Dos ‘armas secretas’ de Hitler que sólo puedes ver en el Museo de Blindados de Kúbinka, en Moscú

Ciencia y Tecnología
JAKOB ORÉJOV

Al caer, el Tercer Reich dejó tras de sí diversas muestras de lio avanzado (y desesperado) de sus avances tecnológicos, instigados por Hitler para intentar lograr la victoria final. La URSS se hizo con varios de los ingenios creados por los ingenieros germanos y dos de ellos solo podrás verlos en persona en el museo de tanques más grande del mundo, situado. en el óblast de Moscú

El Museo de Blindados de Kúbinka es un icónico templo para todos los amantes de la tecnología de blindados. Célebre por su colección de vehículos de la Segunda Guerra Mundial (la Gran Guerra Patria) compuesto por unos 300 ejemplares y 70 cedidos al Parque Patriota del que forma parte actualmente. Alrededor de 60 de los ejemplares que expone existen en una sola copia. Entre otros destacan vehículos alemanes como el tanque pesado Panzer VIII ‘Maus’ o la artillería pesada ‘Mörser Gerät’.

Kugelpanzer

La historia de este vehículo es en su mayor parte desconocida, ya que no se encontraron documentos con él y no tenía marcas claras. Lo único que se sabe (en gran medida, por la obra de Robert Dale Arndt Jr.: Strange Vehicles of Pre-War Germany & the Third Reich) de esta arma es se trataba de un tanque esférico de reconocimiento y/o tendido de cables. También sabemos que fue enviado a Japón, al igual que otras armas secretas nazis, y capturado por los soviéticos en 1945, presumiblemente en Manchuria.

Panzer VIII ‘Maus’

El Panzerkampfwagen VIII “Maus” fue un carro de combate superpesado alemán desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial como forma desesperada de enfrentarse a los muy superiores tanques de la URSS. Con un peso de 188 toneladas, no se llegó a producir en masa y tan solo se fabricaron dos prototipos, uno de ellos finalizado en junio de 1944.

Según Thomas L. Jentz en su obra Schwere Panzerkampfwagen Maus and E 100 - development and production from 1942 to 1945. los alemanes, ante el avance de las tropas soviéticas pudieron inutilizar y destruir uno de los tanques, pero el otro fue capturado por la URSS y llevado a Kúbinka, donde hoy puede visitarse.

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