El estereotipo de que la comida espacial se sirve en tubos es bastante anticuado. Todavía se pueden encontrar algunos de estos tubos en la Estación Espacial Internacional, pero sólo como envase para miel y salsas. Puedes probar alimentos espaciales en la Tierra, donde se venden como suvenires. Te lo esplicaremos más adelante.
Desde 1982 los alimentos del espacio se deshidratan y se envasan en bolsas de plástico especialmente diseñadas para condiciones de ingravidez. Los cosmonautas sólo necesitan añadirles agua caliente o fría, dar un buen batido y la comida está lista. Luego cortan la parte superior del paquete por el otro lado por donde agregaron agua, meten una cuchara larga especial y empiezan a comer.
Los alimentos para ser consumidos fuera de la atmósfera se producen actualmente, utilizando tecnologías especiales, en la Planta Experimental de Biriuliovo (Moscú). El 90% de la mayoría de los alimentos consiste en agua y, una vez retirada, el volumen y el peso disminuyen, lo que juega un papel importante en los vuelos espaciales. Cada gramo enviado al espacio supone un costo añadido y por lo tanto, las comidas deben ser deshidratadas.
Otro de los envases más populares para la comida es la típica lata, que en su mayoría contiene carne o pescado en gelatina y puede prepararse en un calentador eléctrico especial. Curiosamente, la NASA suministra parcialmente a la ISS comida que se puede encontrar en cualquier tienda de alimentos, pero empaquetada de forma especial.
Hay más de 450 platos en el menú de la estación espacial: borsch, rassólnik (una sopa tradicional hecha con pepinos encurtidos), lengua de res con aceitunas y muchos otros. En la cultura rusa, el requesón es muy popular. También es indispensable para el funcionamiento normal del cuerpo del astronauta, ya que es rico en calcio en forma biodisponible. También es útil para hacer intercambios. Por ejemplo, los cosmonautas rusos de la ISS hacen trueques con su requesón a cambio de camarones y sashimi con sus colegas estadounidenses y japoneses.
“Las sopas rusas me hicieron descubrir nuevos sabores. Nunca había probado el requesón con espino amarillo, algo bastante raro pero muy sabroso”, comenta Alexandre Mangeot, comandante de la tripulación francesa de la misión Mars 160 de la Mars Society. Mangeot pasó un mes en la isla Devon en el Ártico, donde su tripulación comió alimentos creados en el Laboratorio de Alimentos Espaciales.
Desde hace algunos años, los terrícolas comunes tenemos la oportunidad de probar alimentos espaciales reales. Durante muchos años, cualquier información sobre la industria espacial era clasificada. Pero entonces, por primera vez, el Laboratorio Ruso de Alimentos Espaciales introdujo los alimentos espaciales en el mercado.
En un guiño a la tradición, este alimento espacial se produce en tubos y latas en la misma Planta Experimental de Biriuliovo. En comparación con los alimentos deshidratados contemporáneos del espacio, viene listo para usar, sin necesidad de añadir agua. Aunque las recetas y las tecnologías de procesamiento se mantienen en secreto, ahora cualquier persona puede comer como un cosmosnauta.
El ingeniero Antón Lopatin probó la comida de los cosmonautas por primera vez en una conferencia sobre el espacio: “Siempre pensé que la comida espacial no era sabrosa. Pero la sopa de remolacha del Laboratorio de Alimentos Espaciales sabe exactamente igual que la que cocina mi esposa. Los tubos resultan muy prácticos para comer en el coche”.
A principios de la era espacial, los científicos pensaban que era casi imposible comer en condiciones de ingravidez. Yuri Gagarin, el primer hombre en el espacio, tenía un encargo importante a realizar durante sus 108 minutos de vuelo espacial: “Intenta comer algo”.
Le resultó imposible.. En la ingravidez se producen muchos cambios en el cuerpo humano, por ejemplo, el calcio desaparece de los huesos. Por lo tanto, la dieta del astronauta debe ser tremendamente equilibrada en cuanto a cantidad de grasas, proteínas y carbohidratos. A menudo, los cosmosnautas encuentran que sus gustos cambian. Antes del vuelo y durante el vuelo, pueden disfrutar de platos completamente diferentes. Además, los alimentos espaciales son terapéuticos para los que están en el espacio.
Los científicos se enfrentaron a muchos obstáculos para encontrar la mejor solución para alimentar a los cosmonautas: la imposibilidad de usar platos normales; la disminución del peso de los productos; el almacenamiento sin uso de refrigerador; y un empaque especial para comer alimentos sin peso. Además, tuvieron que crear recetas de platos precocinados teniendo en cuenta el trabajo de los cosmonautas en situaciones estresantes con mayores cargas físicas y mentales. Por lo tanto, los alimentos espaciales deben preservar las sustancias útiles, las vitaminas y los microelementos. La dieta de los cosmonautas debe ser equilibrada y también sabrosa.
El pan debe prepararse de manera muy diferente, para que se mantenga de una pieza y dure mucho tiempo. El Instituto Ruso de la Industria Panadera tuvo que encontrar una solución para usar pan en la Estación Espacial Internacional sin el riesgo de que las migajas entraran en el sistema de ventilación. Se les ocurrió un pan en miniatura, lo suficientemente grande para comerlo de un bocado. En textura y sabor, este pan es practicamente igual que el que comemos en la Tierra.
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