5 cosas que no sabías sobre Borís Godunov, el desafortunado zar ruso

Probablemente el primer zar que estableció lazos entre Rusia y Europa, Godunov fue sin embargo presa de la mala suerte, el hambre y la invasión polaca.

Parece como si una maldición persiguiera la herencia histórica de Borís Godunov. Aunque la mayoría de sus acciones como zar fueron racionales y provechosas para Rusia, su gobierno acabó en desastre y su vida terminó de forma abrupta y trágica. Incluso después de su muerte, la mala suerte le persiguió. Cuando en 1945 se abrió la cripta con los restos del zar Borís y sus familiares, la tumba resultó haber sido expoliada y los huesos y cráneos estaban mezclados y desmenuzados, por lo que los antropólogos no pudieron reconstruir ni siquiera una imagen aproximada de Godunov.

Llegó al poder por ser el ‘oprichnik’ de Iván el Terrible

“Era un hombre alto y corpulento, cuya presencia no podía dejar de recordar la obligada sumisión a su autoridad. De pelo negro, aunque escaso, y rasgos faciales regulares, tenía una mirada firme y un cuerpo fuerte” escribió el comerciante inglés Thomas Smythe, que vio a Godunov en el último año de vida del zar.

Borís Godunov (1552-1605) apareció en la corte de Iván el Terrible en la década de 1570 gracias a su tío Dmitri Godunov. Dimitri sirvió en la corte de Yuri de Uglich (1532-1563), hermano menor de Iván, que probablemente era sordo. Tras la muerte de Yuri, Dmitri se convirtió en uno de los ayudantes más cercanos de Iván y ascendió a su sobrino Borís a oprichnik, miembro del ejército personal de Iván. En 1571, Godunov, de 19 años, fue invitado a la boda de Iván y, en 1575, su hermana Irina se convirtió en la esposa de Fiódor Ioanovitch (1557-1598), el hijo menor de Iván. Después de esto, Borís Godunov adquirió el estatus de boyardo y se convirtió en una de las personas influyentes del Estado.

Gobernó el país como cuñado del zar Fiódor

Reconstrucción facial forense del zar Fiódor Ioannovich. Realizada por M. Guerasimov, 1963.

Mientras vivía Iván el Terrible, Borís se mantuvo hábilmente a su sombra. Pero fue una de las pocas personas que estuvieron presentes en el momento de la muerte de Iván en 1584 y fue quien anunció el triste acontecimiento a la nobleza moscovita desde el Pórtico Rojo del Kremlin de Moscú. Nadie puede decir realmente qué papel había desempeñado Godunov en la muerte de Iván, pero ya en 1585 se convirtió en el único jefe del gobierno ruso y gobernó de hecho en lugar del siguiente zar, Fiódor Ioanovitch.

El zar Fiódor era incapaz de gobernar el país por sí mismo: se le consideraba intelectualmente discapacitado, aunque el historiador Dmitri Volodijin afirma que ése era el disfraz de Fiódor. En cualquier caso, Fiódor cedió voluntariamente las riendas del gobierno a Borís Godunov.

La mayoría de las acciones estatales de Godunov fueron muy exitosas

Tras convertirse en el “gobernante en la sombra” de Rusia, Godunov no se durmió en los laureles, sino que mostró una considerable actividad. En primer lugar, estimuló la construcción de ciudades fortaleza en las fronteras rusas: Voronezh en 1585, Livni y Samara en 1586, Tsaritsin (más tarde famosa como Stalingrado) en 1589, Sarátov en 1590, Bélgorod en 1596. Todas estas fortalezas ayudaron a proteger el continente de las invasiones saqueadoras de las tribus nómadas tártaras del sur de Rusia. En 1604 se fundó Tomsk, en Siberia. Pero Godunov también ordenó mejorar y proteger las ciudades del centro de Rusia.

Por orden de Godunov, se construyó la ciudadela de Smolensk, una de las fortalezas más imponentes de Europa de la época, que debía proteger las tierras moscovitas de los ataques polacos. En Moscú se construyeron dos líneas de fortificaciones: la muralla de 29 torres de Beli Górod (Ciudad Blanca), que rodeaba el centro de la ciudad y se asemejaba a las murallas de la Ciudadela de Smolensk, y el Skorodom, una fortificación de madera de más importancia. Las obras de fortificación fueron muy útiles: en 1591, el kan de Crimea Gazi II Giray (1554-1607) intentó conquistar Moscú, pero su ejército no pudo hacer nada contra la ciudad fuertemente protegida.

La ciudadela de Smolensk

Godunov llevó a cabo una exitosa política exterior. Tras la victoria en la guerra ruso-sueca de 1590-1595, consiguió devolver las tierras que Rusia había cedido a Suecia tras la Guerra de Livonia de 1558-1583, perdidas por Iván el Terrible.

Para sostener las finanzas del Estado, Borís Godunov tuvo que reforzar el régimen de servidumbre de los campesinos rusos: a partir de 1597, los siervos que huían de sus terratenientes y de sus tierras debían ser buscados, atrapados y llevados de vuelta antes de que pasasen cinco años.

Fue el primer zar ruso en establecer fuertes contactos con Europa

En 1598, tras la muerte de Fiódor Ioanovitch, el Zemski Sobor (Asamblea de la Tierra, una especie de parlamento ruso medieval) eligió a Borís Godunov nuevo zar. Durante su breve reinado, Godunov mostró una benevolencia con los extranjeros nunca vista en Rusia. “En cuanto entró el embajador, Borís Fiódorovich salió a su encuentro, le recibió con gran respeto, se inclinó según la costumbre moscovita y le dio la mano”, así se describe la recepción de Niklas von Warkotsch, un enviado austriaco.

Increíble: un zar ruso de pie y caminando hacia un extranjero, ¡incluso dándole la mano! Algo así era impensable bajo Iván el Terrible. Pero, según Isaac Massa (1586-1643), enviado holandés a Moscú, Borís Godunov declaró que “todas las naciones le atraen por igual, que quiere vivir en amistad con todos”. Godunov invitó a mercaderes, médicos e ingenieros extranjeros a ejercer y trabajar en Moscú, les dotó de dinero y lujosos regalos e incluso introdujo espectáculos extranjeros en los palacios del Kremlin. Su hermana Irina quedó maravillada con el sonido de los órganos de tubos y clavicordios traídos por el amigo inglés de Borís, el diplomático Jerome Horsey (1550-1626).

Godunov también estableció relaciones especialmente buenas con Inglaterra - mantuvo correspondencia con Isabel I (1533-1603) e incluso negoció que su hijo, Fiódor, se casara con alguna noble inglesa, pero la muerte de Isabel puso fin a esto.

Su reinado, sin embargo, terminó en un desastre

En 1601, una gran hambruna asoló Rusia. Durante el verano, las lluvias duraron más de 10 semanas, por lo que los cultivos no crecieron y, en otoño, las heladas tempranas acabaron con las cosechas restantes. Al año siguiente, la situación fue la misma. La razón de tan drástico clima fue la erupción del volcán Huaynaputina en el sur de Perú (febrero de 1600) que provocó la formación de nubes de ceniza en la atmósfera terrestre, bloqueando la luz solar. Pero los rusos no lo sabían.

“En Moscú y dentro de sus fronteras comían carne de caballo, perros y gatos y se comían a la gente”, decía la crónica rusa de aquella época. Los terratenientes dejaban libres a sus siervos y los hambrientos iban a robar a los transeúntes por los caminos. Se desataba el caos. En Moscú, Borís Godunov ofrecía dádivas del tesoro del zar, pero el dinero no podía comprar la comida que faltaba. Mientras tanto, el precio del grano almacenado de los años anteriores se multiplicó por cien.

El pueblo empezó a culpar al zar, a los boyardos y a la nobleza. En 1601-1603 se produjo un levantamiento campesino bajo el liderazgo de un campesino llamado Jlopok Kosolap, y aunque fue reprimido por el ejército del zar, los robos y saqueos no cesaron.

En 1604 apareció el falso Dmitri I, un estafador que decía ser Dmitri de Uglich, el último hijo de Iván el Terrible, muerto en 1591 en misteriosas circunstancias. Con un pequeño ejército de sus partidarios polacos y rusos desilusionados que se habían unido a ellos, Dimitri intentó atacar Moscú, pero fue derrotado por el ejército del zar y se vio obligado a retirarse. En medio de toda esta agitación, Borís Godunov murió repentinamente.

El 13 de abril de 1605, Isaac Massa escribió: “Borís estaba muy alegre [...] comió mucho en la cena y estaba más contento de lo que su séquito estaba acostumbrado a ver. Después de cenar, fue a la torre alta, desde donde podía ver todo Moscú y sus alrededores y se cree que allí tomó veneno, pues en cuanto bajó al salón, mandó llamar al Patriarca y a los obispos para que le trajeran una capucha monástica y le tonsuraran inmediatamente, pues se estaba muriendo y en cuanto estas personas hicieron una oración, le tonsuraron y le pusieron la capucha, dejó escapar su último aliento.” Sin embargo, esto no quiere decir que Borís se envenenara a sí mismo, ya que desde 1599-1600 se encontraba mal con frecuencia. Pero, sea cual sea la verdad, tras la muerte de Borís y el posterior asesinato de su heredero, Fiódor Borísovich, el zarato de Moscú cayó en el conocido como ‘Periodo Tumultuoso’.

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