Así resistió Sebastopol heroicamente un asedio de ocho meses en la Segunda Guerra Mundial (Fotos)

Historia
BORIS EGOROV
La base principal de la Flota del mar Negro estaba bloqueada desde tierra y resistió dos asaltos de fuerzas enemigas superiores. El tercero, sin embargo, resultó fatal para ella.

“Soldados del Ejército Rojo, valientes y aguerridos marineros de la Flota del mar Negro: ¡ni un paso atrás! Igual que vosotros vencéis al enemigo cerca de Odesa, igual que ellos les están venciendo cerca de Leningrado y Moscú, venced a la vil escoria fascista, aplastad a las brutales hordas hitlerianas. Cumplid vuestro sagrado deber para la Patria”, fue la proclama del Comité de Defensa de la ciudad de Sebastopol el 30 de octubre de 1941.

Ese día, las tropas alemanas alcanzaron los lejanos accesos a Sebastopol, la base principal de la Flota del Mar Negro. Comenzó una larga y difícil defensa de la ciudad, que duró ocho meses.

Al comienzo de la guerra, Sebastopol estaba bien preparada para repeler un ataque desde el aire y el mar, pero carecía de fortificaciones terrestres. Su construcción comenzó en julio, pero en octubre aún no se habían terminado.

Sebastopol fue defendida por marinos de la Flota del mar Negro, a los que se unió el Ejército Primórskaya (costero). Antes había participado en la defensa de Odesa.

El 11º Ejército del general Erich von Manstein, que avanzaba rápidamente por la península de Crimea, junto con sus aliados rumanos, pretendía tomar la ciudad sobre la marcha. El 11 de noviembre comenzó el primer asalto a Sebastopol, completamente aislada por tierra del resto del país.

El enemigo penetró las defensas soviéticas en varias zonas, pero las importantes pérdidas le obligaron a detener la ofensiva hasta diciembre. Los defensores de la ciudad aprovecharon este tiempo para reforzar sus líneas defensivas y reabastecer al Ejército Primórskaya.

En la retaguardia se trabajaba constantemente: se estableció la producción de morteros, se equiparon dos trenes blindados, se construyó y equipó la batería antiaérea flotante “No me toques”, que protegía la ciudad de los ataques aéreos enemigos procedentes del mar.

La Flota del mar Negro y la aviación mantenían continuamente la comunicación entre Sebastopol y el “continente”. Se suministraron alimentos, municiones y refuerzos a la ciudad, se atendió a los heridos y se evacuó a la población civil.

El segundo asalto comenzó el 17 de diciembre. Esta vez, el enemigo estaba mucho mejor preparado y estuvo a punto de abrirse paso hasta la estratégicamente importante Bahía Norte, pero fue rechazado como resultado de un contraataque.

La situación fue salvada por la operación de desembarco de Kerch-Feodosia que comenzó el 26 de diciembre, como resultado de la cual las tropas soviéticas liberaron la parte oriental de Crimea. El peligro ya se cernía sobre el propio 11º Ejército, que tuvo que retirar unidades de las cercanías de Sebastopol y trasladarlas a un nuevo frente.

A pesar de que los defensores de la ciudad se veían superados casi el doble por el número de tropas germano-rumanas, a principios de 1942 hicieron retroceder al enemigo en varias zonas. Sin embargo, en primavera, la situación volvió a complicarse.

El grupo aéreo soviético se había reducido mucho y ya no podía cubrir eficazmente los convoyes de los ataques de la Luftwaffe. Además, la actividad de los torpederos alemanes también había aumentado. Ahora, sólo los buques de guerra bien armados, no los de transporte, podían abrirse paso hasta Sebastopol.

En mayo de 1942, durante la “Operación Caza de la Avutarda”, los alemanes arrollaron a las unidades soviéticas en Crimea oriental. “La pérdida de la península de Kerch puso a nuestras tropas que defendían la región defensiva de Sebastopol en una situación extremadamente difícil. Todas las fuerzas del 11º Ejército alemán se volvieron ahora contra ellas”, escribió  el mariscal Alexander Vasilevski.

A principios del verano de 1942, los alemanes habían acumulado un gran número de piezas de artillería cerca de la ciudad, incluyendo las superpesadas “Gamma” de 420 mm, “Odin” y “Thor” de 600 mm, y el monstruo “Dora”de 800 mm.

“A partir del 1 de junio, los alemanes bombardearon sin interrupción y nos dispararon con cañones pesados las veinticuatro horas del día y, alrededor del 5 de junio, prácticamente no podíamos ver a nuestros ‘halcones de Stalin’ en el aire. El cielo estaba negro por los aviones alemanes”, recordaría el marinero Grigori Zamijovski.

El 7 de junio comenzó el tercer y último asalto a Sebastopol. Se libraron encarnizados combates en todas las zonas clave de la defensa soviética: en la montaña Sapún, en Malájov Kurgán, en la Batería Blindada nº 30 y al pie de los Altos de Mackenzie.

El 26 de junio llegaron a Sebastopol por barco los últimos refuerzos: la 142ª Brigada de Fusileros. A partir de entonces, sólo los aviones y los submarinos pudieron abrirse paso hasta la ciudad.

El 29 de junio, el enemigo ya estaba en el centro de la ciudad. El ejército costero sufrió grandes pérdidas y se estaba quedando sin municiones. El mando decidió que en estas condiciones ya no era posible una resistencia organizada y decidió evacuar.

En la noche del 1 de julio, aviones y submarinos empezaron a evacuar a los activistas del partido y a los altos mandos. Muchos soldados intentaron abandonar la ciudad en embarcaciones improvisadas y fueron destruidos inmediatamente por el fuego enemigo.

El 3 de julio, Sebastopol cayó, aunque miles de combatientes restantes resistieron durante varias semanas más. Los soviéticos perdieron más de 150.000, muertos o capturados, mientras que el ejército germano-rumano perdió unos 60.000 soldados y tuvo otros 240.000 heridos.

Por tomar la base principal de la Flota del mar Negro, que había inmovilizado a grandes fuerzas alemanas durante tanto tiempo, Manstein fue condecorado con el rango de Mariscal de Campo. Las tropas liberadas se dispersaron inmediatamente por todo el frente soviético-alemán.

El Ejército Rojo no regresó a Sebastopol hasta la primavera de 1944.

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