Los rusos entendidos en el tema dicen que el lugar más emocionante de Rusia está en los Urales, cerca del pueblo de Orda (krai de Perm). La cueva Ordínskaia es la gruta submarina más larga de Rusia y la cueva de yeso más grande del mundo. Aunque no es muy profunda (43 m), los lagos cubren alrededor de 4,5 km. Todavía hay cientos de galerías de cuevas esperando ser descubiertas. Además de los laberintos submarinos, los buceadores se enfrentan a temperaturas muy frías, de unos 4-6ºC. Sin embargo, durante el invierno hace más calor dentro de las cuevas que fuera.
Esta cueva, situada en Jakasia, se encuentra cerca del pequeño pueblo de Málaia Sya. El nombre proviene de su complicado sistema de pasadizos subterráneos. No es recomendable visitar la cueva sin un guía experimentado, ya que existe el riesgo de no encontrar el camino de regreso. En su pequeña gruta de 10 m se encontraron restos humanos y algunas cerámicas. En 1981 un grupo de espeleólogos descubrió 11 km de pasadizos. Cascadas de grutas, galerías de varios niveles, lagos de cuevas... pero sólo una salida.
Hace millones de años había un océano llamado Tetis pero después de varios cataclismos, su fondo se transformó en las montañas del Cáucaso y en las cuevas Vorontsóvskie. Este sistema de cuevas de 11 km de longitud es ahora uno de los atractivos turísticos más populares de Sochi, la ciudad situada a orillas del mar Negro. Cuatro grandes cuevas tienen 14 salidas y están conectadas entre sí. Aquí encontrarás conchas fosilizadas y muchos seres submarinos.
La población local conoce bien la cueva Kashkulákskaia en Jakasia. Está situada a 180 km de la capital, Abakán. Creen que los huéspedes no bienvenidos de este siniestro lugar caerán en la “locura”. Durante la época soviética muchos de los que no creían en el Diablo Negro probaron su suerte y no salieron bien parados. Según cuenta la leyenda, en 1960 un grupo de 20 estudiantes entró en la cueva y solo regresaron dos chicas, que terminaron en un hospital psiquiátrico. Seis meses después, visitaron la cueva otras 30 personas bien preparadas y todos juraron que vieron algo que los volvió locos. Nadie sabe lo que ocurrió allí abajo: tal vez solo fue el resultado de los elementos extraños o de la pérdida de orientación y la claustrofobia bajo el agua. Pero el hecho es que la gente estaba realmente asustada.
La cueva de Piatigorsk llamada Proval fue descubierta en el siglo XVIII. El escritor Mijaíl Lérmontov describió en sus novelas los paseos nocturnos por esta cueva. “Según los científicos locales, aquí es exactamente donde está el cráter del volcán extinto”, escribió en Princesa María. Dentro de la cueva, hay un lago de agua caliente de color turquesa que se cree que tiene propiedades curativas mágicas.
Uno de los lugares más asombrosos de Kamchatka es la cueva helada del volcán activo Mutnovski (a 80 km de Petropávlovsk-Kamchatski). Tras las erupciones surgieron túneles inundados de agua que posteriormente se convirtieron en formaciones heladas de muchos colores diferentes. ¡Es realmente fantástico!
La cueva más profunda de Rusia (unos 900 m) recibió su nombre en honor al personaje de El Señor de los Anillos. En 1994, cuando los espeleólogos estaban descendiendo por el estrecho pozo, tenían la sensación de estar dentro de la garganta del fantástico monstruo Balrog. La cueva está situada en la república de Karacháyevo-Cherkesia.
Durante miles de años la cueva de Denísov en la región de Altái (a 250 km de Bisk) fue un refugio para los hombres prehistóricos. Uno de los artefactos más famosos descubiertos aquí son los restos de un tipo desconocido de humano, que vivió aquí antes del Homo sapiens, hace unos 50.000 años. Llamado el hombre de Denísov, probablemente era un pariente del Neandertal. La cueva es una atracción turística popular y no se necesita un equipo especial para llegar.
La cueva Bótovskaia en la región de Irkutsk es la cueva más larga de Rusia. ¡Mide 62 km de longitud! Fue descubierta por accidente cuando un cazador siguió el rastro de un oso y vio su entrada. Dentro de la cueva hay muchos pasadizos y largas e intrincadas galerías donde solo pueden adentrarse los turistas entrenados.
Enormes formaciones –estalactitas– que cuelgan sobre las cabezas, eternos bloques glaciares bajo los pies y lagos subterráneos sin fondo. Estos son los tesoros helados escondidos en la cueva de hielo de Kungur, situada en los Urales. Quizá sea uno de los destinos más populares de esta cadena montañosa y la atracción subterránea más antigua de Rusia. Es conocida desde el siglo XVIII y atrae a muchos turistas con su belleza helada, que ni tan siquiera se derrite en verano.
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