Muchos países que participaron en la Segunda Guerra Mundial utilizaron trenes blindados en operaciones militares, pero el líder indiscutible entre ellos fue la URSS. En el momento de la invasión de la Wehrmacht, el 22 de junio de 1941, el Ejército Rojo y las tropas del NKVD (que vigilaban la frontera estatal y la retaguardia) disponían de más de seis docenas de "fortalezas sobre ruedas", que actuaban tanto individualmente como en divisiones separadas de 2-3 trenes cada una.
Además de locomotoras blindadas, los trenes blindados podían llevar montadas dos torretas de tanques T-34, así como piezas de artillería y ametralladoras. Por ejemplo, el tren blindado pesado "Stalinets-28" que defendía Leningrado estaba armado con cuatro cañones de 100 mm, cuatro morteros de 120 mm, dos cañones antiaéreos de 76 mm y 24 ametralladoras ligeras "Maxim".
Además de los vagones blindados para el personal, contaba también con una serie de vagones que albergaban el cuartel general, los depósitos de municiones y material, el taller, la cocina, etc. Antes del comienzo de las operaciones de combate solían ser desenganchados y llevados a la retaguardia, a la vía férrea más cercana.
En el transcurso de la guerra, los trenes blindados tuvieron que proporcionar apoyo de fuego a las tropas, acompañar a los escalones militares más importantes, defender estaciones y nudos ferroviarios clave y luchar contra los paracaidistas enemigos. Sin embargo, estas fortalezas sobre ruedas estaban relativamente mal blindadas y eran vulnerables a la artillería y a los vehículos blindados enemigos, y en ausencia de un número adecuado de defensas aéreas, también a la aviación.
El comienzo de la guerra fue una auténtica pesadilla para los trenes blindados soviéticos, que a menudo tenían que cubrir en solitario a las unidades del Ejército Rojo en retirada. Si el enemigo conseguía cortar las vías férreas, el tren blindado estaba condenado: era destruido o volado por su propia tripulación para evitar que cayera en manos enemigas. Los trenes blindados capturados solían ser utilizados por los alemanes.
La URSS perdió 63 trenes blindados entre 1941 y 1942, pero la construcción de nuevas "fortalezas" estaba en pleno apogeo desde los primeros días de la guerra. Los trenes no siempre se construían siguiendo un único estándar: se utilizaba de todo, incluso armas obsoletas de los museos.
Durante la defensa de ciudades como Tallin y Leningrado se demostró la gran eficacia de los trenes blindados. Durante ocho meses Sebastopol fue defendida por el tren blindado Zhelezniakov, al que los alemanes apodaron el "Fantasma verde". Tras sus rápidas salidas, se escondía en un túnel subterráneo, inaccesible a bombas y obuses. Sin embargo, el 26 de junio de 1942, las bóvedas del túnel no pudieron resistir un potente ataque aéreo, y el Zhelezniakov fue enterrado en él junto con la tripulación.
Tras las batallas de Stalingrado y Kursk, la guerra dio un giro radical y el Ejército Rojo se precipitó hacia el oeste. La situación de los trenes blindados también cambió. De desesperados "terroristas suicidas" se convirtieron en un poderoso apoyo para las tropas que avanzaban. En 1943 sólo se perdieron dos trenes, y en 1944 y 1945 no hubo ninguna pérdida.
Tras la liberación del territorio soviético, los trenes blindados participaron en batallas en Europa, convirtiéndose fácilmente a las vías locales. Los trenes blindados antiaéreos especializados, armados con cañones antiaéreos de tiro rápido de 25 mm y 37 mm y ametralladoras antiaéreas DShK de 12,7 mm, demostraron ser excelentes. Cubriendo rápidamente grandes distancias, proporcionaron eficazmente cobertura a las tropas que avanzaban contra la amenaza del cielo mientras los regimientos de artillería antiaérea aún estaban en ruta.
Algunos de los trenes blindados soviéticos más potentes, el "Kozma Minin" y el "Ilyá Muromets" (con blindaje de hasta 45 mm), fueron capaces incluso de llegar a las afueras de Berlín. Incluso antes de estos acontecimientos "Muromets" tuvo la oportunidad de participar en un duelo único de trenes blindados. El 4 de junio de 1944, cerca de la ciudad de Kovel, destruyó a su homólogo alemán, al que en la Unión Soviética se denominaba erróneamente "Adolf Hitler". En realidad, los trenes del Tercer Reich no llevaban ningún nombre.
Durante todo el período de la guerra los trenes blindados soviéticos, entre otras cosas, consiguieron destruir 370 tanques, 712 carros, 344 piezas de artillería y morteros enemigos, y derribar 115 aviones alemanes. Dos trenes blindados del Ejército Rojo y tres trenes blindados de las tropas del NKVD fueron condecorados con la Orden de la Bandera Roja, diez divisiones distintas de trenes blindados recibieron títulos honoríficos. Una de cada cuatro tripulaciones de las "fortalezas sobre ruedas" recibió una condecoración gubernamental.
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