Brian McCoy voló 287 veces en el MiG-21 así que consiguió hacerse una idea bastante completa del aparato. El 4477º Escuadrón de Pruebas de Águilas Rojas de las Fuerzas Aéreas de EE UU, del cual el piloto retirado Brian McCoy, formaba parte, se dedicaba a estudiar el equipamiento militar de los potenciales enemigos (principalmente soviéticos, así como chinos y de otros países), tratando de identificar sus puntos fuertes y débiles para desarrollar las mejores tácticas en un combate real, según cuenta Rossíiskaia Gazeta.
Según el piloto estadounidense Brian McCoy, el MiG-21 era rápido, sencillo y “asombrosamente maniobrable” en combates aéreos simulados contra aviones estadounidenses, así lo declaró en una entrevista a la revista de aviación Hush-Kit.
Aunque al principio el piloto pensaba que era un aparato muy pequeño con una cabina reducida y un panel de instrumentos arcaico.
El piloto estadounidense cree que el principal problema del MiG-21 era su limitado ángulo de visión, que requería constantes maniobras, sólo para mantener al enemigo a la vista, independientemente de la conveniencia táctica de dichas maniobras. Por ejemplo, el ángulo muerto detrás del piloto (debido al asiento eyectable y los elementos estructurales detrás del asiento), según McCoy, se extiende a al menos 40º a cada lado de la cola. El piloto no podía ver las alas ni la cola vertical.
Al mismo tiempo, la aeronave podía ganar altura de forma rápida y pronunciada hasta cualquier nivel deseado y aceleraba rápidamente hasta alcanzar velocidad supersónica. En cuanto a los duelos aéreos, el MiG-21 tenía mayor ventaja en las batallas a baja velocidad, debido a su alta maniobrabilidad.
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