A finales de la década de 1940, el ejército soviético buscaba un arma de nueva generación que hiciera a sus soldados invencibles en combate. Los ingenieros idearon una serie de proyectos para sustituir a los anticuados Mosin Nagant. Las pruebas comenzaron en 1947 y los candidatos más destacados para convertirse en las principales armas de los soldados soviéticos durante las décadas siguientes fueron la última modificación de la carabina SKS y el fusil de asalto AK-47.
“Ambos debían convertirse en el arma principal de los soldados soviéticos justo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero al mando militar le gustaba más la idea de armar a sus soldados con las primeras armas totalmente automáticas, con recámara de munición de fusil, que seguir utilizando carabinas”, afirma Vadim Kozulin, profesor de la Academia de Ciencias Militares.
Sin embargo, afirma que el SKS superó al AK-47 durante las pruebas militares de finales de los años 40. Aquí algunas razones de por qué.
La carabina SKS frente al AK-47
El diseño de la SKS parece ser algo intermedio entre los rifles Mosin Nagant y AK-47. Es un rifle de cañón largo con un sencillo cargador desmontable de 10 balas (lo que supuso una importante mejora respecto a los Mosin Nagant del siglo XIX que tenía el ejército soviético) y una munición de nueva creación de 7,62x39 mm.
“El SKS era un rifle semiautomático de nueva era. Era un arma bastante buena y fiable en 1947, ya que los ingenieros habían tenido casi siete años para preparar el arma para las pruebas del ejército", añade Kozulin.
El arma con la nueva munición tenía un alcance efectivo de 300 metros. Era más estable y precisa al disparar en comparación con sus rivales, pero había algunos matices.
También había algunas desventajas del SKS que favorecían al AK-47. En primer lugar, tiene un cargador de 10 balas. La munición se carga manualmente o con un cargador. Obviamente, ambos tipos no cumplían los requisitos de las armas de la nueva era.
“El SKS tiene menos partes que sobresalen, lo que hace menos posible que la suciedad entre en el arma y la lleve a un mal funcionamiento. Además, diez cartuchos en el cargador sirven para cazar, pero no para luchar contra enemigos con armas totalmente automáticas que te disparan a 100-200 metros de distancia”, explica Kozulin.
Vale la pena mencionar que el AK-47 también llevaba el mismo cartucho, pero tenía una gran ventaja sobre el SKS: el cargador desmontable de 30 cartuchos.
“Esta característica lo hacía mucho más potente en comparación con el SKS, a pesar de una serie de contratiempos detectados durante las pruebas militares de finales de los años 40”, afirma Vladímir Onokoi, jefe del Departamento de Cooperación Técnico-Militar del Consorcio Kaláshnikov.
Kaláshnikov era un ingeniero con proyección y muy favorecido por el mando militar. Sus ideas de crear un análogo de fabricación soviética del fusil de asalto alemán StG 44 fueron bien recibidas y se le dio tiempo y recursos para terminar de trabajar en el AK-47 hasta convertirlo en el arma fiable y eficaz que conocemos hoy.
“El principal defecto del AK-47 era la casi total falta de precisión de tiro. También era pesada e incómoda al principio, ya que se creó a toda prisa justo después del final de la Segunda Guerra Mundial. Pero la versión presentada en 1959 no dejaba lugar a dudas sobre la superioridad de un AK sobre todos sus competidores”, explica Onokoi.
Como resultado, el SKS fue adoptado por el ejército y se utilizó principalmente para fines ceremoniales en el Regimiento del Kremlin, así como entre las unidades de frontera y de reserva.
Sin embargo, el SKS era un arma adaptable, fiable y potente que gozaba de la preferencia de los ejércitos extranjeros.
El futuro del SKS
Como el ejército soviético no adoptó el SKS para el ejército de masas, el mando militar acordó compartir la tecnología con China.
El experto señaló que China creó millones de clones de la carabina y los denominó “Tipo 56”. En la década de 1950-60, el arma se adaptaba bien a la doctrina militar maoísta china, que priorizaba los fusiles básicos, los ataques de francotiradores y las emboscadas sobre las escaramuzas directas. El arma era especialmente buena para el ejército chino, ya que permitía a sus soldados viajar con poco peso y con poca munición en los bolsillos.
“El rifle se adapta perfectamente a la guerra de guerrillas. Es más preciso que los fusiles de asalto y más barato que los de francotirador. Es un arma sin pretensiones y fiable que puede usarse para emboscadas incluso en regiones pantanosas y arenosas”, cita Onokoi.
“El arma es muy utilizada por los cazadores en Rusia y EE UU y, al mismo tiempo, se puede ver en manos de militantes en Siria e Irak por las mismas razones”.
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