En los últimos diez años el número de infectados por VIH en Rusia se ha duplicado, según datos de Rospotrebnadzor, Servicio Federal para la Supervisión de los Derechos de los Consumidores y el Bienestar Humano. A 1 de noviembre de 2015, había 986.657 personas portadoras y los médicos tienen en constante observación a 600.000, mientras que más de 220.000 se encuentran bajo tratamiento de antirretrovirales.
Actualmente la zona con más afectados es la región de Irkutsk, cerca del lago Baikal. Las regiones de Sverdlovsk (en los Urales) y Samara (en el suroeste) también son lugares con un mayor índice de afectados.
En los últimos dos años el reparto de medicinas se ha realizado a un nivel regional, pero a partir de 2016 se volverá a centralizar.
Desde 2001 el presupuesto de gastos para la lucha contra el VIH se ha multiplicado por seis, desde 47 millones de dólares hasta 296 millones. En 2014 se gastaron 320 millones de dólares en medicinas para el VIH. Este año la cifra se redujo hasta los 258 millones de dólares. Según informa la Ministra de Sanidad Veronika Skvortsova, en 2016 se incrementará la financiación de los programas de lucha contra el VIH hasta los 302 millones de dólares.
Los pacientes con VIH afirman que se dan muy pocos casos en los que el doctor se niegue a atenderlos. Sin embargo, en Rusia se han reducido drásticamente las normativas por las que se asigna un tratamiento antirretroviral. El umbral de linfocitos específicos debe ser menor de 350 células; en Europa es de 500 y en EE UU el tratamiento se dispensa inmediatamente después de dar positivo en la prueba.
Las organizaciones públicas mantienen páginas web sobre el VIH y su prevención, dan charlas y hacen campañas de publicidad, pero no se puede decir que sea la norma general.
La corporación estatal Rostec ha tomado la iniciativa para empezar a producir medicinas a nivel nacional para el VIH. Una subdivisión de la compañía desarrolla un programa para cubrir el 30% de la demanda nacional con producción rusa para el año 2020. El Ministerio de Sanidad gasta alrededor de 260 millones de dólares al año en adquirir los medicamentos en el extranjero.
Actualmente los preparados rusos se usan poco porque algunos se encuentran en estado de prueba y otros han recibido quejas de los pacientes. La mayoría de los medicamentos antirretrovirales utilizados son de origen indio o chino.
En el país no hay un programa nacional contra el VIH. Consecuentemente, tampoco hay un sistema común de prevención.
Recientemente el diputado de la Duma Magomed Selimjánov propuso un polémico proyecto de ley para obligar a hacerse un análisis de VIH antes de contraer matrimonio. Esta ley está vigente en Chechenia desde 2011.
Según la legislación, los portadores de VIH no tienen derecho a trabajar en instituciones médicas que trabajen con el VIH y el SIDA, en laboratorios de análisis sanguíneos y en el ámbito de la investigación científica relacionado con el VIH y el SIDA.
Por otro lado, hay casos en los que jefes de la compañía expulsan del trabajo a los portadores del VIH tras un examen médico.
La mayor discriminación se da en las zonas rurales. El principal problema es el acceso a la sanidad, ya que los pacientes padecen un trato discriminatorio en instituciones médicas no especializadas.
Según la ley vigente, se deporta a los extranjeros portadores del VIH. Al tramitar la residencia temporal o permanente, los ciudadanos extranjeros presentan una prueba de VIH, sin la cual no se podrá conseguir el permiso de residencia.
No obstante, en 2006 el Tribunal Constitucional determinó que cada caso de deportación debe tratarse por separado teniendo en cuenta la situación de cada persona.
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