¿Por qué se considera San Petersburgo la capital cultural de Rusia?

Legion Media
Fue la capital de Rusia durante varios siglos. Todavía sigue siendo un lugar especial, admirado y amado en todo el mundo.

San Petersburgo ha ganado durante tres años consecutivos, de 2016 a 2018, el premio internacional World Travel Awards al Mejor Destino Cultural del Mundo. El jurado reconoce la ciudad del Nevá como la capital cultural del mundo, no solo de Rusia.

Los residentes de San Petersburgo son indiferentes al galardón y lo toman como algo que les corresponde. “Lo de capital cultural es la antigua etiqueta dada a San Petersburgo. Y es bueno que la comunidad internacional lo reconozca”, declaró Olga Fedórchenko, directora de la Asociación de Guías e Intérpretes de San Petersburgo, cuando la Organización Mundial del Turismo concedió el primer premio en 2016. De hecho, la ciudad fue declarada capital cultural de Rusia hace solo 20 años.

El bautismo cultural

Fue Borís Yeltsin en 1997 el que se refirió a San Petersburgo la capital cultural de Rusia por primera vez. Hizo esta declaración en el momento del traspaso del quinto canal de la Televisión Central, históricamente asignado a San Petersburgo, al canal Kultura[Cultura] de Moscú. “Debía haberse sentido incómodo y quería decir algo agradable”, observó irónicamente el historiador Lev Lurie. Pero se acuñó la frase, que se convirtió en la marca de la ciudad.

Pero se trata de un título algo inusual: es raro que un país tenga una “capital cultural” separada de la capital propiamente dicha. Por ejemplo, Londres, Roma o París son las capitales de Gran Bretaña, Italia y Francia en todo el sentido de la palabra, incluyendo el número y la calidad de sus teatros, museos, exposiciones y otros atributos de la cultura. Entonces, ¿por qué, en Rusia, San Petersburgo juega en su propia liga?

Legado imperial

Entre 1712 y 1918, San Petersburgo, fundada por Pedro el Grande en 1703, fue la capital de Rusia. Los emperadores de la dinastía Romanov vivían en esta grandiosa ciudad, geográficamente cercana a Europa, y desde aquí gobernaban el país. La ciudad se construyó en un momento en el que Rusia se acabó por transformar en una potencia europea. La ciudad se convirtió en un símbolo del cambio y del giro de Rusia hacia la cultura occidental.

Entre 1712 y 1918, San Petersburgo fue la capital de Rusia.

“San Petersburgo, una de las ciudades más bellas del mundo, debe su excelencia arquitectónica no solo a los arquitectos rusos sino también a los franceses e italianos. Crearon obras maestras completamente intrínsecas a San Petersburgo y se quedaron aquí por el resto de sus vidas”, explica la filóloga Irina Arnold en su ensayo Identidad del pueblo de San Petersburgo.

El San Petersburgo imperial era como un imán para gente llena de talento y ambición de todo el país. La ciudad se benefició del poderoso auge cultural de los siglos XVIII y XIX. “Todos los escritores, poetas, pintores, arquitectos y compositores notables terminaban, tarde o temprano, en la capital”, explica Elena Bobrova, periodista y guía de la compañía turística Peterswalk. “Trabajaron aquí, sufrieron aquí (como Dostoievski, por ejemplo) y disfrutaron aquí de su fama. Monumentos, edificios y placas conmemorativas; todo nos recuerda a personas prominentes en la historia de Rusia”.

Esplendor y decadencia

El siglo XX fue una época difícil para San Petersburgo/Petrogrado/Leningrado. La decisión de los bolcheviques de trasladar la capital a Moscú provocó la marcha de mucha gente creativa. Algunos se fueron a Occidente, mientras que otros siguieron a las nuevas autoridades a Moscú. El sitio de Leningrado por los nazis, que tuvo lugar desde septiembre de 1941 hasta enero de 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, provocó, según diferentes estimaciones, la pérdida de 600.000 a 1,5 millones de personas. Fue un duro golpe. Hasta el final de la era soviética las autoridades trataron a la ciudad con dureza: la censura se desató y los representantes de la intelliguentsia que no apoyaban al régimen tenían un estatus semilegal.

El sitio de Leningrado provocó, según diferentes estimaciones, la pérdida de 600.000 a 1,5 millones de personas.

Incluso en la nueva Rusia, en la que San Petersburgo goza de la condición de capital cultural, la ciudad tiene muchos problemas cotidianos. “¿Qué tenemos además del Hermitage?”, pregunta Yuri Mamin, director de cine de San Petersburgo. “Todas las ciudades tienen sus monumentos, y algunas de ellas pueden ser antiguas, pero no se convierten por eso en capitales culturales”.

Detrás de las fachadas perfectas de San Petersburgo se esconden sombrías callejuelas y vertederos de basura, mientras que los edificios históricos se deterioran y se derrumban.

San Petersburgo sigue siendo la ciudad más europea de Rusia, tanto en términos geográficos como arquitectónicos, pero hay numerosos problemas sobre los que los medios de comunicación siguen escribiendo. El centro de la ciudad está sobrecargado de coches y publicidad y en invierno hay problemas con la limpieza de nieve. Detrás de las fachadas perfectas se esconden sombrías callejuelas y vertederos de basura, mientras que los edificios históricos se deterioran y se derrumban. Por otra parte, es esta combinación de esplendor y decadencia la que crea el espíritu de San Petersburgo del que los lugareños están orgullosos, quizá tanto como del Hermitage o del Teatro Mariinski.

Aquí te contamos todo lo que querías saber sobre San Petersburgo.

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