Por lo general, un accidente cerebrovascular afecta a la parte del cerebro responsable de las funciones motoras del lado izquierdo o del lado derecho del cuerpo. La nueva estructura de juego, desarrollada por científicos rusos, ayuda a otras áreas del cerebro a realizar las funciones de las zonas dañadas.
“El cerebro humano es muy flexible y es capaz de recuperarse sin pasar por las áreas afectadas”, afirma Lev Stankévich, uno de los desarrolladores y profesor asociado de la Universidad Politécnica de San Petersburgo (SPBPU).
La estructura consiste en un electroencefalógrafo, un amplificador EEG inalámbrico y un software: el paciente puede utilizar un ordenador portátil, una tableta o un teléfono inteligente y hacer ejercicios en casa. La rehabilitación dura un tiempo aproximado de dos meses.
Antes de comenzar los ejercicios, un neurólogo y un neurofisiólogo realizan una exploración para conocer el estado de la actividad cerebral del paciente y para recopilar datos sobre su actividad cerebral.
El paciente debe imaginarse que mueve su mano u otra parte del cuerpo, y tratar de hacerlo en realidad. En este momento los científicos registran la actividad superficial del cerebro con un electroencefalógrafo. Los métodos de aprendizaje automático permiten mejorar la rehabilitación.
Según otro de los desarrolladores, Philipp Gundelaj, la principal ventaja de una estructura es su ludificación. Por ejemplo, un paciente puede jugar a un juego, en el que el personaje principal camina por el jardín y recoge fruta.
“Cuanto más correctas sean sus impresiones de los movimientos reales, el personaje podrá recoger más fruta y la rehabilitación motriz será más eficaz”, explica Gundelaj.
El paciente se “atrae” al juego y puede ver el impacto real de sus pensamientos.
En la actualidad se está desarrollando otro juego en la SPBPU, donde el personaje tendrá que disparar contra objetivos. Está previsto aumentar el número de juegos, y que los pacientes puedan elegir el que prefieran.
Los ensayos clínicos del dispositivo comenzarán en julio en el hospital de San Petersburgo.
Los científicos de la Politécnica de San Petersburgo han trabajado en cooperación con iBrain, la compañía de innovación dedicada a la búsqueda de nuevas soluciones para los trastornos de movimiento. Su investigación forma parte de Project 5-100, un programa de apoyo a las principales universidades rusas.
Así han hecho en Rusia un trasplante de cabeza.