Elena es una de esas raras confiteras que presume no sólo de ser capaz de decorar espectaculares pasteles con pinturas en acuarela, sino también de gozar de una figura envidiable. Sus fans de Instagram ya son más de 250.000.
Elena admite que es muy golosa. En lugar de almorzar y cenar, puede comer dulces todo el día, pero no se preocupa demasiado por ello. Agradece a la genética y a su amor por el deporte el poder disfrutar de su esbeltez.
Elena Gnut fue a una escuela de arte, pero pronto sintió que no era ninguna artista, que le faltaba perseverancia. Y tampoco se sintió atraída por el diseño de interiores como profesión.
Un día, el marido de Elena encontró una “receta de la felicidad” en un libro. “El secreto era volver a hacer lo que te gustaba de niño. Recordé que me gustaba hornear galletas. Me inscribí en una clase, pero pronto me di cuenta de que era hora de iniciar algo por mi cuenta. Así que empecé a experimentar en casa”, dice Elena.
“Estoy muy agradecida a mis padres por darme una educación artística. Pintar las tartas es mi parte favorita del proceso creativo”. Elena cubre sus pasteles con masilla, sobre la que crea imágenes utilizando colorantes alimentarios.
Elena hizo su primer pastel de este tipo para el aniversario de boda de sus padres, y lo decoró con lirios. Poco después, empezó a hornear tartas por encargo. Y no hace mucho tiempo, en su ciudad natal de Kaliningrado, abrió una cafetería y pastelería donde los clientes pueden degustar sus creaciones.
Elena recibe la ayuda de su madre y varios asistentes. A su hija Katia también le gusta dibujar y a veces le echa una mano.
“Me gusta crear pasteles temáticos con figuras y dibujos, como algo salido de un cuento de hadas”, dice Elena.
Sin embargo, admite que le encanta el color gris, por lo que incluso los pasteles de “niños” a veces parecen bastante adultos.
Uno de sus temas favoritos es el invierno y el Año Nuevo. En cada ocasión, se las arregla para crear algo nuevo. Por ejemplo, este año hizo bolas decorativas con renos y personajes de El cascanueces.
Su repertorio va más allá de los temas infantiles, por supuesto. Para el alcalde del pueblo de Yantarni en la región de Kaliningrado, Elena horneó un pastel con la imagen del filósofo alemán Immanuel Kant, que yace enterrado en el enclave ruso en el Báltico (antes llamado Konigsberg).
En la actualidad, Elena es invitada con frecuencia a participar en clases magistrales sobre el arte de confitería en Rusia, Asia, Europa y América.
Pincha aquí para ver fotos de los “pasteles cósmicos” rusos que están conquistando el mundo.