La flota militar de submarinos soviética era la mayor del mundo durante la Segunda Guerra Mundial. Era dos veces mayor a la de Estados Unidos y casi cuatro veces mayor a la de Alemania (la Kriegsmarine). No obstante, las misiones que se le impusieron fueron bastante estrictas. Debido a su situación geográfica, la URSS no podía luchar por la superioridad en los océanos. Únicamente tenía acceso a aguas abiertas en dos regiones, y en la zona cercana al Círculo Polar y en el Extremo Oriente no había posibilidades de desplegar una infraestructura marítima militar lo suficientemente eficaz.
La única opción eran los mares cerrados: el Mar Negro y el mar Báltico. Tras el inicio de la guerra, la armada soviética esperaba poder atacar las comunicaciones marítimas del enemigo que se encontraban en estas regiones. La URSS no podía competir con la potencia de los submarinos alemanes y posibilidad de que Gran Bretaña participara en la guerra con su importante flota fue durante mucho tiempo una incógnita. La decisión de desarrollar la flota de submarinos era la única opción posible: los costes relativamente bajos que requería su construcción permitieron crear una gran fuerza militar capaz de desempeñar un importante papel en los teatros marítimos de la guerra.
Duelos submarinos
Los historiadores contemporáneos han descubierto un hecho curioso pero poco conocido. En el número de submarinos alemanes hundidos, la Armada de la URSS dejó atrás a sus aliados occidentales: cuatro de cada nueve submarinos hundidos de la Kriegsmarine en todos los teatros de operaciones fueron abatidos por submarinos soviéticos. Hubo auténticos duelos marítimos en las frías aguas de los mares del Báltico y de Barents.
La victoria final fue para la Armada de la URSS: cuatro submarinos enemigos abatidos frente a tres soviéticos. El día después del ataque de Alemania contra la URSS, un submarino alemán U-144, aprovechando su superioridad en armamento, envió al fondo del mar a un submarino soviético M-98. Pero un mes y medio más tarde, el U-144 sufrió esa misma suerte. Un submarino soviético de la clase Schuka, desde las costas de Estonia, dejó sin posibilidades de defenderse al capitán alemán gracias a un preciso disparo de sus torpedos.
Dos años después, otro duelo finalizó con la victoria soviética. Un submarino U-639 que se dedicaba a instalar minas en el mar de Barents fue abatido de forma totalmente inesperada para su tripulación por tres torpedos soviéticos.
El armamento submarino de la URSS
Durante los combates los submarinos soviéticos actuaron con gran eficacia y precisión. Los submarinos de la serie Maliutka no podían considerarse precisamente un arma demasiado amenazadora. Para conseguir que fueran compactos y pudieran ser transportados en ferrocarril, se sacrificó no solo la comodidad de la tripulación, algo que podía resultar en cierto modo admisible, sino también su seguridad.
El submarino tenía un solo propulsor, su resistencia no le permitía descender hasta las profundidades óptimas para disputar combates y una tormenta severa podía literalmente partirlo por la mitad. Pero lo más sorprendente es que fueron precisamente los Maliutka los submarinos que mostraron más eficacia durante los años de la guerra. Abatieron más de 60 transportes del enemigo y ocho buques militares. Las habilidades de la tripulación compensaban sus defectos técnicos y le permitieron alcanzar unos resultados impresionantes.
Los submarinos soviéticos del tipo Srédniaia (S) eran toda una novedad para su tiempo. En el lecho marino lleno de minas del Báltico no pudieron desarrollar todo su potencial militar, pero aun así consiguieron unos resultados asombrosos. Por irónico que pueda parecer, los enemigos de los submarinos tipo S eran sus análogos alemanes, aunque los constructores soviéticos reformaron el proyecto inicial y lo adaptaron para el uso de equipos y armamento rusos.
El resultado fue un submarino universal cuyo potencial quedó demostrado por un hecho notable: un submarino de la serie S sufrió durante los años de la guerra cerca de cien ataques con bombas de profundidad y no sufrió ningún daño.
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