El macizo de Altái se extiende hasta Asia Central y cruza cuatro fronteras estatales: la de Rusia, la de Mongolia, la de China y la de Kazajistán.
Es difícil llegar a las montañas de Altái, pero una vez en ellas nunca querrás abandonar este hermoso lugar.
Ríos intactos, lagos asombrosos y bosques de pinos de Altái ayudan a relajarse a los habitantes de las grandes ciudades.
La región de Altái es una tierra diferente y misteriosa, llena de altas montañas y limpios ríos, además del hogar de gran cantidad de fauna salvaje.
Esta región es perfecta para quienes buscan un lugar tranquilo y limpio para escapar de las ruidosas multitudes y del aire de la ciudad.
Considerada por algunos como la “farmacia” y los “pulmones” de la Tierra, es una de las regiones más limpias y menos contaminadas de Rusia.
Debido a su remota ubicación, la naturaleza de Altái se encuentra en un estado óptimo de preservación.
Las reservas naturales ocupan un 20% del territorio de la república de Altái y en esta zona se hallan 126 monumentos naturales.
En esta región no hay ferrocarriles. Para llegar a las montañas lo primero que hay que hacer es ir hasta Barnaúl, Novosibirsk o Bisk. Desde allí hay que ir en automóvil o furgoneta. Luego solo queda disfrutar.
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