Vistas al Puente de la Trinidad en San Petersburgo. Una postal antigua.
Legion MediaDesde el momento de su fundación San Petersburgo ha cambiado de nombre oficialmente en tres ocasiones y además recibió decenas de apodos. Lo empezaron a llamar “Píter” justo después de su fundación, el nombre de “Palmira del Norte” inicialmente surgió como un “regalo” para la emperatriz Catalina II, pero luego se hizo popular y se sigue usando hasta ahora. La historia de otros nombres oficiales y apodos también guarda muchas sorpresas.
El 27 de mayo de 1703 en la isla Záiachi (“isla de los conejos”, literalmente) se fundó una fortaleza que aquel día no recibió ningún nombre oficial. Según documentos históricos, el zar no asistió a su inauguración. El 29 de junio, el día de San Pedro se fundó allí una iglesia y entonces la fortaleza recibió el nombre de su patrón.
La fundación de la fortaleza de San Pedro y San Pablo.
Adolf CarlomagnoEl 30 de junio el zar Pedro el Grande dejó una anotación en la carta que recibió de uno de sus boyardos: “Recibido en los correos de Sankt-Peterburj”. Al día siguiente el zar escribió: “Desde San Piterburj”, y el 7 de julio puso: “Desde la nueva fortaleza de Piterburg”. La confusión con respecto a la ortografía de esta palabra persistió durante más de una decena de años: nadie sabía si debería escribirse con la “e” o con la “i”, con la “j” o con la “g”. Pedro I solía escribir el nombre de la ciudad a la manera holandesa: “Sankt-Piterburj”, lo que se considera el primer nombre oficial. Además, el zar a menudo llamaba la ciudad “Paradiz”.
El principal nombre no oficial de la ciudad apareció poco después de su fundación: “Sankt-Piter-Burj”. “Píter” se menciona por primera vez en la comedia de Denís Fonvizin El menor (1784). A pesar de que este nombre, nacido entre los obreros que construían la ciudad, se considera bastante vulgar, en el siglo XVIII “Píter” aparece en las obras literarias de Radíschev, en las cartas y memorias de los intelectuales de la época.
A principios del siglo XIX este nombre apareció también en las canciones populares. Incluso cuando la ciudad pasó a llamarse Leningrado en 1924, la palabra “Píter” no desapareció. De hecho, Stalin también llamaba la ciudad “Píter”. De este nombre surgió su versión finesa, Pietari.
La versión griega del nombre existía desde el principio. El 16 de julio de 1703 el futuro canciller de Pedro I, Gavriil Golovkin escribió: “Esta ciudad en construcción recibió el nombre de Petropol el día de San Pedro, entonces casi la mitad de la ciudad ya estaba construida”. Esta variante persistió en la poesía del siglo XVIII gracias a la afición masiva a todo lo antiguo.
Palmira (“ciudad de las palmas”, literalmente) es una ciudad en el desierto sirio, cuya prosperidad se vincula con el reinado de la zarina del siglo III, Zenobia Septimia, que proclamó la independencia del Reino de Palmira del Imperio romano. En 744 Palmira fue devastada por los árabes y cerca de las ruinas romanas se formó un pueblo, que sigue existiendo hasta el día de hoy.
Vistas a Strelka de la isla Vasílievski y la fortaleza de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo.
Museo del HermitageEl nombre de “Palmira del Norte” surgió en la época de Catalina II. Entre 1750 y 1751 los británicos James Dawkins y Robert Wood emprendieron la primera expedición a las ruinas de Palmira, olvidada por todos en aquel momento. En 1753 Wood publicó el libro Las ruinas de Palmira, y se lo regaló a la emperatriz rusa con una nota: “Para Catalina II, Zenobia de la Palmira del Norte”. Esta imagen fue acogida bien y la fría ciudad de San Petersburgo se convirtió en la ciudad de las palmas.
El primer cambio de nombre oficial de San Petersburgo tuvo lugar un mes después de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, en un contexto de gran patriotismo y ambiente antialemán. En aquellos días excluyeron a Wagner del repertorio del Teatro Mariinski. Cerraron todos los diarios alemanes y se cambiaron las palabras que parecían alemanas. Incluso asaltaron la embajada y mataron a los camareros del embajador. Las familias alemanas de San Petersburgo cambiaron urgentemente sus apellidos a otros que sonaban más rusos.
No es extraño que los habitantes checos de la ciudad hicieran una solicitud oficial a Nicolás II para cambiar el nombre de la capital: “Resulta oportuno y conveniente recordar la larga lista de líderes y pensadores rusos de los XVIII y XIX que querían quitar el nombre alemán a la capital. Nosotros, los checos, solicitamos a Su Majestad la aprobación de la obligación para utilizar “Petrogrado” como nombre de la capital rusa”.
El 31 de agosto de 1914 por orden del emperador la ciudad se rebautizó.
El asalto al Palacio de Invierno. Fotograma de la película 'Octubre', de Serguéi Eisenstein.
MAMM/MDF/russiainphoto.ruEl 26 de enero de 1924, pocos días después de la muerte de Lenin, el Sóviet de trabajadores, agricultores y del Ejército Rojo escribió una solicitud para cambiar el nombre de la ciudad “a petición de los trabajadores que están de duelo”. La idea surgió de Grigori Zinóviev, presidente del sóviet. Tres días después, Mijaíl Kalinin, uno de los miembros del Comité Ejecutivo Central de la Unión Soviética firmó el decreto por el que la ciudad se llamaría Leningrado.
Durante muchos años los petersburgueses ignoraron el nuevo nombre. El compositor Dmitri Shostakóvich bromeaba y decía que vivía en San Leninburgo. Junto con el híbrido Leninburgo entre la gente surgió otro nombre: “Petrolen”, que hace un juego de palabras con la palabra “gasolina”.
Con los años no desaparecieron los chistes sobre el nuevo nombre de la ciudad. Se decía, por ejemplo: “¿Cuáles son las tres mejores ciudades del mundo?” - “Petrogrado, San Petersburgo y Leningrado". O este otro, “¿Qué quedaría de Leningrado si cayera una bomba atómica?” - “Quedaría Petersburgo”.
Río Moika en San Petersburgo.
SergeyVButorin/Getty ImagesEn el año 1989 la organización “Bandera Rusa” tuvo la iniciativa para volver a poner a la ciudad su nombre histórico. Comenzó una recolección de firmas. Los que se oponían al cambio de nombre crearon, por su parte, un comité espacial. El 12 de junio de 1991, el mismo día de las elecciones presidenciales, se celebró un referéndum en el que los habitantes de la ciudad tuvieron que responder a la pregunta: “¿Desearía usted que el nombre de la ciudad vuelva a ser el originario y se llame ‘San Petersburgo’?”. Con una participación del 64%, un 54% votó a favor del cambio de nombre, por un 42% que lo hizo en contra. El 6 de septiembre la ciudad volvió a llamarse San Petersburgo.
Desde entonces los que no fueron indiferentes al cambio han intentado varias veces cambiar a Leningrado. El nombre soviético “Leningrado, ciudad heroica” se utiliza oficialmente en todos los eventos que tienen que ver con la memoria de la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo que hicieron los nazis.
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