La gran inundación
Las primeras menciones de inundaciones en Moscú se encuentran en los anales del siglo XV. Una fuerte subida del nivel del agua se describía con la expresión "gran inundación". Las crónicas registraron un flujo de agua sin precedentes y lamentaron: "nunca se había producido una inundación semejante". En otras palabras, nunca había ocurrido antes, y aquí está de nuevo.
Para alejar la amenaza a los habitantes de Moscú con el desbordamiento de los ríos, se decidió construir un sistema de desviación del agua. Lo primero que hicieron fue excavar el río Neglinka desde la torre Borovítskaia del Kremlin hasta el río Moscova. Y luego empezaron a crear estanques y presas artificiales.
Pero no siempre sirvió: en el siglo XVI, debido a las fuertes lluvias, la ciudad se convirtió en Venecia más de una vez. En el otoño de 1551, cuando la nieve ya había caído y los ríos empezaban a cubrirse de hielo, las lluvias elevaron el nivel del agua tanto como solía ocurrir en la crecida de primavera. Y a principios del invierno de 1564, debido a los repentinos y prolongados aguaceros, los moscovitas viajaron en barco durante varias semanas antes de Navidad.
Inundación de Pascua
En la primavera de 1655, en lugar de alegrarse por la brillante fiesta de Pascua, los habitantes de Moscú intentaron salvar sus bienes. La inundación "alimentó" tanto los ríos que se convirtieron en un torrente embravecido, arrasando todo a su paso. Las casas de madera volaron bajo la presión del agua como si fueran juguetes, los árboles arrancados fueron arrastrados. El torrente llegó incluso cerca del Kremlin, erigido sobre una colina: su muro de piedra no resistió y se agrietó desesperadamente, sucumbiendo a los elementos.
En 1702, la Nemétskaia Slobodá (actual zona de la estación de metro Báumanskaia) quedó casi completamente sumergida bajo el agua: el repentino calentamiento hizo que, literalmente de la noche a la mañana, todo el hielo y la nieve se derritieran. De nuevo sólo era posible desplazarse a nado o a caballo, pero con precaución. El agua había subido más de un metro, de modo que en ocasiones los pies de los jinetes quedaban sumergidos en el río crecido.
Las inundaciones, que se producían varias veces al año, causaban graves daños a la ciudad. El Gran Puente de Piedra, bajo las murallas del Kremlin, repleto de tiendas, molinos y tabernas, sufría a menudo las consecuencias. En 1783, en otra inundación, el agua arrasó tres de sus arcos: 11 bancos se desplomaron al agua, los escombros mataron a dos mujeres que lavaban la ropa, a un pescador y a un transeúnte.
Las catástrofes que sufría periódicamente la ciudad obligaron a buscar una solución técnica: cómo desviar el agua y proteger a los ciudadanos. Así apareció el Canal de Desvío de Aguas, que protegió el territorio de Ostózhenka y Yakimanka de las inundaciones.
Jardín bajo el agua
Sin embargo, el río Moscova siguió dando sorpresas desagradables. En 1823, durante dos días, el agua subió casi 8,5 metros e inundó el jardín del Kremlin (Alexándrovski). Los sótanos y las plantas bajas de las casas se inundaron, en las calles volvieron a aparecer barcas en lugar de taxistas con trineos.
La mayor inundación se produjo en 1908, cuando el río Moscova creció 8,9 metros.
El periódico Rússkoie Slovo escribió que "toda la zona entre el Moscova y el canal Vodootvodni presentaba un cuadro original lleno de asombrosa belleza. Era especialmente la imagen del río entre los puentes Moskvoretski y Kámenni.
Por un lado el agua, iluminada por las luces eléctricas, reflejaba ambos puentes muros del Kremlin, por el otro se reflejaban hermosas casas y mansiones del malecón Sofía.
En las murallas del Kremlin el agua salpicaba a un nivel de 2,3 metros, la isla Bolotni, la mayor parte de Zamoskvorechie, Dorogomílovo, Luzhnikí estaban inundadas. En el centro de la ciudad hubo tal acumulación de agua que se tragó las casas bajas.
Para ayudar a los que caían al agua, desde los puentes se bajaban cuerdas con lazos, que se podían agarrar. Los trenes dejaron de circular desde las estaciones de ferrocarril y hubo cortes de electricidad. La ciudad quedó sumida en la oscuridad.
Inundaciones modernas
En el siglo XX, Moscú se inundó varias veces más. En 1926, de nuevo en Semana Santa, Zamoskvorechie y Jamovniki quedaron bajo el agua: el nivel del río subió hasta 7,3 metros y se mantuvo durante varios días.
La última inundación de la ciudad se produjo en 1931, desde entonces el elemento agua ha permanecido bajo control.
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