1. Casa Levenson, calle Trejprudni, 9
Esta casa, diseñada por el arquitecto Fiódor Shejtel, fue construida en 1900 para Alexánder Levenson, propietario de un famoso taller tipográfico moscovita. La casa tenía espacio para alojar las máquinas de imprenta, así como habitaciones para vivir. Lo más destacado de la casa es una fascinante linterna de techo. Recientemente, la casa fue restaurada y ahora está a la venta. El precio del edificio de 1.000 m2 es de 1.100 millones de rublos.
2. Casa Zimins, calle Degtiarni Lane, 8/3
Lo que parece una casa normal y corriente desde el exterior es en realidad una de las mansiones más elegantes de Moscú del siglo XIX, construida para Nikolái Zimin, un importante comerciante de tabaco ruso. Construida en 1896 según el proyecto de Edmund Yuditski, aún alberga su decoración interior original. Los aficionados alcine ruso podrían reconocerla por la película Brat-2, dirigida por Alexéy Balábanov.
En la actualidad, el edificio alberga la Agencia de Gestión y Uso de Monumentos Históricos y Culturales del Ministerio de Cultura de Rusia, unos uno de los principales especialistas en la conservación del patrimonio del país.
3. Casa Igumnov, calle Bolsháia Yakimanka, 43
Esta casa parece un palacio salido de un cuento de hadas ruso, pero en realidad fue construida en 1895 (diseñada por el arquitecto Nikolái Pozdneiv), por orden de Nikolái Igumnov, un magnate textil de Yaroslavl.
Los ladrillos llegaron de Países Bajos, los fascinantes azulejos de porcelana de la fachada fueron hechos por encargo especial de la fábrica de porcelana de Kuznetsov, la más famosa de Rusia en aquel momento. El costo de la casa fue supuestamente de alrededor de 1 millón de rublos (cuando 150 rublos eran el buen sueldo de un año). En el interior, las 40 habitaciones de la casa estaban decoradas en una gran variedad de estilos, desde el tradicional ruso hasta el art nouveau.
Actualmente, la Casa Igumnov es la residencia del embajador francés en Rusia.
4. Casa Morozova, calle Spiridonovka, 17
Otra casa de Fiódor Shejtel, una estrella del art nouveau moscovita, fue encargada por Zinaida Morozova, la esposa de Savva Morozov, un magnate textil.
El diseño interior fue hecho por un famoso pintor Mijaíl Vrubel, que hizo varios murales inspirados en la estética caballeresca de la Europa medieval, que destacaba en combinación con el estilo neogótico de la casa.
En 1938, la Casa Morozova se convirtió en la Casa de Recepciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, que permanece hasta hoy.
5. Mansión Vtorov (Casa Spaso), Plaza Spasopeskóvskaia
Esta mansión, encargada por el industrial textil Nikolái Vtorov, fue construida en 1913. Toma su nombre de Casa Spaso, de la Plaza Spasopeskóvskaia, donde se encuentra. Es una recreación neoclásica de una mansión clásica de clase alta de la ciudad en la década de 1820, con ventanas paladianas y un plano interior perfectamente simétrico.
La familia Vtorov vivió en la casa durante sólo 4 años antes de la Revolución, después de lo cual el edificio fue expropiado por el nuevo gobierno soviético para servir como casa de recepción del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia.
En 1933, la casa se convirtió en la residencia de William C. Bullitt, el primer embajador de los Estados Unidos en la Unión Soviética, y desde entonces ha sido la residencia de los embajadores de los Estados Unidos. Los presidentes Dwight Eisenhower, Richard Nixon y Ronald Reagan se alojaron allí cuando visitaron Moscú.
6. Mansión Riabushinski, calle Malaya Nikítskaia, 6/2
Esta mansión, construida de nuevo por Fiódor Shejtel, esta vez para el millonario Stepán Riabushinski en 1900-1902, es probablemente la obra más famosa del arquitecto en Moscú. Además de toda la fascinante decoración interior en art nouveau y la famosa escalera con una lámpara de medusa, la mansión también albergó una capilla secreta (los Riabushinski eran Viejos Creyentes, proscritos en Rusia hasta 1905). “Creo que en toda Europa no hay una casa como esta”, dijo Riabushinski al examinar la mansión recién construida.
Después de 1917, cuando la familia Riabushinski huyó de Rusia, la casa se convirtió en propiedad del Estado y, en 1931, el escritor Maxim Gorki y su familia comenzaron a vivir allí. A Gorki no le gustó nada la mansión, describiéndola como “incómoda, pero apta para trabajar al menos”. Tras la muerte de Gorki, la mansión se convirtió en el museo Maxim Gorki, lo que contribuyó a preservar los interiores únicos de la casa hasta el día de hoy.
7. Mansión Berg, Calle Denezhni, 5/1
Construida en 1897 por Piotr Boitsov, la casa fue encargada por un hombre de negocios llamado Serguei Berg. Comprende diferentes estilos: gótico, barroco y art nouveau. La mansión Berg fue una de las primeras casas de Moscú en tener electricidad instalada - iluminación y un timbre eléctrico. Fue aquí donde se celebró la primera “velada eléctrica de baile”.
La casa, que había conservado toda su decoración interior original, fue restaurada en 2016. Actualmente alberga la Embajada de Italia en Rusia.