“Ahora la pelota está en la cancha argentina”, declaró el embajador Dmitry Feoktistov en una entrevista a la agencia Télam. El país eslavo tiene la intención de construir tres centrales, según explicó el diplomático.
Las relaciones bilaterales están maduras, afirmó el embajador Dmitry Feoktistov, en la información publicada por Télam. Además, hizo referencia al encuentro que mantuvieron Vladímir Putin y Mauricio Macri el pasado diciembre, cuando se firmaron varios acuerdos en materia nuclear.
“Uno es la construcción de una central nuclear grande, financiada por completo por Rusia, con un sistema que significaría que Rusia podría construir y mantener esa central nuclear, ser la dueña, y vender la energía producida a la Argentina con un precio fijo”, explicó.
“Rusia, entendiendo que su socio estratégico está pasando por un momento económico complejo, ahora está dispuesta a financiar por completo esa central. Esto no implicaría ninguna violación del acuerdo entre Argentina y el FMI, que había prohibido a su país tomar nuevos créditos, porque Rusia vendría con su dinero”. El diplomático estimó que el coste de la obra podría alcanzar los 10.000 millones de dólares.
“Aparte de esta central nuclear grande, ofrecimos la opción de varias centrales de menor potencia, tantas como requiera la Argentina, que producirían menos energía y por ende requerirían una menor inversión. Y el tercer proyecto, que es el más innovador, es la construcción de una central nuclear flotante, que puede ser completamente rusa o en conjunto con Argentina, que también tiene mucha experiencia nuclear”, explicó.
En mayo del año pasado Rusia lanzó la primera central nuclear flotante. Construida por Rosatom, se encuentra en la región autónoma de Chukotka. Con el tiempo terminará en el Ártico, cerca de la ciudad de Pevek, donde suministrará energía a una planta desalinizadora de agua y a plataformas petrolíferas.
Por otro lado, según los expertos, la energía es la esfera con mayores perspectivas en las relaciones bilaterales entre Rusia y Argentina. Las empresas rusas tienen planes en diferentes esferas, desde la exploración y extracción de gas y petróleo hasta la construcción de oleoductos y de refinerías de petróleo, así como en la construcción y modernización de centrales hidroeléctricas y centrales térmicas.
Durante la cumbre del G-20 del pasado diciembre en Buenos Aires Nailia Yákovleva, investigadora principal del Centro de Investigaciones Políticas del Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Rusia, explicó: “La política exterior argentina bajo el presidente Macri ha sido lo más pragmática posible, y ha estado dirigida al crecimiento económico del país. Por eso, a pesar de los pronósticos pesimistas y de la especulación política, los contactos entre Moscú y Buenos Aires no han sufrido cambios significativos. A ambas partes le ha bastado el sentido común para no interrumpir el proceso de construcción de una asociación estratégica, que tuvo lugar durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner y estuvo marcada por la firma de más de 60 documentos bilaterales entre 2007 y 2015”.
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