1. Monumento - homenaje a Catalina II
En agosto de 1782 se inauguró un monumento a Pedro el Grande en la plaza del Senado de San Petersburgo. En un lado del pedestal estaba escrito en ruso "A Pedro I, de Catalina Segunda, 1782" y en el otro, la misma frase en latín.
La idea de colocar un monumento al primer emperador ruso se le ocurrió a Catalina II. La princesa alemana era la esposa de Pedro III, nieto de Pedro el Grande. Tomó el poder tras un golpe de Estado y se convirtió en autócrata y emperatriz de toda Rusia. Catalina pasó más de 30 años en el trono, conquistó nuevos territorios y fundó ciudades en todas las partes del gran país. En este sentido, se consideraba la sucesora de Pedro I y su línea política y estatal.
2. Obra de un escultor francés
El célebre escultor francés Etienne Falconet, que trabajó en el monumento, fue recomendado a Catalina II por su amigo el filósofo Denís Diderot. Para hacer un boceto de la estatua ecuestre, Falconet pidió a un comandante de la guardia que colocara su caballo en el pilón durante muchas horas al día, y realizó bocetos. Para trabajar en el monumento, se encargó la construcción de un Palacio de Invierno temporal hecho de madera.
3. Pedro no parece un caudillo, sino un creador
La escultura de Pedro en Rusia se esperaba de otra manera: muchos esperaban que fuera un monumento pomposo con una composición compleja y muchas figuras alegóricas. Sin embargo, Falcone decidió lo contrario. "Mi monumento será sencillo", dijo, limitándose a la figura de Pedro, vestido con ropas sencillas: una toga y un manto romanos (para adaptarse al gusto ascético del emperador). En lugar de una silla de montar, el caballo lleva una piel de oso en el lomo.
Falcone también abandonó la idea de presentar a Pedro como un conquistador y líder militar. "Mucho más alta es la personalidad del creador, del legislador, del benefactor de su país, y eso es lo que tenemos que mostrar a la gente", dijo el escultor. Según su idea, el brazo de Pedro se extiende sobre "el país que estaba recorriendo". Sin embargo, el triunfador militar y el emperador se indican con una corona de laurel en la cabeza de la estatua.
4. La cabeza fue obra de una escultora
La cabeza del Emperador no fue hecha por Falcone. La emperatriz, que participaba activamente en los preparativos, rechazó los tres bocetos realizados por el francés. Sin embargo, la joven Marie-Anne Collot, alumna del escultor, propuso su versión, que la emperatriz aprobó. Se basó en la máscara póstuma del Emperador. Actualmente, en el Museo Ruso de San Petersburgo hay una copia de yeso de la base usada para el monumento.
5. Importancia de la serpiente
El escultor ruso Fiódor Gordéiev creó otro detalle importante, la serpiente, que el caballo pisotea con sus cascos. Esta serpiente simboliza las fuerzas hostiles derrotadas por Pedro (así como los opositores a sus reformas).
Además de su función simbólica y estética, la serpiente tiene un significado técnico muy importante. Una estatua ecuestre de este tamaño simplemente no podía sostenerse sobre sólo dos cascos, por lo que la serpiente es uno de los soportes secretos del monumento.
6. Granito monolítico para el pedestal
Una tarea especialmente difícil fue la de encontrar un bloque de piedra que sirviera como pedestal. La piedra se buscó "por todo el mundo", e incluso se publicó un anuncio sobre la búsqueda en el periódico "Sankt Petersburg védomosti". Un campesino en las afueras de San Petersburgo encontró una roca adecuada.
Sólo el transporte del monolito, que pesaba 2.000 toneladas, a lo largo de una distancia de 7,8 km, llevó medio año. Se construyeron muelles especiales para transportarla de un lado a otro del Golfo de Finlandia, y el barco que se usó para que la piedra fuera transportada a tierra se hundió posteriomente.
7. Más de 10 años de obras
El modelo de yeso estuvo listo y se presentó al público un año después de que Falconet comenzara su trabajo en 1769. Sin embargo, el escultor no pudo fundirlo él mismo. Su ayudante, llegado desde Francia a San Petersburgo no lo consiguió. La primera fundición se realizó en 1775 y no se crearon todos los fragmentos. Tres años más tarde se terminaron las obras de la escultura. Vasili Ekímov supervisó la fundición y el arquitecto profesional Yuri Felten participó en la instalación del monumento.
En 1778, Falcone abandonó Rusia por un conflicto con el secretario personal de Catalina, que supervisaba el proyecto. El escultor se llevó todos los dibujos y bocetos, lo que también impidió la instalación del monumento, que no se completó hasta 1782, y posteriormente su restauración.
8. El jinete no es de latón
El monumento a Pedro el Grande fue fundido en bronce. El famoso apodo “Jinete de latón", lo recibió por el poeta Alexánder Pushkin, que se refirió de esa manera en una historia poética escrita en 1833.
En la obra se habla de la destructiva inundación de Petersburgo, que tuvo lugar en 1824 en la que perece la amada del protagonista. Incapaz de soportar la pena, se vuelve loco. Al pasar junto a Pedro, sentado "en un caballo de bronce", el protagonista, llamado Eugenio, le culpa de la inundación y de haber construido la ciudad "bajo el mar" (y, como su caballo, de haber puesto a toda Rusia en el péndulo). Susurrando palabras maliciosas en su dirección, se aleja corriendo, pero desde entonces le parece que dondequiera que vaya, "el jinete de latón en un caballo sonoro y galopante cabalga tras él".
Lo más probable es que Pushkin necesitara la palabra “latón” sólo para tener la rima correcta. Al fin y al cabo, en otra frase escribe que Pedro "estaba sentado en un caballo de bronce". Sin embargo, la vívida metáfora se fija en la estatua ecuestre.
9. La leyenda dice que el monumento salvó a San Petersburgo
Hay muchos mitos y leyendas en torno a esta escultura. Una de ellas quizá fuera la base para la obra de Pushkin. Durante la guerra entre Rusia y la Francia de Napoleón en 1812, el ejército ruso se encontraba en retirada: existía la amenaza de que los franceses ocuparan San Petersburgo. Alejandro I ordenó entonces que se evacuaran de la ciudad valiosas obras de arte, incluido un monumento a Pedro. Sin embargo, un tal comandante Baturin, según la leyenda, contó a un amigo del zar que había tenido el mismo sueño inquietante. Supuestamente, ve a Pedro a caballo subiendo al palacio de Alejandro y le dice: "¡Mientras yo esté allí, mi ciudad no tiene nada que temer!". Al contarle el sueño al zar, este se niega a retirar el monumento. La ciudad nunca fue ocupada por los franceses.
10. Imagen popular en el arte
El monumento ha sido durante mucho tiempo una marca registrada de San Petersburgo. La imagen extremadamente emotiva y dinámica del Emperador y del caballo ha inspirado a muchos artistas. La imagen del jinete ha aparecido en pinturas, tarjetas postales y sellos, y en monedas conmemorativas. El "Jinete de Bronce" se convirtió en una marca en sí misma: se escribió una popular ópera basada en el poema de Pushkin. La estatua también aparece en otras obras literarias, como en la novela Adolescente de Fiódor Dostoievski: "el jinete de bronce sobre un caballo cazado y de aliento caliente".
La estatua también inspiró al célebre Fabergé. El Huevo de Pascua de Pedro el Grande de 1903 estaba dedicado al 200º aniversario de San Petersburgo y fue encargado por Nicolás II como regalo a su esposa Alexandra Fiódorovna. Si se abre el huevo, el mecanismo levanta un monumento de oro en miniatura.
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