La mayoría de los apartamentos de la Unión Soviética los proporcionaba el Estado según una lista de espera oficial. Normalmente, la gente sólo se ponía a la cola cuando tenía hijos y, antes de eso, vivía con sus padres o en una residencia. La cola de espera podía llegar a ser de 5 o incluso 20 años.
En 1968, unos jóvenes científicos del suburbio moscovita de Koroliov decidieron construir un bloque de apartamentos... para ellos solos. Su idea fue apoyada a nivel gubernamental.
Científicos en una obra
En los años 60, los científicos se trasladaron en masa a Koroliov, donde desarrollaban la cosmonáutica soviética. Como resultado, se enfrentaron a una escasez de viviendas.
A varios empleados de empresas espaciales se les ocurrió la idea de construir un complejo residencial destinado a familias jóvenes. Y donde no sólo habría apartamentos, sino infraestructuras para la vida colectiva. Por ejemplo, guarderías nocturnas, donde los vecinos se turnarían en las guardias; comunidades para discutir libros o trabajos científicos de colegas; clubes deportivos para adolescentes, etc. Las casas debían tener forma de libro abierto con un «inserto» en el centro, donde se ubicarían todas estas zonas. Los obreros tardaron casi cinco años en recorrer todas las instancias y la construcción en sí llevó el mismo tiempo.
¿Cómo se construyó el complejo residencial juvenil?
El Consejo Municipal de Diputados aprobó el complejo residencial y asignó una parcela de terreno para su desarrollo. Debía albergar tres edificios de 16 plantas con 900 apartamentos (calle VLKSM, 2, 4 y 18/6).
A continuación, los entusiastas se pusieron en contacto con el “MNIITEP” (Instituto de Investigación y Diseño de Tipología de Diseño Experimental de Moscú) para elaborar un proyecto de construcción del futuro complejo residencial. Según el acuerdo, los arquitectos debían recibir apartamentos en él.
La propia construcción fue financiada por el Ministerio de Construcción de Maquinaria General de la URSS (coordinaba el trabajo de las empresas espaciales).
La Glavmostrói proporcionó constructores profesionales y el equipamiento necesario, pero puso una condición: los futuros residentes tenían que trabajar ellos mismos en la obra. Ingenieros, cosmonautas y doctores en ciencias fueron liberados del trabajo en sus institutos de investigación espacial durante seis meses y recibieron salarios como constructores. Después, volvían a su trabajo científico y eran sustituidos por otros.
¿Quién recibía los apartamentos?
La asignación de los apartamentos se realizaba por comisiones en las empresas de Koroliov y las listas finales de residentes eran aprobadas por el consejo de coordinación del complejo. Además de quienes construían directamente los edificios, los empleados más valiosos recibían apartamentos. Pero el tamaño de estas viviendas se basaba en los estándares soviéticos.
Así, una familia con un hijo recibía un apartamento de dos habitaciones de unos 50 metros cuadrados; una familia con dos y/o tres hijos, un apartamento de tres habitaciones (unos 75 metros cuadrados). En Koroliov también había apartamentos de una habitación de 35 metros para una pareja sin hijos, así como pequeños apartamentos para solteros. Se distribuyeron entre los candidatos al doctorado.
Como resultado, 900 familias, es decir, más de 3.000 personas, recibieron su vivienda.
Además, el consejo de coordinación se aseguró de que el Estado proporcionara un préstamo de 1.000 rublos para el mobiliario de cada apartamento. Y como los muebles escaseaban, el consejo también consiguió entregas directas de muebles para los nuevos residentes.
El proyecto impresionó a los dirigentes soviéticos al más alto nivel y, antes del colapso de la URSS, se construyeron complejos juveniles de este tipo por todo el país: en Arcángel, Novosibirsk, Naberezhnie Chelní y muchas otras ciudades.
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