te olvides de él. Sigue salteando hasta que las remolachas se ablanden pero no estén cocidas al 100%. Pon las zanahorias ralladas y las cebollas cortadas en dados en otra sartén con un poco de aceite y cocina hasta que se doren.
Llegó la hora de integrarlo todo. Combina el caldo de especias con las remolachas, las zanahorias y las cebollas. Añade clavos, especias para encurtir, pimiento rojo picante y mantequilla para que quede más rico, si quieres. Añade el zumo del limón, o puedes dejar las cáscaras y sacarlas antes de servir. Deja que la sopa de remolacha se asiente con todos los ingredientes a fuego lento o medio para que cueza a fuego lento, sin que llegue a hervir, durante unos 4 o 5 minutos. A continuación, añade el ajo y deja que hierva durante un minuto. ¡El borscht está listo!
Servir con crema agria, eneldo fresco y pan de centeno.
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