¿Cómo se hacía la manicura en la URSS?

Historia
ELEONORA GOLDMAN
A finales de la Unión Soviética también se hacían la manicura de vez en cuando las ordeñadoras de a pie, por no hablar de las habitantes de las ciudades. ¿Quieres saber qué colores preferían?

Hoy en día, muchas mujeres rusas ya no pueden imaginar su vida sin una visita al salón de manicura, porque las uñas también son una manera de mostrarse. Sin embargo, incluso en Rusia, este fenómeno no es tan nuevo. Los maestros de la manicura trabajaban aquí desde hace 50, e incluso 100 años.

¿Dónde se hacía la manicura?

En la Unión Soviética no había salones de belleza en nuestro sentido moderno, pero sí peluquerías con mesas de manicura. Y no había menos colas que hoy, porque todo el mundo quería estar guapo en todo momento. Por supuesto, no había muchas herramientas modernas (ahora bajo “manicura rusa” se entiende más a menudo hardware, en lugar de mecánica).

Una manicura realizada por un maestro implicaba varias etapas. Primero se daba forma a las uñas, luego se remojaban las manos en agua jabonosa para ablandar la cutícula. El siguiente paso era la manicura con cortaúñas y tijeras. Si una chica lo deseaba, se le esmaltaban las uñas. Entonces no había lacas de gel, pero sí las lacas más comunes de producción soviética. Y la producción se estableció en los años 30.

¿Qué tipo de lacas había?

Está claro que en la década de 1940, tras el final de la guerra no había para lacas, pero en las próximas décadas, la industria soviética produjo con éxito diferentes tonos. En Internet se pueden encontrar anuncios sobre la venta de lacas soviéticas de hace 50 años, y están bien conservadas. Los barnices más comunes son los producidos en Moscú y Leningrado.

Las lacas de mediados del siglo pasado solían ser de tonos rojizos o cremosos. Pintarse las uñas de colores más oscuros (o incluso negros) era indecente, incluso desafiante. El rosa y el beige eran para el día a día, el rojo para una ocasión especial. Había también lacas de uñas incoloras.

A menudo, los propios maestros mezclaban las lacas y añadían purpurina para conseguir un tono interesante, ya que no siempre había algo que fuera del gusto de la clienta. Además, en los años 70 y 80 estaban de moda los colores nacarados en lugar de los mates.

A finales de los 70, ya habían aparecido en la URSS lacas importadas. Las más conocidas y codiciadas eran las de los fabricantes franceses Lancôme y Estée Lauder, pero también eran apreciados los cosméticos polacos y húngaros, más económicos. Pero aunque las lacas y esmaltes de uñas de los países del bloque socialista estaban ampliamente disponibles, los esmaltes de Europa occidental eran una rareza.

¿Cuánto costaba?

En la época soviética, el coste de los servicios y bienes era prácticamente el mismo en todo el país (salvo en contadas ocasiones). Además, los precios se indicaban directamente en la etiqueta. Por ejemplo, el esmalte de uñas soviético en los años 80 costaba entre 30 y 80 kopeks (según su volumen y fabricante), lo que es comparable al precio de una docena de huevos o un par de barras de pan. La manicura en sí era más barata, sólo 20-40 kopeks (con y sin recubrimiento).

Sin embargo, a pesar del bajo precio de la manicura, no se hacía muy a menudo, sólo se dejaba para las vacaciones. Había largas colas para acudir a los establecimientos.

Muchas personas optaban por sencillos cuidados caseros.

Remedios caseros

Tener un buen set de manicura en casa era algo que se daba por sentado en la época soviética. En la destacada revista femenina Rabótnitsa (y en los libros de ama de casa) se insistía constantemente en la importancia de cuidar las manos. Ante todo, se hacía hincapié en la importancia de una manicura higiénica (también para los hombres). Las uñas debían estar cortas y limpias, sin rebabas ni cortes, y pintarlas o no era cuestión de tiempo y gusto.

Los kits incluían las mismas herramientas que hoy en día, es decir, una variedad de tijeras, pinzas y limas para dar forma a las uñas y retirar las cutículas. A menudo, el kit también incluía pinzas para cejas o herramientas para la pedicura (que, por supuesto, también se hacía). Todo ello se presentaba en estuches rígidos y resultaba muy cómodo de llevar. El coste del set era relativamente alto, de 4 a 8 rublos, y se consideraba un buen regalo. Para los excursionistas se fabricaban herramientas plegables.

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