La relación entre Rusia y la UE no volverá a ser igual

Dmitri Divin
Cómo se desarrollarán las relaciones entre Europa y Rusia en el futuro. La idea de la Gran Europa ha perdido peso pero ambas partes deberán mantener una cooperación basada en el pragmatismo.

Cada vez se repite más que este año Europa va a eliminar las sanciones a Rusia. Parece que Francia quiere unirse a países como Italia o Austria que están predispuestos a dar este paso. Los expertos empiezan a analizar cómo se desarrollarán entonces las relaciones entre Europa y Moscú.

Desde el punto de visto jurídico, las relaciones entre Europa y Rusia se basan en el Acuerdo de Asociación y Cooperación (AAC) firmado en 1994. Este detallado documento define diferentes aspectos de su colaboración mutua y establece como objetivo alcanzar una “cooperación estratégica” en las relaciones políticas.

La idea de una “Gran Europa”, comunidad que respeta las reglas y los valores comunes establecidos en la UE, representa el fundamento ideológico del AAC. Se suponía (y Moscú también lo vio así en aquel momento) que Rusia tenía que aceptar esta base regulatoria y no pudo participar en la creación de una nueva.

A mediados de la primera década del 2000 se empezó a hablar de la elaboración de un nuevo documento que sustituyese al AAC, cuya validez expiraba en 2007. Se esperaba que este nuevo acuerdo incluyera la reciente experiencia de cooperación y fuera la base para un nuevo acercamiento. Pero en aquel momento la situación política empezó a cambiar.

Tal y como se esperaba, las relaciones entre Europa y Rusia han pasado a otro nivel, pero no porque hayan mejorado sino porque se han deteriorado.

Como consecuencia del empeoramiento de las relaciones políticas a causa de la crisis en Ucrania llegaron las sanciones contra Rusia. Llegó a su fin la época de la “cooperación estratégica”, que ha dejado mal sabor de boca a ambas partes.

Ya no hay vuelta atrás, y resulta difícil imaginar una vuelta al anterior modelo de  relacione incluso si la situación en Ucrania llega a normalizarse (algo muy poco probable). Resumiendo, Rusia ya no quiere formar parte de una Europa común, y Europa se ha cansado de la ampliación y quiere encerrarse en sí misma para resolver las numerosas contradicciones y problemas internos que la atormentan.

¿En qué direcciones puede desarrollarse la actual situación?

La Gran Europa ya no existe y resulta imposible recuperar la “cooperación estratégica” de los años 1990-2000. Después de esta crisis, la colaboración ya no volverá a ser tan amplia como antes, sino que se centrará en determinados sectores. En realidad, Rusia propuso este tipo de colaboración mucho antes del conflicto ucraniano.

Lo más probable es que ya no vuelva a plantearse la cuestión de los “valores comunes”. Rusia los pone en duda y la UE se está enfrentando a la necesidad de revisar su modelo de integración. El problema de los refugiados sirve de catalizador en este proceso.

Una cooperaciónpragmática

En la relación entre la UE y Rusia hay cuestiones prácticas que no pueden ser ignoradas independientemente de la situación política. La cooperación energética (las partes estarán obligadas a cooperar en este sector, como mínimo, un par de décadas más), el flujo de migrantes (que se ha complicado debido a la llegada de refugiados), el desarrollo de territorios limítrofes (cooperación en estos territorios y la necesidad de resolver problemas comunes) son algunas de las cuestiones principales.

Debe haber una cooperación en estos temas, pero no hace falta unir estos asuntos en un programa común. Además, es posible que el fundamento reglamentario de Europa cambie debido a los cambios internos de la UE o tras la firma de la Asociación Transatlántica sobre el Comercio y la Inversión (TTIP) entre la UE y EE UU.

Creación de la “Gran Eurasia”

Parece más adecuado analizar la cuestión del desarrollo económico no dentro de la Gran Europa sino de de la “Gran Eurasia”. Hay una razón incuestionable para ello: China empieza a mirar hacia el Oeste y pretende tender un puente a Europa y al Mediterráneo.

Para construir la “Gran Eurasia”, el formato de la cooperación existente entre Rusia y la UE no sirve de mucho. Hace falta establecer un diálogo en diferentes niveles: la UE debe cooperar con la Unión Económica Euroasiática (UEE); Rusia y la UEE, por su parte, deben colaborar con China. Pekín tiene que desarrollar su relación con la UE y debe haber una cooperación directa entre China, la UE y la UEE.

Precisamente esa última combinación (China – UE – UEE) tiene más sentido que el diálogo que antes mantenían Bruselas y Moscú sobre el espacio económico común y la armonización de reglas.

Probablemente esa colaboración en diferentes niveles permitirá resolver problemas entre los países que se han quedado bloqueados entre los proyectos de integración y se convierten en un campo de batalla o en una carga pesada. Se trata de varias antiguas repúblicas soviéticas que no han podido establecer la base de su futuro desarrollo.

La inseguridad europea

El significado del término “seguridad europea” ha cambiado. Y no se trata tan solo de Ucrania u otros países donde Rusia y la UE/OTAN entran en un conflicto real o imaginario. Se trata de que Europa ha dejado de ser un espacio que tiene una estabilidad asegurada. Por un lado, la UE ya no puede ignorar su política fallida en Oriente Medio. Por otro, los desequilibrios internos de la UE llevan a su desmantelamiento (por ejemplo, parece que la zona Schengen en su estado actual está condenada) y la profundización del conflicto entre los Estados miembros de la Unión.

La zona más inestable se encuentra en el sureste de Europa, en los Balcanes, donde la crisis de la idea europea puede hacer revivir los conflictos del pasado que parecían estar apagados.

En este caso, los refugiados también sirven de catalizador. Europa Central se muestra cada vez más critica con Berlín y exige que resuelva el problema de los refugiados. Además, la inestable situación en los países del Este sumada a la crisis en Europa Central puede provocar una lucha por la “Europa intermedia” que ya tuvo lugar en el sigo XX y provocó dos grandes guerras.

Fiódor Lukiánov es presidente del Consejo de política exterior y de defensa de Rusia.

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